Cocina. Paul Klee
" El color se ha apoderado de mí, ya no tengo necesidad de perseguirlo, sé que se ha apoderado de mí para siempre. El color y yo somos uno. Yo soy un pintor".
Bodegón con cuatro manzanas. . Paul Klee
Manzana. Paul Klee
Su obra es imposible de aclarar, excepto para decir que casi nunca es totalmente abstracta, pero igualmente, nunca verdaderamente realista, con un lenguaje complejo de símbolos y signos:
"El arte no reproduce lo visible, lo hace visible".
Sabemos por su hijo, su mejor biógrafo, que tuvo dos grandes pasiones: la cocina y los gatos.
Las artes culinarias parece que las aprendió en Beatenberg de un cocinero francés del Gran Hotel Wahand, donde acostumbraba a pasar sus vacaciones de joven. Antes de la Primera Guerra Mundial sus cuadros no se vendían mucho, y así mientras Lily, su mujer, mantenía a la familia con sus lecciones de piano, él se ocupaba de las tareas domésticas, entre las que destacaba la preparación de las comidas. ¡Y qué comidas!, a base de cinco o seis platos, con especialidades francesas o italianas: un sinfín de refinados platos que hubieran dado envidia a los mejores artífices de la nouvelle cousine.
Más tarde, en Düsseldorf, inventó para obsequiar a sus amigos una especie de paella de cebada y tomate: El Gerstotto.
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