martes, 20 de noviembre de 2012

La espera

 
 
Psique abriendo la caja de Pandora. John William Waterhouse
 
 
La lectura de este artículo me ha resultado muy enriquecedora:

"Los antiguos poetas no hacían del ser humano un retrato halegüeño, pero, al menos, no tenían más remedio que admirar la capacidad de aguante de este pobre habitante de la tierra. Y cuando la consideraban, comprendían que había sólo un mal al que no habríamos podido resistir y que por eso, con un asomo de piedad, quedó sin escapar de la caja de Pandora: la espera. No la esperanza, el bien de la esperanza, sino la espera, el mal terrible de la espera. O sea el saber a ciencia cierta, desde cualquier punto de la vida, lo que nos aguarda en el porvenir. Si incluso esta desgracia nos hubiera sobrevenido, habríamos, hace mucho, muerto todos.
 
Sólo de la sorpresa vive, pues, la persona: de hallar lo inesperado y tener que afrontarlo ya mismo. Parece que es dura esta situación, pero, en realidad, resulta infinitamente más suave que la que se seguría de eliminar la improvisación maravillosa con la que los sucesos nos llegan. De aquí que los estoicos propusieran que la sabiduría y la virtud consisten en intentar sospechar todos los males que aún nos pueden ocurrir, para irnos ejercitando en la respuesta apropiada, si es que al fin se presentan. Que el ser que aguanta pase a convertirse en invulnerable, en imperturbable aunque lo asalten un tsunami de desgracia o una pleamar de felicidades y buenas suertes. A lo que añadían que tener la oportunidad de volvernos invulnerables es estar en una posicion más elevada, en la escala de los seres, que los viejos dioses míticos: la virtud arduamente conseguida es mucho más sabia (no sólo más meritoria) que la que se posee por naturaleza.

Decían esto porque no les cabía duda de que el hombre debe progresar, o sea, aprender, fortalecerse. Una vida humana que no contenga progreso, enseñanza y virtud, es una vida desperdiciada. Pero no hay modo de progresar más que superando los óbstáculos. La mera facilidad no dice nada interesante o importante a nadie. Sólo llego a sacar de mí la plenitud de mis capacidades, cuando me encuentro con algo que no parece posible vencer, que me niega profunda y enteramente; pero a base de tiempo, sagacidad y empeño, termino por dominarlo [...]
 
Tenemos que aguantar tanto porque sólo de esta manera subimos a la cima de nuestra condición, que no es sino la de dioses, partecitas de Dios, chispas de la divinidad. Sólo sufriendo se aprende, pathei mathos, como se lee en un fragmento de Sófocles. La mera lectura, incluso la mera visión de los combates que los otros libran con los sucesos inesperados de la existencia, no es disciplina bastante. Tienen las cosas que afectarnos directa e individualmente, para que, como han repetido algunos formuladores de teodiceas también recientes y cristianas, la providencia nos dé la oportunidad de esculpir la hermosa estatua de nosotros mismos [...]
 
Migel García-Baró (Universidad Pontificia de Comillas) 
Revista Crítica (Comprender el dolor). Septiembre-octubre 2012






 

Y más adelante, en otro artículo, se añade:

"Para muchos cristianos la figura de la cruz les enseña que el sufrimiento no sólo puede vivirse como prueba de fe en los planos divinos, sino que puede también convertirse en ofrenda por el bien de otros. Más allá de la pregunta por su origen, se vive como una donación amorosa que se espera que produzca bienes a otras personas. Así el sentido desolador del sufrimiento cobra una dimensión nueva y pasa del mudo estrictamnte personal al del cuidado por el otro".
 
José María Pérez- Soba Díez del Corral (Instituto Superior de Pastoral. Universidad de Salamanca.
Revista Crítica (Comprender el dolor). Septiembre-octubre 2012)




 
 

4 comentarios:

  1. Sí, sólo sufriendo se aprende.
    Un beso.

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  2. Muy interesante el artículo, Rosa.

    La vida es una sorpresa y ahí reside su encanto y su misterio. Unas veces sufrimos (estoicamente o no) y otras estamos dichosos de felicidad, pero está claro que si supiésemos a cada momento qué va a pasar se perdería la sal.

    "Aguantar para subir a la cima de nuestra condición" porque además nos hace más humanos, que antes de llegar a sentir la chispa de la divinidad muchos necesitamos llegar a ser simplemente humanos :)

    Abrazos

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    1. Tienes razón, Verónica, me ha encantado lo que dices...

      Un beso.

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