martes, 21 de julio de 2020

Jilguero y ruiseñor





Hendrik Voogd



El jilguero de Quevedo (Silva XXII)


Flor que cantas, flor que vuelas, 
y tienes por facistol 
y laurel, ¿para qué al sol, 
con tan sonoras cautelas, 
le madrugas y desvelas? 
Digasmé,
dulce jilguero, ¿por qué?

(...)

Músico ramillete 
es el jilguero en una flor cantora;
es el clarín de pluma de la aurora,
que, por oír al ruiseñor que canta, 
madruga y se desvela,
y es Orfeo que vuela
y cierra en breve espacio de garganta 
cítaras y vigüelas y sirenas.
Óyese mucho, y se discierne apenas,
pues átomo volante, 
pluma con voz y silbo vigilante,
es órgano de plumas adornado,
una pluma canora, un canto alado,
el consuelo que sus voces deja.





Décima XII (Al ruiseñor)

Flor con voz, volante flor,
silvo alado, voz pintada, 
lira de pluma animada, 
y ramillete cantor. 
Di, átomo volador, 
florido acento de pluma, 
bella organizada suma
de lo hermoso y lo suave, 
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Puedo entregarme a ti, ruiseñor de lo
alto y tan ajeno
a ti que eres un yo que estuviese cantándote,
sucesiva hermosura que un instante en el alba
se atreve a detenerse
sobre una tierna rama ya suspensa en la luz
y viene a preguntarme por tu pluma y sus causas;
como si yo supiera si está todo en su sitio y
dispuesto en su orden


María Victoria Atienza














6 comentarios:

  1. El último verso está resaltado por algún motivo?

    O es el calor.... jajajjaa

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    1. Hummmm, puesss ... ¡qué se le va a hacer!!!
      No digo más.

      Jajaja...

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  2. Vaya sinfonía tan agradable nos proporciona la naturaleza.
    Besos

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    1. ¿A que sí?
      Espero que estés disfrutándola.

      Un beso, Maite.

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  3. Mucha sensibilidad en estos poemas, querida Rosa.

    Besos :)

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    1. Apareció el ruiseñor de Quevedo, eran días de verano en la montaña ...

      Un beso ***
      Gracias :)


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