"La señorita Prim sintió que una ola de calor le subía al rostro. Ella no tenía experiencia alguna con criaturas, eso era cierto, pero era maestra en un arte llamado delicadeza. La señorita Prim creía firmemente que la delicadeza era la fuerza que movía el universo. Allí donde faltaba, lo sabía por experiencia, el mundo se volvía oscuro y tenebroso".
Natalia Sanmartin Fenollera. El despertar de la señorita Prim
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