jueves, 16 de abril de 2015

Interesante reflexión


 
 
 
La ventaja de las personas que no han hecho el bachillerato es que lo preparan el resto de su vida.
  
Yo soy un autodidacta declarado. Fui un joven inculto o cultivado solamente en parte. A los quince años se acabó la escuela, y cuando empecé a trabajar seriamente en manuscritos bastante largos, ni siquiera dominaba la ortografía alemana. La primera versión de una de mis novelas, reencontrada por un germanista inglés y que he vuelto a ver unos años más tarde, está llena de faltas de ortografía. A veces tengo la impresión de haber aprendido ortografía cultivándome a mí mismo por la escritura.
La ventaja de las personas que no han hecho el bachillerato es que lo preparan el resto de su vida. Se esfuerzan continuamente por colmar esa laguna mientras que otros que han pasado el bachillerato o incluso un doctorado – estoy generalizando – se quedan a ese nivel de ciencia y entonces se establece cierta complacencia, son personas “acabadas”. Yo nunca he estado expuesto a ese peligro. O sea que mi curiosidad, mi sed de ciencia, mi necesidad de saber, se han conservado. Todo lo que sé y todo lo que necesito para mi modo de existencia lo he conquistado con mi propio trabajo, con el esfuerzo diario.
 
Soy un trabajador muy lento, necesito concentración, mi verdadero trabajo de escritura y dibujo cada vez con mayor frecuencia es en mi casa del campo, donde puedo estar semanas enteras sin dejarlo. Mi concepción de la literatura es que los libros deben suponer para el lector una doble exigencia divertida: divertir y exigir su atención. Todo mi esfuerzo tiende a no comunicar al lector la pena, el cansancio, la conocida desesperación que te dominan ante tus propios asuntos. No me gustan, en consecuencia, los libros en que se pueda descifrar el esfuerzo de su génesis u oler el sudor del trabajo.
El estilo de un escritor es su signo personal, la marca. Para mí no se trata de un criterio. Thomas Mann de principio a fin, desde sus primeras manifestaciones en prosa, ha poseído y desarrollado su estilo. Prefiero a autores como Alfred Döblin, a quien estimo tanto como a Thomas Mann, si no más. De libro en libro, ha ido poniendo en tela de juicio su propio estilo con nuevas tentativas, hasta el punto de que no se puede reconocer en él un estilo continuo en el sentido clásico. Esto no sólo lo considero posible sino necesario.

Creo que el artista tiene una concepción del progreso distinta… si acaso la tiene. Para el artista, Beethoven no representa un progreso respecto de Bach, un poema de Apollinaire no es un progreso respecto a Hölderlin, por más que en nuestro siglo algo así como una noción de progreso se haya introducido en el arte a través del concepto falso y engañoso de “vanguardia”. Vanguardia: es interesante observar que se trata de un término militar. Una obra que hace dos o tres años pasaba por moderna, de “vanguardia”, se ve manipulada por los traficantes del arte, es arrojada a la basura con el pretexto de que ya no es in, de que está pasada de moda.
Y sin embargo, para quien sabe ver, para quien sabe escuchar y leer, es evidente que Montaigne vuelve a ser especialmente actual porque nos lleva a los inicios de la Ilustración. Hasta hoy no se ha podido demostrar que la música de Mozart haya sido superada por cualquier otro músico o que se haya quedado pasada de moda. La idea de desarrollo, la intemporalidad de las artes, son conceptos, en el fondo, más dignos de confianza y más humanos que ese vulgar concepto de progreso que determinó poderosamente al siglo XlX y también al nuestro y que nos ha conducido al umbral en que la razón se convierte en locura. El lenguaje continúa siguiendo las vías de la razón, pero los resultados son irracionales”.

Günter Grass, 1978.
 
Descanse en paz.
 
 

 
 

5 comentarios:

  1. Magníficos textos los que nos has traído de maestro,
    Te los agradezco.

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  2. Que cierto lo del Bachillerato, cuántos se quedan anclados en él. Pasa lo mismo con la Religión, la mayoría se queda con lo que aprendió en el colegio, no se preocupan de llevarla al mismo nivel que los demás estudios y terminan por olvidar todo lo aprendido, aparcándola de sus vidas por completo.

    Está bien que el escritor sea versátil, pero Thomas Mann ha sido uno de mis preferidos, aunque no cambie de estilo.
    En lo que si estoy de acuerdo es en el "Arte de vanguardia," tiene sus cosas buenas, es creativo, pero donde esté el Arte que permanece siempre, en todas sus manifestaciones que se quite todo lo demás.
    Muy bueno el texto que has publicado y me gusta leer estos tan culturales, gracias Rosa.

    Muchos besiños, hace dos días contesté a tu correo, espero te haya llegado.

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  3. Me ha parecido impresionante la forma de pensar de este gran maestro. Gracias Rosa. Espero que hayas tenido una buena Semana Santa. Nosotros ya estamos de vuelta en el blog contando cómo la vivimos. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala

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  4. Estoy muy de acuerdo con él.
    Sus letras siempre vivirán.

    Gracias por el homenaje que le haces y gracias por hacerlo con este texto.

    Abrazo querida Rosa

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  5. Rosa, estupenda entrada. Admiro mucho a las personas que no dejan de aprender a lo largo de toda su vida y a aquellos que se imponen retos cada día. Creo que el esfuerzo diario, la pasión por aprender y el amor por la humanidad son esas cosas que nos mantienen más vivos y nos hacen más personas.
    Un beso, Rosa.

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