martes, 27 de noviembre de 2012

Plenitud de otoño...

 
 


Ay cuanto tiempo
tierra
sin otoño,
cómo
pudo vivirse!
Ah qué opresiva
náyade
la primavera
con sus escandalosos
pezones
mostrándolos en todos
los árboles del mundo,
y luego
el verano,
trigo,
trigo,
intermitentes
grillos,
cigarras,
sudor desenfrenado.
Entonces
el aire
trae por la mañana
un vapor de planeta.
Desde otra estrella
caen gotas de plata.
Se respira
el cambio
de fronteras,
de la humedad al viento,
del viento a las raíces.
Algo sordo, profundo,
trabaja bajo la tierra
almacenando sueños.
La energía se ovilla,
la cinta
de las fecundaciones
enrolla
sus anillos.



 
Modesto es el otoño
como los leñadores.
Cuesta mucho
sacar todas las hojas
de todos los árboles
de todos los países.
La primavera
las cosió volando
y ahora
hay que dejarlas
caer como si fueran
pájaros amarillos.
No es fácil.
Hace falta tiempo.
Hay que correr por todos
los caminos,
hablar idiomas,
sueco,
portugués,
hablar en lengua roja,
en lengua verde.
Hay que saber
callar en todos
los idiomas
y en todas partes,
siempre
dejar caer,
caer,
dejar caer,
caer,
las hojas.
Difícil
es
ser otoño,
fácil ser primavera.
Encender todo
lo que nació
para ser encendido.



 
Pero apagar el mundo
deslizándolo
como si fuera un aro
de cosas amarillas,
hasta fundir olores,
luz, raíces,
subir vino a las uvas,
acunar con paciencia
la irregular moneda
del árbol en la altura
derramándola luego
en desinteresadas
calles desiertas,
es profesión de manos
varoniles.
Por eso,
otoño,
camarada alfarero,
constructor de planetas,
electricista,
preservador de trigo,
te doy mi mano de hombre
a hombre
y te pido me invites
a salir a caballo,
a trabajar contigo.



 
Siempre quise
ser aprendiz de otoño,
ser pariente pequeño
del laborioso
mecánico de altura,
galopar por la tierra
repartiendo
oro,
inútil oro.
Pero, mañana,
otoño,
te ayudaré a que cobren
hojas de oro
los pobres del camino.
Otoño, buen jinete,
galopemos,
antes que nos ataje
el negro invierno.
Es duro
nuestro largo trabajo.
Vamos
a preparar la tierra
y a enseñarla
a ser madre,
a guardar las semillas
que en su vientre
van a dormir cuidadas
por dos jinetes rojos
que corren por el mundo:
el aprendiz de otoño
y el otoño.
Así de las raíces
oscuras y escondidas
podrán salir bailando
la fragancia
y el velo verde de la primavera.

(Pablo Neruda. Oda al otoño) 

  
Algo sordo, profundo,
trabaja bajo la tierra

almacenando sueños...


 



 La naturaleza, que ahora parece mortecina, en realidad se repliega sobre sí misma para reengendrarse de nuevo, para soñar nuevas y floridas primaveras, algo está germinando...


Así de las raíces
oscuras y escondidas
podrán salir bailando
la fragancia
y el velo verde de la primavera...


 






  

10 comentarios:

  1. Rosa: el oro del otoño es el crisol de muchas primaveras. Hay muchos pintores del color del otoño, pero ninguno tiene la paleta tan variada y completa de nuestro Señor.
    El video que nos dejas es una muestra de ello, cómo me gusta y el poema de Neruda una descripción perfecta.

    Lo curioso es que me encanta el otoño en la Naturaleza, pero la nostalgia se mezcla con el divino color.
    Muchas gracias por este momento de sentimientos.

    Un beso, Rosa

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    1. Gracias, Militos, por compartirlos conmigo, estaba pensando lo mismo...y llegaste...

      Un beso grande.

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  2. ¡Qué bonito! Un disfrute.
    Gracias, Rosa.
    Besos.

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    1. ¡Qué bonito es el otoño!, lo traigo de vez en cuando porque me encanta, me da vida...

      Me alegro de que te guste, son imágenes del bosque encantado de El Faedo.

      Un beso, amiga.

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  3. Me fascina el otoño, Rosa, es un despliegue de fragancias, texturas, sabores, colores, sensaciones...
    Es revivir tras el verano, saber que ya llega la hora de ir hacia dentro y en silencio, compartir, escuchar(nos)y tener la fe de que todo el ciclo seguirá en armonía.

    Te felicito por esta entrada, es bellísima.
    El poema de Neruda es una delicia, las imágenes y músicas que acompañan, perfectas y tus reflexiones, auténticas.

    Besos

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    1. A mí también me fascina, es la estación que más me "reaviva" por dentro, lo siento cada vez más...

      Gracias por venir, Verónica, me ha encantado lo que dices; ya sabes, siempre me gusta tu forma y tu fondo.

      Un beso fuerte.

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  4. MUY Lindo Rosa...La mano del AMADO por aquí ha pasado, dejando su hermosura.
    Un abrazo. Dios te bendiga.

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    1. Un verso "redondo", Marian, lo has dicho todo...¡gracias!

      Un beso fuerte, querida amiga.

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  5. ¡Qué hermosa combinación de texto, imágenes y música!
    Estos versos de Neruda me recuerdan la sabiduría eterna de Dios al diseñar el universo, ta tierra y la vida humana. Las estaciones al igual que nuestro reloj biológico siguen siendo sostenidos por su mano tan amorosa y paterna.

    ¡Gracias Rosita!
    Un gran abrazo querida amiga

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    1. Gracias, Clarissa, me alegro mucho de que te guste. Es verdad, Neruda nos describe y nos descubre toda la riqueza que encierra el otoño.

      Un beso grande también para ti.

      ¡¡¡Feliz fin de semana!!!

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