miércoles, 19 de noviembre de 2014

Recordar

 
 
 
Wilhelm-Amberg



Vivir es ver volver. El tiempo pasa; las cosas que quisimos son caedizas, fugitivas; se van. Y esto es morir: borrarse de sí mismo, borrarse dentro de sí mismo y sentir que se nos van desvaneciendo, que se nos van secando, poco a poco, aquellas cosas que nos hacen el alma, aquellos seres a los que hemos amado un día y a los cuales debemos lo que somos. Pero vivir es ver volver. Es justo y necesario conservar los afectos como eran y los recuerdos como serán y atar los unos a los otros en una misma ley de permanencia; es justo y necesario saber que todo cuanto ha sido, todo cuanto ha temblado dentro de nosotros, está aún como diciéndose de nuevo en nuestra vida y en la vida.

Luis Rosales. El contenido del corazón
 
 
 
 Wilhelm-Amberg


¿De dónde he sacado la idea de que en la vida el único tiempo que tiene sentido es el que se pasa haciendo cosas?

Doris Dörrie. “El vestido azul”.



Winslow-Homer
 
 
Todo recuerdo verdadero es igual que una resurrección y repentiza, de nuevo, nuestra vida.
 
En la memoria del corazón todo tiene un valor imprevisible. 
 
 Luis Rosales. El contenido del corazón
 
 
 
 Wilhelm-Amberg


 
[…] las cosas enterradas en nuestro corazón aprenden a nacer porque quizá, en ese instante mismo, Dios las está diciendo, las está recreando para nosotros.
 
Luis Rosales. El contenido del corazón

 
 

 
 
 

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Cuando lo leí, me llegó muy dentro. Me alegro de que te haya llegado.

      ¡Un beso!

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  2. Ay, Rosa, me has resucitado, esa "Ley de permanencia" es lo que intento hacer con mi vida, con lo pasado y lo presente, los tengo tan unidos que a veces me cuesta identificarlos. Ya sabes cómo me gusta Rosales y este texto es maravilloso, con una profundidad que alucina.

    Querida amiga, estoy en el campo y ya sabes mis problemas de conexión, además hemos venido a limpiar y recoger los desmanes del verano, jajaja, la casa aún estaba llena de juguetes y cosas de niños por todos los rincones. Estoy casi agotada, pero sólo estaremos hasta el domingo.
    ¿Cómo es que estuviste en mi tierra y no me diste un silbidito?

    Besiños, no sé si podré publicar algo mañana...

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    1. Y ¡ay! Militos, compañera del alma, del alma, siempre tan cercana, tan dentro, tan lejanas en kilómetros y tan al lado. Entré al blog para dejarte un beso, y me encuentro con tu comentario, que es, precioso. Me sucede tantas veces... Militos, te quierooooooo.

      Siempre tan vital, dices que cansada, pero tan vital, siempre, te siento así, llena de vida de la buena, de la que empuja. Qué suerte tiene tu familia. Me sale por los poros de mi piel cuando te lo digo, porque lo he experimentado muchas veces, la "tira"...capitana de los Tercios Blogueros (qué extraordinaria maestra).

      No oíste mi silbido, pues te recordé siempre. Estuve en los Negrales, cerquita de Madrid, con Pedro Poveda y Josefa Segovia, trabajando. Pero un día, si Dios quiere, me acercaré para darte un abrazo inmenso. Lo quiero hacer, es una de las cosas que quiero hacer en mi vida.

      ¡Besiños!

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    2. Gracias, Rosa, con todo el alma.
      Ya sabes que te siento como herencia del Capitán.
      Besiños

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    3. Y yo también te siento así, un regalo maravilloso, cuánto nos dejó, y nos deja ¿verdad?

      ¡Besiños!

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