lunes, 15 de julio de 2013

En la montaña...un rosario



Rosary


Este fin de semana  hemos estado en la montaña. Respirar el aire a todos nos viene muy bien, y encontramos mucha paz.

Últimamente, y desde que comencé a rezar el Rosario, suelo llevar allí uno pequeño, de abalorios, que me regaló una amiga. Pero este fin de semana, lo olvidé en casa.

Cuando llegamos, me di cuenta. Pensé, con fastidio por mi mala cabeza: bueno, lo rezaré sin el rosario.

El sábado, nuestra perrita mordió la colchoneta de su cama, y me dispuse a buscar aguja e hilo para coserla. No recordaba en dónde lo había guardado, y comencé a investigar. Soy ordenada, suelo saber dónde guardo las cosas, pero no en esta ocasión. Abrí el cajón de la mesilla de noche, y descubrí una caja que tenía olvidada. En su interior ¿qué me encontré?: un rosario.

Os puedo asegurar que no tengo ni idea de dónde salió este rosario. Los que guardo en León, sé quién me los regaló, cada uno de ellos. Pero de éste, no lo sé. Me llenó de alegría encontrarlo.

Como dice nuestro querido amigo Arcendo (Hoja), las cosas nunca suceden por casualidad, en las pequeñas cosas cotidianas se encuentra siempre la mano de Dios.

El sábado, cuando esto sucedió, es el día en el que los blogueros rezamos juntos el rosario, y la búsqueda del hilo, me llevó a encontrarlo. 

El domingo, en Misa, el párroco nos presentó a un sacerdote que llegó de Sarajevo. Nos pidió ayuda para unos niños que se encuentran muy enfermos, y necesitan recursos para venir a España a curarse y  costear el viaje en avión. ¿Qué nos ofreció el sacerdote?, rosarios de la Virgen María de Medjugorje.




Con la obediencia de María conquistamos nuestra libertad de cristianos. Miguel de Unamuno


Con la obediencia de María conquistamos nuestra libertad de cristianos.
 
Miguel de Unamuno







Las imágenes, el pie de foto y el vídeo provienen del Pinterest de Arcendo  (La Hoja del Arce).




2 comentarios:

  1. Realmente es sorprendente lo que cuentas, Rosa, yo también sonrío..., como si viniera directamente de quien tú sabes, jajaja...
    Ya no podrás dejar nunca de rezar el Rosario, cuando una se engancha es como el respirar.

    Gracias a Dios mi enganche comenzó en el colegio y nunca lo he soltado, siempre he dado a luz, los diez, con él cerquita, aunque a veces con los niños tan seguidos no pudiera terminarlo.
    En el Rosario he encontrado la fuerza para todo lo que he vivido en mi vida, es como una corriente de energía que te llega directa de María.
    Ya veo, querida amiga que estás decidida a ganarme en los post dedicados al Capitán, me alegro mucho, para mí ver el nombre de La Hoja es una alegría, a pesar de la pena.

    Lo de Pinterest ni me hables, resulta que por más correos que Arcendo me enviaba para que entrase yo no podía hacerlo, al final verlo sí, pero no opinar ni crearme cuenta. Resulta que a los dos días de su marcha, me envio otro amigo el suyo y no tuve ninguna dificultad. Entonces se lo eché en cara a Arcendo que ya no estaba con nosotros, ahora he entrado alguna vez en el suyo, pero me da una tristeza enorme porque ya no sirve el darle mi opinión, sobre todo en aquellos que me decía los había hecho pensando en Julio y en mí. Cosas de la vida, amiga.

    Me encantó esta entrada, es genial y lo de la Misa con los Rosarios, un colofón divino.

    Un beso campero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así fue, Militos, una serie de hechos concatenados, que me llevaron a ver y encontrar el rosario guardado en esta caja, que todavía no recuerdo por qué estaba allí, ni de dónde llegó. El hecho es que encontré, precisamente el sábado, el rosario. Y al día siguiente, los rosarios de Medjugorje...es sorprendente, es verdad.

      Qué suerte tuviste al descubrirlo tan pronto, es verdad que llena de luz y energía; ya lo creo que "engancha", se nota mucho.

      Es siempre una gran alegría compartir lo que dejó Arcendo, es todo una maravilla. Su tarea evangelizadora es impresionante.

      Un beso, querida amiga, espero que descanséis y disfrutéis del campo. ¡Felices vacaciones!

      Eliminar