jueves, 28 de febrero de 2013
miércoles, 27 de febrero de 2013
Ventanas II
Konstantin Korovin. Por la ventana
Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos.
Edvard Münch. Muchacha por la ventana
En todos los claustros, cocinas, estrados y gabinetes de la literatura universal donde viven mujeres existe una ventana fundamental para la narración, de la misma manera que la suele haber también en los cuartos inhóspitos de hotel que pintó Edward Hopper y en las estancias embaldosadas de blanco y negro de los cuadros flamencos. Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos, que no lo ha visto nadie y que acoge a todos los pájaros ateridos y audaces, brindándoles terreno para que hagan su nido en él unos instantes.
Shawn Zents. Mañana de octubre
Mi madre siempre tuvo la costumbre de acercar a la ventana la camilla donde leía o cosía, y aquel punto del cuarto de estar era el ancla, era el centro de la casa. Yo me venía allí con mis cuadernos para hacer los deberes, y desde niña supe que la hora que más le gustaba para fugarse era la del atardecer, esa frontera entre dos luces, cuando ya no se distinguen bien las letras ni el color de los hilos y resulta difícil enhebrar una aguja; supe que cuando abandonaba sobre el regazo la labor o el libro y empezaba a mirar por la ventana, era cuando se iba de viaje. “No encendáis todavía la luz –decía-, que quiero ver atardecer.”
Hans Olaf Heyerdahl. Mujer en la ventana
Yo no me iba, pero casi nunca le hablaba porque sabía que era interrumpirla. Y en aquel silencio que caía con la tarde sobre su labor y mis cuadernos, de tanto envidiarla y de tanto mirarla, aprendí no sé cómo a fugarme yo también. Luego entraba alguien, daba la luz y reaparecían los perfiles cotidianos. “Bueno, habrá que correr las cortinas”, decía ella, como despertando.
John George Brown. Mujer sentada en la ventana
Pero en la sonrisa especial que dulcificaba su expresión se le notaba lo lejos que había estado, lo mucho que había visto. Y daban ganas de arrodillarse a su lado para ayudarle a abrir las maletas, de preguntarle: ¿Qué regalo me traes?
De su ventana a la mía. Carmen Martín Gaite
Steve Hanks. Domingo por la tarde
martes, 26 de febrero de 2013
Educar
Evert Pieters
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.
Gabriel Celaya
Helen Galloway McNicoll
" (...) en cuanto educadores no nos queda más remedio que ser optimistas,¡ay! Y es que la enseñanza presupone el optimismo tal como la natación exige un medio líquido para ejercitarse. Quien no quiera mojarse, debe abandonar la natación; quien sienta repugnancia ante el optimismo, que deje la enseñanza y que no pretenda en pensar en que consiste la educación. Porque educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que le anima, en que hay cosas que pueden ser sabidas y merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. De todas estas creencias optimistas puede uno muy bien descreer en privado, pero en cuanto intenta educar o entender en qué consiste la educación no queda más remedio que aceptarlas. Con verdadero pesimismo puede escribirse contra la educación, pero el optimismo es imprescindible para estudiarla... y para ejercerla. Los pesimistas pueden ser buenos domadores pero no buenos maestros".
El valor de educar. Fernando Savater
Rubem Alves es un educador, teólogo, poeta y escritor brasileño.
domingo, 24 de febrero de 2013
El Santo Rosario I
Como para cada uno, Dios guarda un camino virgen, me permitís que os deje los vídeos que tanto bien me han producido. Lo considero un regalo, desde el 11 de diciembre de 2012, el día de nuestra Señora de Guadalupe; un regalo que me ayudó, y me guía en los pequeños discernimientos cotidianos. Cuando leo algo sobre el Santo Rosario, y ahora aparece frecuentemente porque soy más consciente, tengo las "antenas puestas", y doy gracias a Dios, cada día, por la gracia de descubrirlo. Ha rejuvenecido mi fe y la ha avivado. El Rosario es vida y es renovación.
Piénsalo, medítalo, pruébalo, no es un slogan, es la verdad...
EL ROSARIO te acompaña en las etapas de tu vida. Si tú quieres puedes ayudarte a ser mejor y a renovar el mundo, llevando con tu presencia el vigor siempre nuevo que brota del amor de una Madre, que para salvar al hombre, entregó a su Hijo.
Retazos de la vida del Padre Kolbe, pág 128
Muchas gracias.
Versos de la madre
Friedrich von Amerling. Retrato de la Princesa Marie Franziska de Liechtenstein |
Versos de la madre
Cierra los ojitos,
mi niño de nieve.
Si tú no los cierras,
el sueño no viene.
Arriba, en las nubes,
las estrellas duermen;
y abajo, en el mar,
ya sueñan los peces.
Mi niño travieso,
mi niño no duerme.
Pájaros dormidos,
el viento los mece.
Con sueño, tu sueño
sobre ti se extiende.
Ángel de su guarda,
dime lo que tiene.
Que venga la luna
que a la estrella mece:
que este niño tuyo
lucero parece.
Gloria Fuertes
Las canciones de cuna pertenecen al instinto natural de la maternidad
Brahms "Canción de cuna"
Sophie Gengembre Anderson fue una artista británica nacida en París. Se especializó en el dibujo de niños y mujeres ambientados en un entorno rural y vestidos al modo tradicional. Su obra está estrechamente asociada con el movimiento prerrafaelita.
Steve Hanks. Los ojos de la inocencia |
sábado, 23 de febrero de 2013
Miserere
Durante este santo tiempo rezad o cantad con gran devoción las oraciones más indicadas por la Iglesia: el Miserere, tan lleno de acentos de compunción; el Parce Domine, parce populo tuo...que arranca lágrimas de dolor; el Attende, Domine, que es una súplica doliente. Repetid muchas veces el Stabat Mater a nuestra Señora y recorred con verdadera piedad las estaciones del Via Crucis. Todo ello recoge y eleva, mantiene el espíritu en los saludables sentimientos de dolor y penitencia y nos hace vivir nuestra Cuaresma, para llegar purificadas y limpias al día santo y glorioso de la Resurrección.
María Josefa Segovia. La gracia de hoy, pág 108
El Miserere —también llamado Miserere mei, Deus— es una composición creada por Gregorio Allegri en el siglo XVII durante el mandato del papa Urbano VIII. Se trata de la musicalización del salmo 51, llamado Miserere, del Antiguo Testamento. Se compuso para ser cantado en la capilla Sixtina durante los maitines los miércoles y viernes de Semana Santa. El original se canta en latín.
jueves, 21 de febrero de 2013
Tiempo de conversión y obediencia
San Agustín. Philippe de Champaigne
Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti.
San Agustín
He encontrado esta reflexión a raíz de la frase de san Agustín, que ha estado rondando en mi cabeza desde el inicio de la Cuaresma. La comparto porque no puede ser más clara y quiero que sea mi guía en toda Cuaresma y en mi vida: aceptar la voluntad de Dios.
PROVIDENCIA Y OBEDIENCIA
Dios tiene cuidado de todo y, especialmente, de sus hijos los hombres, pero su providencia no es providencialismo fácil. Es decir, no debemos esperarlo todo de Dios, como si todo dependiera sólo de Él. Debemos orar, sí, como si todo dependiera de Él. Pero, a la vez, debemos esforzarnos y trabajar, como si todo dependiera exclusivamente de nosotros. La providencia de Dios no anula nuestra libertad, sino que la enaltece. A este respecto, decía muy bien san Agustín: Él que te creó sin ti, no te salvará sin ti. Dios no te dará la salvación sin tu colaboración y sin tu voluntad de ser salvado. Él quiere que seas libre en aceptar o rechazar su amor.
Por todo esto, debes tener como norma de vida el Ora et labora de los benedictinos. Orar y trabajar. Confiar en Dios y colaborar de tu parte. ¿Quieres ser profesional? Confía en Dios, pídele la salud y los medios necesarios para estudiar, pero estudia y esfuérzate para conseguir los conocimientos necesarios para que un día llegues a ser un buen profesional.
El plan fundamental de la providencia de Dios es la salvación de todos los hombres. Por consiguiente, nosotros debemos ser sus colaboradores en esta gran tarea. Dios nos guiará en cada momento a través de nuestra conciencia, a través de las normas de la Iglesia y de las leyes civiles (que sean buenas). Quizás se sirva de los consejos de nuestros padres, maestros o superiores y, en este caso, el obedecer es seguir la voluntad de Dios y cumplir nuestra misión [...]
San Agustín entre Cristo y la Virgen. Bartolomé Esteban Murillo |
Alguien ha dicho que obedecer es amar. Pues bien, la mejor manera de amar a Dios es obedecerle. Y la mejor manera de obedecerle a Él, cuando no sabemos claramente su voluntad, es obedecer a las personas constituidas en autoridad; pues, al obedecer las normas y leyes establecidas y a los legítimos superiores, estamos obedeciendo a Dios. Esto quiere decir que la obediencia es un camino seguro que nos propone la providencia de Dios. Lo cual quiere decir que no podemos seguir nuestros impulsos naturales o nuestras propias opiniones, cuando está de por medio la obediencia. Dios da el Espíritu Santo a los que le obedecen (Hech 5, 32). La obediencia es como una autopista espiritual por donde podemos correr mucho más rápidamente que por otros caminos y, sobre todo, con seguridad.
El hacer mortificaciones, obras de caridad, servicios a los hermanos..., son cosas buenas; pero, si las hacemos desobedeciendo, Dios las detestaría y no nos aprovecharían. Por eso, decía san Vicente de Paúl: El bien es un mal, si se hace cuando Dios no quiere. Pongamos un ejemplo. Los papás le prohíben al niño ayunar. Si él ayuna, porque cree que, ayunando, hará más feliz al niño Jesús, se está equivocando. Si alguien va a comulgar contra la orden del confesor, la comunión no será del agrado de Dios ni le aprovechará espiritualmente, por estar desobedeciendo. Si el médico, por nuestro bien, nos prohíbe comer ciertos alimentos, que nos hacen daño, al comerlos desobedecemos también Dios. Si una religiosa quiere dar limosna a los pobres contra la voluntad expresa de la superiora, está desobedeciendo también a Dios. Y lo mismo, si ayuna o se mortifica contra la voluntad de los superiores.
Muchos católicos dicen: Yo creo, yo opino, a mí me parece que la Iglesia se ha equivocado en cuanto a los anticonceptivos o en cuanto al no dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, o en cuanto a la eutanasia o al aborto en situaciones extremas… Si siguen su propia opinión y hacen algo en contra de la doctrina de la Iglesia, están ofendiendo a Dios y pueden estar seguros de que lo que hagan no les hará más felices, sino al contrario, pues la verdadera y auténtica felicidad solamente está en Dios y viene de Dios.
Decía la Madre Teresa de Calcuta: La obediencia es Palabra de Dios. Hay que obedecer para ser santos. La santidad no está en un sentimiento, sino en la obediencia... Créanme, la obediencia es seguro signo de santidad. Pregúntense a Uds. mismas: ¿Soy santa? ¿Cómo sabré si soy santa? Fíjese cómo anda su obediencia... Si la obediencia no va bien en nuestra vida religiosa, no somos más que un número y ninguna de nosotras ha dejado casa, familia, etc., para ser un número .
Obedezcan cordialmente con una obediencia de alma y espíritu. Obedezcan hasta en el más mínimo detalle. ¿En las cosas más pequeñas y más ridículas? También en esas. Yo puedo cometer un error al destinarlas aquí o allá, y después de seis meses a otro lugar. Pero ustedes jamás lo cometerán, obedeciendo .
En resumen, obedecer es la manera más segura de seguir la voluntad de Dios y de no equivocarnos, el mejor modo de cumplir fielmente el plan que Dios tiene en su providencia sobre nosotros desde toda la eternidad.
Fra Angélico. Conversión de san Agustín |
LA VOLUNTAD DE DIOS
Jean Pierre de Caussade (1673-1751), escribió un libro muy famoso titulado El abandono en la divina providencia. En este libro habla de abandonarse confiadamente en la providencia de Dios, cumpliendo en cada momento su santa voluntad.
Dice: Todo lo que sucede en cada momento lleva en sí el sello de la voluntad de Dios… Ninguno de nuestros instantes es pequeño, pues todos llevan en sí un reino de santidad. El momento presente es siempre como un embajador, que manifiesta la voluntad de Dios.
La voluntad de Dios se presenta a cada instante como un mar inmenso que nuestro corazón no puede agotar… En la voluntad divina, escondida y oculta en todo lo que va sucediendo en el momento presente, es donde hallaremos un tesoro que excede infinitamente todos nuestros deseos (p. 49).
La máxima sublime de la espiritualidad es este abandono puro y entero a la voluntad de Dios, para ocuparse enteramente en amarle y obedecerle, apartando temores y reflexiones como también inquietudes, producidas por el cuidado de la salvación o de la propia perfección. Puesto que Dios se nos ofrece a arreglar nuestros asuntos, dejémosle hacer y no nos ocupemos más que de Él mismo y de sus cosas (p. 22).
Todas las criaturas viven en la mano de Dios. Los sentidos no ven otra cosa que la acción de la criatura, pero la fe cree en la acción divina y la ve en todo… La acción de las criaturas es un velo que cubre los profundos misterios de la acción divina… Pero todo lo que sucede en nosotros, alrededor de nosotros, envuelve y encubre la acción divina invisible. Muchas veces, nos sorprende y, cuando reconocemos se presencia, desaparece. Pero, si viésemos a través del velo, si estuviésemos más vigilantes y atentos, Dios se nos revelaría sin cesar y nosotros gozaríamos de su acción en todo lo que nos sucede. Entonces, en cada instante y circunstancia, diríamos: Es el Señor (p. 63).
Por tanto, está claro que el momento presente siempre tiene un mensaje de Dios y es un embajador de Dios. Juan XXIII decía: Debo hacer cada cosa bien hecha, rezar cada oración, cumplir aquel punto del reglamento, como si no tuviera otra cosa que hacer, como si el Señor me hubiera puesto en el mundo sólo para hacer bien aquella acción y mi santificación y mi eternidad dependiera del éxito de ella, sin pensar en las cosas de antes o en las que vendrán .
El cardenal vietnamita Nguyen Van Thuan, que estuvo 12 años prisionero de los comunistas de su país, aprendió a ver la voluntad de Dios en cada momento y hacer todas las cosas con amor. Decía: Tengo miedo de perder un segundo viviendo sin sentido… Cada conversación telefónica, cada decisión que tomo es la cosa más bella de mi vida y debo reservar para los demás todo mi amor y mi sonrisa… Por eso, para ti el momento más bello debe ser el momento presente. Vívelo en la plenitud del amor de Dios. Tu vida es maravillosamente bella, si es como un cristal formado por millones de esos momentos .
Sin embargo, a veces, la voluntad de Dios se manifiesta en acontecimientos adversos y dolorosos. En esos momentos, podemos decir: Dios lo ha querido así. Y decir con amor: Señor, haz de mí y de todas mis cosas lo que te agrade. Que se cumpla tu santa voluntad. Si los serafines comprendieran que la voluntad de Dios era el que se ocuparan por toda la eternidad en amontonar las arenas de las playas y en arrancar las hierbas de los jardines, lo harían de buena gana y con el mayor placer. Y, si tú comprendes que la voluntad de Dios para ti es cocinar todos los días o limpiar la casa o vender caramelos… hazlo con toda alegría, porque así te santificarás mejor que con cualquier otra cosa, aparentemente mejor.
San Agustín. Pedro Pablo Rubens |
Decía san Agustín: La voluntad de Dios es que estés sano, algunas veces; otras, que estés enfermo. Si la voluntad de Dios es dulce para ti, cuando estás sano, y amarga cuando estás enfermo, no eres de corazón perfecto. ¿Por qué? Porque no quieres encauzar tu voluntad a la voluntad de Dios, sino que pretendes torcer la de Dios a la tuya .
San Juan de Ávila le decía a un sacerdote enfermo: Amigo mío, no examinéis lo que haríais estando sano, sino contentaos con ser un buen enfermo todo el tiempo que Dios quiera. Si es su voluntad lo que buscáis, ¿qué os importa estar sano o enfermo?.
Y san Francisco de Sales: Obedezcan, tomen las medicinas y alimentos y otros remedios por amor de Dios... Deseen curar para servirle, pero no rehúsen estar enfermos para obedecerle: y dispónganse a morir, si así le place, para alabarle y gozar de Él... Humíllense de buena gana ante aquellos actos que externamente son menos dignos, cuando sepan que Dios los quiere, porque no tiene importancia que los actos que hacemos sean grandes o pequeños, con tal que se cumpla la voluntad de Dios. Aspiren a menudo a la unión de su voluntad con la de nuestro Señor .
¿Qué quiere decir esto? Que cuando nos sucedan cosas adversas, debemos aceptarlas con amor, como venidas de parte de nuestro Padre Dios. Debemos aceptar las cosas que no dependen de nosotros como el calor, frío, lluvia o escasez. No digamos: ¡Qué calor tan insoportable!, ¡qué desgracia!, ¡qué tiempo tan malo!, pues indicaría que estamos en contra de lo que Dios ha permitido y querido para nosotros. De la misma manera, debemos aceptar resignadamente las enfermedades y hacer uso de los remedios convenientes para curarnos; pero, si no dan resultado, aceptemos los sufrimientos como voluntad de Dios.
Dios está por encima de las causas segundas o de la imprudencia del médico o de otras personas, y Dios lo permite todo por nuestro bien. Job dice:Dios me lo dio, Dios me lo quitó... No dice: Dios me lo dio y el diablo me lo quitó. Todo se hace como agrada a Dios y no al demonio. En todas las cosas hay que remontarse a Dios. Y así evitaremos tanta desesperación o incomprensión.
Jamás pongamos en duda el cuidado amoroso de Dios sobre todo lo que nos sucede. Es como un padre bueno que está pendiente en cada instante de todo lo que nos pasa o de lo que nos pudiera suceder.
San Agustín en su estudio de trabajo. Sandro Boticcelli |
Practiquemos la conformidad con la voluntad de Dios en las pequeñas cosas de cada día: la molestia de un perro que ladra; de la luz, que se apaga; de un olvido que nos incomoda, de una mosca inoportuna; del vestido que se rompe o se ensucia... Unamos nuestra voluntad a la de Dios y digamos como Jesús: Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Algo parecido podemos decir de las desolaciones espirituales. San Juan de la Cruz ha descrito de manera conmovedora los horrores de las noches en las que el alma angustiada parece caminar sola y a tientas, como abandonada de Dios. ¡Cuánta necesidad tiene el alma de confianza en esos momentos y de esperar contra toda esperanza! Si el alma se angustia o se desespera o se inquieta demasiado, impedirá la acción purificadora de Dios, divino cirujano, que quiere cortar todo lo que nos ata al mundo. Cuando nuestra alma parezca más seca que un desierto y no sintamos la presencia ni el amor de Dios, aceptemos su voluntad, porque no puede haber mejor cosa para nosotros que aceptarla.
La más alta perfección consiste en permanecer unidos a la santísima voluntad de Dios. La suma perfección no está en regalos interiores ni en grandes arrobamientos ni en visiones ni en espíritu de profecía, sino en estar nuestra voluntad tan conforme con la de Dios que ninguna cosa entendamos que quiere, que no la queramos con toda nuestra voluntad .
Un alma dispuesta siempre a hacer la voluntad de Dios es como un licor que no teniendo forma propia, adopta la del vaso que lo contiene. Si lo ponemos en cien vasos diferentes, tomará las diferentes formas sin quejarse. Así el alma, es como una bola de cera que se deja moldear a gusto del obrero o como un papel en blanco en el que Dios puede escribir a su gusto.
Y debemos aceptar la voluntad de Dios, incluso en cosas en que no quisiéramos estar de acuerdo. Por ejemplo, en el grado de santidad que Dios quiera para nosotros, aunque nos gustaría otro grado más alto; o en el puesto a ocupar en la sociedad o en la comunidad religiosa. Y lo mismo podemos decir en lo referente al día de nuestra muerte, aunque quisiéramos vivir más años, o al modo de morir. Y así en todas las cosas de la vida. Dejar que Dios realice sus planes en nuestra vida y no imponerle nuestros planes o lo que creemos que sería mejor para nosotros.
Un ejemplo. Un día santa Gertrudis, subiendo a una colina, se resbaló y cayó varios metros hacia abajo. Cuando la rescataron sus compañeras, le preguntaron si había tenido miedo a morir sin sacramentos. La santa les respondió: Mucho deseo morir con sacramentos, pero prefiero morir, haciendo la voluntad de Dios. Otro día, estaba pidiendo la curación de una amiga y Jesús le dijo: Tú me pones en un aprieto, implorándome la curación de tu amiga. Yo mismo le he enviado esta enfermedad y ella la acepta con admirable sumisión a mi voluntad. La estoy preparando para un cielo más hermoso por toda la eternidad .
Incluso, puede ocurrir que Dios permita ciertos males aparentes para nuestro bien. Veamos el caso de san Agustín. Santa Mónica, su madre, se oponía a su partida para Italia, temiendo, como buena madre, que allí podía perderse en su cuerpo y en su alma. Pero Dios lo esperaba en Italia para convertirlo por medio de san Ambrosio.
Ary Scheffe. San Agustín y su madre Mónica |
La plegaria cotidiana de santa Mónica era que su hijo se convirtiera y Dios la escuchó; aunque aquellos días previos a su partida a Italia, ella le pedía que no se fuera, y Dios atendió su primera plegaria y no la segunda. Dice san Agustín en el libro de las Confesiones: Apenas logré convencerla de que aquella noche se quedara en un lugar cercano a nuestra nave, donde había una capilla. Y aquella misma noche me escapé a escondidas y ella se quedó en tierra rezando y llorando. ¿Qué era lo que te pedía, Dios mío, con tantas lágrimas, sino que me impidieras zarpar? Pero, en tus elevados designios y escuchando en el fondo su deseo, desestimaste su demanda de momento para hacer de mí aquello que constituía el objeto continuo de sus plegarias" (Conf V, 8,15). Por eso, dice muy bien: Dios es tan bueno que, a veces, no nos da lo que queremos, sino lo que deberíamos querer.
Cuenta Cesareo, prior de Heisterbach, que cierto hermano cisterciense, Aniano de Eberbach, si bien en lo exterior no se diferenciaba de los demás, sin embargo, había llegado a tal grado de santidad que con sólo el contacto de sus vestidos curaba a los enfermos. Maravillado de esto su superior, un día le preguntó cómo obraba tales milagros. Respondió que también él se maravillaba y que no sabía el porqué. Pero ¿qué devociones practicáis?, le dijo el abad. El buen religioso contestó que él nada o muy poco hacía, pero que siempre había tenido gran cuidado de querer únicamente aquello que Dios quería…
Ni la prosperidad, dijo, me levanta, ni la adversidad me abate. Todas mis oraciones tienden a este fin: que su voluntad se cumpla perfectamente en mí.
- Y de los daños, repuso el superior, que el otro día nos ocasionó nuestro enemigo, quitándonos el sustento, dando fuego a la hacienda, donde estaban nuestros cereales y ganados, ¿no sentís ningún resentimiento?
- No, padre mío, respondió él, al contrario, di gracias a Dios por ello, sabiendo que Dios todo lo hace o permite para su gloria y para nuestro mayor bien y así vivo siempre contento por todo lo que sucede.
Después de oír esto, el abad, viendo en aquella alma tanta conformidad con la voluntad divina, ya no se asombró de que hiciera milagros tan grandes .
Una religiosa escribió su aventura de fe así: Un día después de haber visitado al médico, me comunicaron que tenía lepra. Yo traté de estar tranquila, pero algo por dentro me intranquilizaba. No sabía qué sería de mi futuro. La Madre superiora, al otro día, me habló y me llevó a un leprosorio para quedarme a vivir allí. Todos los enfermos que encontré estaban prácticamente abandonados de sus amigos y familiares. Solamente unas religiosas los cuidaban con algunos médicos y enfermeras. El día de mi llegada pregunté a qué hora era la misa. La hermana me respondió con evasivas y comprendí que tampoco tendría la oportunidad de asistir a la misa diariamente.
Cuando vienen algunas de mis hermanas de comunidad a visitarme, quisiera abrazarlas y sentir el calor de su amistad, pero nos separa una barrera: la lepra. Y ello me obliga a mantener una respetuosa distancia. Yo le pido al Señor la gracia de poder morir en mi convento entre los brazos de mis hermanas. Pero, si el Señor lo quiere así, acepto el sacrificio de morir leprosa, en este lugar. Que sea hecha su santa voluntad, lo ofreceré como un martirio del corazón por la salvación de mis hermanos .
En resumen, la santidad consiste en amar a Dios hasta el punto de aceptar sin condiciones en todo momento su santa voluntad. Juan XXIII decía: Mi verdadera grandeza consiste en hacer totalmente y con perfección la voluntad de Dios .
- Y de los daños, repuso el superior, que el otro día nos ocasionó nuestro enemigo, quitándonos el sustento, dando fuego a la hacienda, donde estaban nuestros cereales y ganados, ¿no sentís ningún resentimiento?
- No, padre mío, respondió él, al contrario, di gracias a Dios por ello, sabiendo que Dios todo lo hace o permite para su gloria y para nuestro mayor bien y así vivo siempre contento por todo lo que sucede.
Después de oír esto, el abad, viendo en aquella alma tanta conformidad con la voluntad divina, ya no se asombró de que hiciera milagros tan grandes .
Una religiosa escribió su aventura de fe así: Un día después de haber visitado al médico, me comunicaron que tenía lepra. Yo traté de estar tranquila, pero algo por dentro me intranquilizaba. No sabía qué sería de mi futuro. La Madre superiora, al otro día, me habló y me llevó a un leprosorio para quedarme a vivir allí. Todos los enfermos que encontré estaban prácticamente abandonados de sus amigos y familiares. Solamente unas religiosas los cuidaban con algunos médicos y enfermeras. El día de mi llegada pregunté a qué hora era la misa. La hermana me respondió con evasivas y comprendí que tampoco tendría la oportunidad de asistir a la misa diariamente.
Cuando vienen algunas de mis hermanas de comunidad a visitarme, quisiera abrazarlas y sentir el calor de su amistad, pero nos separa una barrera: la lepra. Y ello me obliga a mantener una respetuosa distancia. Yo le pido al Señor la gracia de poder morir en mi convento entre los brazos de mis hermanas. Pero, si el Señor lo quiere así, acepto el sacrificio de morir leprosa, en este lugar. Que sea hecha su santa voluntad, lo ofreceré como un martirio del corazón por la salvación de mis hermanos .
En resumen, la santidad consiste en amar a Dios hasta el punto de aceptar sin condiciones en todo momento su santa voluntad. Juan XXIII decía: Mi verdadera grandeza consiste en hacer totalmente y con perfección la voluntad de Dios .
martes, 19 de febrero de 2013
Serenidad
Hoy he nacido
¡Hoy he nacido!
El mundo es nuevo para mí; la luz
esta que miro,
hiere, sin duda, por vez primera
mis ojos límpidos;
la lluvia que hoy desfleca sus cristales
es mi bautismo.
un vivir nítido.
Ayer, ya se perdió: ¿fui malo?, ¿bueno?
...Venga el olvido,
y quede sólo, de ese ayer, la esencia,
el oro íntimo
de lo que amé y sufrí mientras marchaba
por el camino.
será propicio,
y la esencial razón de mi existencia,
mi decidido
afán, volcar la dicha sobre el mundo,
verter el vino
de la bondad sobre las bocas ávidas
en redor mío.
su regocijo
mi regocijo, su soñar mi ensueño;
mi cristalino
llanto, el que tiemble en los ajenos, párpados;
y mis latidos,
los latidos de cuantos corazones
palpiten en los orbes infinitos.
Cada día que pase, has de decirte:
¡Hoy he nacido!
Amado Nervo
La galera sombría
la galera sombría que te trae las penas,
ten paciencia y aguarda: la paciencia es el eje
moral y el gran secreto de las almas serenas.
el arte es una larga paciencia (¿y el amor?)...
La santidad más alta, la más profunda ciencia,
de una maravillosa paciencia son la flor.
¿Sabes tú si las perlas de la santa alegría
con que sueñas, anidan en las heces del vino?
Bebe, pues, todo el cáliz... No hay bonanza tardía,
ni existencia que acabe sin cumplir su destino.
Amado Nervo
Éxtasis
Cada rosa gentil ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida...
¡Nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!
Años ha que contemplo las estrellas,
en las diáfanas noches españolas,
y las encuentro cada vez más bellas.
¡Años ha que en el mar, conmigo a solas,
de las olas escucho las querellas,
y aun me pasma el prodigio de las olas!
Cada vez hallo a la naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa.
Para mí, en rededor, todo es belleza;
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza,
que la boca del niño cuando canta.
Quiero ser inmortal, con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
con que nos brinda la creación inmensa
porque cada lucero me reclama,
diciéndome al brillar: ¡Aquí se piensa
también, aquí se lucha, aquí se ama!
Amado Nervo
Enrico Toselli - Serenada “Rimpianto” op. 6 nº 1
lunes, 18 de febrero de 2013
sábado, 16 de febrero de 2013
A la sombra de una sombrilla
Arthur Hacker. En peligro.
Karl Albert Buehr. Chica pelirroja con parasol
Richard Edward Miller. Mujer con sombrilla.
Jeffrey T. Larson. Historia de playa |
Claude Monet. Mujer con sombrilla
Mazurca de las sombrillas
Zarzuela: Luisa Fernanda
jueves, 14 de febrero de 2013
Será porque te amo...
De pronto canto,
será porque te amo,
y siento el viento,
que pasa por tus manos,
todo es distinto,
cuando te estoy mirando,
no me comprendo
será porque te amo.
Canto a tu ritmo
en pleno mes de enero
es primavera
será porque te amo...
Vuela que vuela y verás
que no es difícil volar...
vuela que vuela y veré,
al mundo loco de atar,
si canto, canto por ti,
por un amor que aparece,
que nace y que crece,
dentro y fuera de mi.
martes, 12 de febrero de 2013
El vuelo
El mundo es una esfera de cristal,
el hombre anda perdido si no vuela:
no puede comprender la transparencia.
El Vuelo
El alto vuelo sigo
con mis manos:
honor del cielo, el pájaro
atraviesa
la transparencia, sin manchar el día.
Cruza el oeste palpitando y sube
por cada grada hasta el desnudo azul:
todo el cielo es su torre
y limpia el mundo con su movimiento.
Aunque el ave violenta
busque sangre en la rosa del espacio
aquí está su estructura:
flecha y flor es el pájaro en su vuelo
y en la luz se reúnen
sus alas con el aire y la pureza.
¡Oh plumas destinadas
no al árbol, ni a la hierba, ni al combate,
ni a la atroz superficie,
ni al taller sudoroso,
sino a la dirección y a la conquista
de un fruto transparente!
El baile de la altura
con los trajes nevados
de la gaviota, del petrel, celebro,
como si yo estuviera
perpetuamente entre los invitados:
tomo parte
en la velocidad y en el reposo,
en la pausa y la prisa de la nieve.
Y lo que vuela en mí se manifiesta
en la ecuación errante de sus alas.
¡Oh viento junto al férreo
vuelo del cóndor negro, por la bruma!
Silbante viento que traspuso el héroe
y su degolladora cimitarra:
tú guardas el contacto
del duro vuelo como una armadura
y en el cielo repites su amenaza
hasta que todo vuelve a ser azul.
Vuelo de la saeta
que es la misión de cada golondrina,
vuelo del ruiseñor con su sonata
y de la cacatúa y su atavío!
El alto vuelo sigo
con mis manos:
honor del cielo, el pájaro
atraviesa
la transparencia, sin manchar el día.
Cruza el oeste palpitando y sube
por cada grada hasta el desnudo azul:
todo el cielo es su torre
y limpia el mundo con su movimiento.
Aunque el ave violenta
busque sangre en la rosa del espacio
aquí está su estructura:
flecha y flor es el pájaro en su vuelo
y en la luz se reúnen
sus alas con el aire y la pureza.
¡Oh plumas destinadas
no al árbol, ni a la hierba, ni al combate,
ni a la atroz superficie,
ni al taller sudoroso,
sino a la dirección y a la conquista
de un fruto transparente!
El baile de la altura
con los trajes nevados
de la gaviota, del petrel, celebro,
como si yo estuviera
perpetuamente entre los invitados:
tomo parte
en la velocidad y en el reposo,
en la pausa y la prisa de la nieve.
Y lo que vuela en mí se manifiesta
en la ecuación errante de sus alas.
¡Oh viento junto al férreo
vuelo del cóndor negro, por la bruma!
Silbante viento que traspuso el héroe
y su degolladora cimitarra:
tú guardas el contacto
del duro vuelo como una armadura
y en el cielo repites su amenaza
hasta que todo vuelve a ser azul.
Vuelo de la saeta
que es la misión de cada golondrina,
vuelo del ruiseñor con su sonata
y de la cacatúa y su atavío!
Vuelan en un cristal los colibríes
conmoviendo esmeraldas encendidas
y la perdiz sacude
el alma verde
de la menta volando en el rocío.
Yo que aprendí a volar, con cada vuelo
de profesores puros
en el bosque, en el mar, en las quebradas,
de espaldas en la arena
o en los sueños.
me quedé aquí, amarrado
a las raíces,
a la madre magnética, a la tierra,
mintiéndome a mí mismo
y volando
solo dentro de mí,
solo y a oscuras.
Muere la planta y otra vez se entierra,
vuelven los pies del hombre al territorio,
sólo las alas huyen de la muerte.
El mundo es una esfera de cristal,
el hombre anda perdido si no vuela:
no puede comprender la transparencia.
Por eso yo profeso
la claridad que nunca se detuvo
y aprendí de las aves
la sedienta esperanza,
la certidumbre y la verdad del vuelo.
Pablo Neruda
¡Felices y hermosos días para todos!
Dedicado a todas las personas que me enseñaron y me enseñan a volar, o en algún momento me prestaron sus alas.
Este hermoso poema lo encontré en el blog Con Claridad. Gracias.
Santo Padre, gracias
Miguel Ángel. Capilla Sixtina
"El arte es también un camino para llegar a Dios. Es como una puerta abierta hacia el infinito, hacia una
belleza y una verdad que van más allá de lo cotidiano. Y una obra de arte puede
abrir los ojos de las mentes y del corazón, impulsándonos hacia lo alto".
La luz de Dios ilumina los frescos de Miguel Ángel y toda la Capilla Sixtina. "Esa luz que con su poder vence el caos y la oscuridad para donar vida". Dijo Benedicto XVI, contemplando la bóveda pintada por el gran artista
"El hombre y la mujer que forman una familia debe ser protegida por el Estado, que también debe proteger la vida de los no nacidos. Por eso la Iglesia se opone a todas las formas de acabar con la vida".
"La vida es sagrada e inviolable desde la concepción".
"Recitemos el Rosario".
"Sufrir con el otro, por los otros, sufrir por amor de la verdad y de la
justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que
ama realmente, son elementos fundamentales de la humanidad, cuya pérdida
destruiría al hombre mismo" .
JMJ. Madrid. Viacrucis. Agosto 2011
VII estación de Penitencia. "Nuestro Padre Jesús Nazareno"
Cofradía Dulce Nombre de Jesús Nazareno. León.
En este Viacrucis descubrí y me caló la mirada del Papa; profunda, humilde, llena de amor, acuosa, muchas veces tiene esa mirada, penetra.
Gracias, querido Santo Padre.
viernes, 8 de febrero de 2013
Placeres de la vida...
¡Qué niño más rico!!! Y el perro... ¡qué me decís del perro!
Canta como los ángeles...para achucharlo...
Lectora precoz. ¡Qué bueno!
Y ahora os mando un...
miércoles, 6 de febrero de 2013
Ventanas I
George Elgar Hicks. Al caer la tarde |
Pero de la habitación a que pertenecía esa ventana nada podría decirse con certidumbre, sino que tal vez era una mezcla de muchas habitaciones, de todas en las que ella se sentó alguna vez a mirar por la ventana.
Carmen Martín Gaite
Sir William Orpen. Asiento en la ventana
Ventana
Un trozo de azul tiene mayor
intensidad que todo el cielo,
yo siento que allí vive, a flor
del éxtasis feliz, mi anhelo.
Un viento de espíritus, pasa
muy lejos, desde mi ventana,
dando un aire que despedaza
su carne en angélica diana.
Y en la alegría de los gestos
ebrios de azur, que se derraman…
siento bullir locos pretextos,
que estando aquí, de allá me llaman.
Alfonso Cortés)
Ventana
Un trozo de azul tiene mayor
intensidad que todo el cielo,
yo siento que allí vive, a flor
del éxtasis feliz, mi anhelo.
Un viento de espíritus, pasa
muy lejos, desde mi ventana,
dando un aire que despedaza
su carne en angélica diana.
Y en la alegría de los gestos
ebrios de azur, que se derraman…
siento bullir locos pretextos,
que estando aquí, de allá me llaman.
Alfonso Cortés)
Rachmaninoff - Rhapsody on a Theme of Paganini
lunes, 4 de febrero de 2013
Llama de amor viva
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!
San Juan de la Cruz
"Llama de amor viva" es la composición más pasional y ardiente de toda la obra poética de san Juan de la Cruz. La Llama es su última gran obra y expresa la cumbre de su experiencia. Descubrimos en ella un aspecto poco conocido de su personalidad: el polemista que echa la culpa a todos los pseudoguías espirituales. Contra ellos, reafirma fuertemente la prioridad de la acción de la gracia y de la contemplación divina sobre la acción, la obra y la meditación humana. La Llama ha sido escrita en caliente, en la pasión y en la llama del amor.
domingo, 3 de febrero de 2013
Testigos de la fe
La conferencia íntegra que D. Juan Antonio Mayoral López impartió en las aulas del Instituto Bíblico y Oriental de León. Titulada "Testigos de la fe en el Antiguo Testamento". El conferenciante realizó un breve y acertado repaso de las principales figuras del Antiguo Testamento y su relación con Dios, destacando algunos ejemplos como el de Abraham o Rut.
Juan Antonio Mayoral López (Leganés, 1959), es Doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma. Es autor de múltiples artículos en libros y revistas. Entre sus publicaciones cabe destacar Sufrimiento y esperanza. La crisis exílica en Lamentaciones (EVD, 1994), Tras las huellas de Dios Padre (BAC, 1997) y Los rostros de Dios en la Biblia (BAC, 2013).
Muy interesante.
Mientras baja la nieve
Ha bajado la nieve, divina criatura,
el valle a conocer.
Ha bajado la nieve, mejor que las estrellas.
¡Mirémosla caer!
Viene calla-callando, cae y cae a las puertas
y llama sin llamar.
Así llega la Virgen, y así llegan los sueños.
¡Mirémosla llegar!
Ella deshace el nido grande que está en los cielos
y ella lo hace volar.
Plumas caen al valle, plumas a la llanada,
plumas al olivar.
Tal vez rompió, cayendo y cayendo, el mensaje
de Dios Nuestro Señor.
Tal vez era su manto, tal vez era su imagen,
tal vez no más su amor.
el valle a conocer.
Ha bajado la nieve, mejor que las estrellas.
¡Mirémosla caer!
Viene calla-callando, cae y cae a las puertas
y llama sin llamar.
Así llega la Virgen, y así llegan los sueños.
¡Mirémosla llegar!
Ella deshace el nido grande que está en los cielos
y ella lo hace volar.
Plumas caen al valle, plumas a la llanada,
plumas al olivar.
Tal vez rompió, cayendo y cayendo, el mensaje
de Dios Nuestro Señor.
Tal vez era su manto, tal vez era su imagen,
tal vez no más su amor.
Gabriela Mistral
Echo de menos las nevadas de antaño. En la montaña sigue nevando, en la ciudad apenas se deja ver.
Música: Samuel Barber - Adagio for Strings, Op. 11.
Delicioso.
Delicioso.