domingo, 27 de septiembre de 2015

De otra manera




Lena Friess


Me levanté de la cama 
con dos piernas fuertes.
Podría haber sido 
de otra manera. Comí
cereal, leche
dulce, un melocotón
maduro, perfecto. Podría 
haber sido de otra manera.
Llevé al perro cuesta arriba
al bosque de abedules.
Toda la mañana hice
el trabajo que me gusta.

Al mediodía me acosté
con mi compañero. Podría
haber sido de otra manera.
Cenamos juntos
en una mesa con candelabros
de plata. Podría
haber sido de otra manera.
Dormí en una cama
en una alcoba con cuadros
en la pared
y planeé otro día
exactamente igual a este.
Pero un día, lo sé,
será de otra manera.

Jane Kenyon





6 comentarios:

  1. No hay dos días, ni siquiera dos instantes iguales, el Señor hace nuevo cada momento.
    Un abrazo y buen domingo

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    1. Sí, claro que sí. Parece que se repite, pero no, nunca es igual.

      Un beso, querida amiga.

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  2. Maravilloso!!!!!! tanto la poesía como la imagen.
    Me quedo la poesía, para releerla cuanto me apetezca.
    Gracias.

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  3. No conocía este poema y se me ha clavado dentro. Es una maravilla, qué bien expresa la rutina, la esperanza de que algún día todo cambie.

    Y La imagen es una maravilla también.

    Gracias Rosa, besos!!!

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    1. Te dejo una explicación de lo que ella intentó con sus poemas, que comenzó a escribir después o mientras volvía a la fe:
      Trata del paso de los días, de una existencia plena, a pesar de que debajo hay “otra vida” llena de frustraciones, ansiedad y dolor. Es un poema que, sin decirlo (un poco como ocurre en Habacuc) rebosa gratitud. Da forma al poderoso interrogante: ¿sería nuestra vida igual de dichosa si las cosas fuesen de otra manera, si viviésemos una vida distinta?

      Y también plantea de forma velada lo que dejaremos atrás cuando ya no estemos: la realidad de que, aunque parezca que nuestra existencia ha sido breve y ha planeado con discreción, es inevitable que las cosas serán diferentes; que nuestro mundo, aunque pequeño, un día cambiará radicalmente. De ahí la importancia de nuestros diminutos actos cotidianos, cuya exactitud, cercanía y significado (aun en lo aparentemente absurdo) anulan la aleatoriedad de nuestra vida, ese mal concepto llamado suerte.
      En su aparente rutina siempre, ella, tiene en cuenta este sentimiento.
      Y gracias por dejarme lo que a ti te sugiere. Los poemas y lo que sugieren son absolutamente personales.
      Siempre escribe con gratitud por la existencia y con esperanza. Pasó también por una larga enfermedad.

      Un beso, querida amiga.

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