“En la cartuja no buscamos el silencio, sino la intimidad con Dios por medio del silencio. Es el espacio privilegiado que permitirá la comunión; pertenece al orden del lenguaje, pero un lenguaje de otra clase. […] Hay que volver una y otra vez al misterio de Jesús. Dios habló en medio del mundo con una palabra humana idéntica a la nuestra. Cristo vivió treinta y tres años en esta tierra y, durante treinta años, su palabra no traspasó los límites de una aldea de varios centenares de habitantes. Ese es el silencio de Dios. Está en la tierra y permanece oculto. ¿Se puede hablar de un Dios silencioso? Yo hablaría más bien de un Dios oculto. […] ¿Es Dios el que es silencioso, o somos nosotros los que no le escuchamos porque nuestro oído interior y nuestra inteligencia no están habituados a su lenguaje? El fruto del silencio consiste en aprender a distinguir su voz, aun cuando siempre conserve su misterio.”
(Dom Dysmas de Lassus, Prior General de la Grande-Chartreuse)
Entrevista realizada a Dom Marcellin Theeuwes, Prior General de la Grande-Chartreuse (Gran Cartuja) 2005-2012.
Se le debe oír en el interior, como a esa voz interna que nos habla y que a veces, pasamos de escuchar.
ResponderEliminarAlgo así ha de ser.
Besos, querida Rosa.
Así es, Verónica.
Eliminar:)
"El fruto del silencio consiste en aprender a distinguir su voz, aun cuando siempre conserve su misterio”. Tal como dice.
Un beso, querida Verónica.
El fruto del silencio consiste en aprender a distinguir su voz, aun cuando siempre conserve su misterio.”
ResponderEliminar¡Que hermoso Rosa! Me ha encantado, quizás porqué valoro mucho el silencio,
lo necesito, lo trabajo...
Un fuerte abrazo. Dios te bendiga.!
Gracias, Marian.
EliminarImprescindible el silencio.
Un fuerte abrazo, querida Marian.
Los Cartujos siempre han suscitado en mí mucha curiosidad.
ResponderEliminarEl vídeo es una maravilla.
EliminarTe gustará.
Un beso muy fuerte, querida Tracy.