martes, 19 de marzo de 2013

No estás deprimido...estás distraído...







No estás deprimido, estás distraído... por tu ego, que distorsiona, contrario a la inocencia que aclara. El ego confunde a las cosas con su juicio, cree que las cosas son lo que él piensa que son, es más, el ego cree que las palabras son las cosas. El ego no vive, interpreta, es una constante actuación que nunca alcanza la realidad. En tanto la inocencia, trata a todos por igual, está más cerca de la felicidad, de la riqueza, de la tranquilidad. La inocencia ve todo con asombro, nos lleva de fiesta en fiesta. La inocencia, cree lo que es una bienaventuranza, es excitante, porque ve todo por primera vez, para ella el mundo está lleno de novedades, todo es un espejo, porque en la inocencia, tomamos conciencia de que somos parte de Dios, es decir,  el que se ve así mismo en todas las cosas...

El inocente, se divierte fácilmente porque todo le llama la atención: una vaca pastando, el tronco de un viejo árbol, las mariposas negras sobre los trigales dorados, el colibrí detenido en el aire, el panadero sacando el pan del horno, la noche estrellada, la lluvia del invierno, los leños ardiendo en el hogar, los papeles de Matisse, las cabañas de las hormigas, las de los beduinos, el sermón del domingo a la mañana, el fútbol del domingo a la tarde.






El ego les pone nombre a las cosas, pero el inocente las ve; el ego las juzga, el inocente las vive; el ego divide, la inocencia armoniza diferencias; el ego depende de la mente, el inocente del corazón. El ego es viejo, depende de la memoria. El inocente está naciendo a cada instante, el ego nos agota, siempre lucha. El inocente, flota graciosamente, siempre se entrega. El ego se aburre porque no puede dejar de buscar. El inocente va de asombro en asombro, siempre encuentra y pude quedarse por la eternidad gozando el mismo caballo o la misma flor o la misma estrella. El inocente está tan entregado a la vida, que cambia como ella constantemente, por ello lo mismo nunca es lo mismo, la inocencia es fresca para siempre.

Ahora que estás solo y tranquilo, olvida lo que eres, eso es creación de los demás, escucha tu corazón... ¿Qué quieres ser?¿ Qué quieres hacer ahora, porque la vida es ahora mismo?

Olvida lo que crees que eres y comienza de cero ahora mismo, entonces convivirás con todos fácilmente. Es tan grato vivir si divisiones, bueno-malo, rico-pobre, negro-blanco, amigo-enemigo, compatriota-extranjero, es tanta la liviandad cuando no hay enemigos, que podemos volar en cualquier momento porque la alegría tiene la simpatía de la magia.






No perdiste la inocencia, sólo la ocultas por miedo a la burla de los que sólo pueden catalogar porque la perdieron. Déjala salir y recomenzarán los juegos de tus primeros años, ahora enriquecidos por la inteligencia, libérate de los preconceptos de la memoria, mira todo como primera vez, te salvarás del aburrimiento que ensombrece a los que creen saberlo todo.
No confundas a la actividad, con la vida. Ahí está el sol, exactamente ahí, para que lo veas. Ahí está el árbol hace muchos años, para que te des cuenta que es una maravilla. Libérate de la imagen que te ayudaron a forjar los demás y volverás a la inocencia, nuestro estado natural, así estarás contento con las arrugas que confirman todo lo que viviste, es más, sólo en la inocencia sentirás, que eres parte de lo que te rodea, sólo en la inocencia puedes ver a Dios.

Facundo Cabral








2 comentarios:

  1. Buena entrada sobre el ego, ahora el título que le has puesto me ha encantado.

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    1. Tiene mucha enjundia lo que dice, me alegro de que te guste.

      Un beso fuerte, querida Tracy.

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