martes, 20 de febrero de 2018

Todo lo que yo no sé decir ...







Desde hace unos años llamamos espiritualidad a un salero repleto de algunos textos orientales, algunos textos Zen, frases del Evangelio, todos ellos colocadas en una mesa occidental. Este salero permite a los occidentales dar sabor a una existencia plana y lúgubre. La espiritualidad no es un acomodamiento. Es como si tras un tiempo recortaran el cielo y cada uno se instalara en una urbanización para buscar la felicidad. ¡Creer no es bien-estar!

Desconfío de lo que hoy en día se llama vida espiritual, como si el espíritu estuviera por un lado y la vida por otro. Alejarse de la vida a causa de la espiritualidad no es abandonarse, es dar un paso a un lado para poder ver mejor. Los monjes están mucho más cerca del mundo que aquellos que se calientan las orejas con los móviles.

La fe no es una cartera de acciones. ¡No tengo fe del mismo modo que tengo una mesa o una silla! Tampoco es un seguro de vida. La fe no evita ni los obstáculos ni las pruebas. Para mí, como escritor, Dios tiene una fuerza explosiva. Es un agujero negro de la lengua, absorbe todas las frases alrededor suyo y produce un efecto apabullante. Dios es todo lo que yo no sé decir y que aparece de repente en la vanguardia de una sola palabra.

Christian Bobin






9 comentarios:

  1. ¿Por qué creer no puede ser bien estar y siempre está tintado de sufrimiento, dolor y miedo todo lo relacionado con la religión?
    Esa pregunta como no se la puedo hacer al autorse me ocurre para

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  2. No sé qué pasó con el comentario, en fin... No tiene importancia era una pregunta que como no puedo hacérsela al autor, te la hago a ti que te conozco y tengo más confianza.
    Un beso

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    1. Sí, es cierto, se puede interpretar así. Pero Christian Bobin es cristiano. Creo más bien que se refiere a no caer en la superficialidad, la frivolidad, creer que la fe nos evita los obstáculos o las pruebas, el dolor humano, y no es así.

      La fe nos ayuda a explicar el dolor, a encauzarlo, pero no lo evita.
      La religión ilumina, no oscurece. Creo que no se refiere al hecho religioso, a la fe como oscuridad, ni miedo, sino que invita a tomarla en serio, nos invita a cuestionar.
      Se tiende a explicar la fe como oscuridad, cuando es todo lo contrario.
      Eso no quiere decir que no exista 'la noche oscura del alma', períodos de oscuridad o duda, pero bien entendidos (referencias a santa Teresa, san Juan de la Cruz y todos los santos, o los testimonios de personas que nos vamos encontrando ...), pueden servir de impulso.
      Por ejemplo, la encíclica “Lumen fidei”, “La Luz de la fe”, del papa Francisco, nos habla de estas cuestiones, de la fe como esperanza.

      Es cierto, Tracy, creer no es motivo de dolor, miedo y sufrimiento. La fe impregna todo, y lo ilumina.

      Es un texto que invita a la reflexión.
      Dios no quiere forzar, obligar o empujar. Da libertad.

      "Cuanto más me asombro por la vida, más me parece que se asemeja a lo que está escrito en el evangelio, en el que podemos encontrar de todo: asesinatos, gracia, libertad, ausencia, el peor sueño, el despertar absoluto… Este libro es como un espejo transparente entre nuestro tiempo y lo Eterno, entre nosotros y nosotros mismos", dice Bobin.

      Un beso fuerte.
      Estoy de acuerdo contigo, la Religión no es eso.

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  3. Una buena reflexión, Rosa.
    Siempre buscamos fuera lo que está dentro de nosotros.
    Has titulado muy bien tu entrada.
    Besosss

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    1. Sí, ahí justo, dentro.
      Me pareció lo más significativo del texto: "Dios es todo lo que yo no sé decir".

      Un besoooo ...
      :)

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  4. Tú sabes decir las cosas.
    Las dices bien y con mucho tacto.

    Siempre.

    Besos.

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  5. Creo que la espiritualidad también es saber enfrentar el lado menos amable de la vida y saber aceptar (que no resignar) la cuesta arriba o lo que se rompe.
    Bien-estar empieza por un interior sereno.

    Besos, querida Rosa.

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    1. Aceptar, que no resignar.
      Una diferencia clave.
      Prestar atención a la marea alta y a la marea baja. Las dos son necesarias.

      Sí, Verónica, comienza por un interior sereno.
      Un beso, querida poeta.
      :)

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