domingo, 24 de diciembre de 2023

¡Feliz Navidad!



Natividad con el anuncio a los pastores, Bartolomé Esteban Murillo


UN MINUTO DE TEOZOOLOGÍA

(Navidad)

                                                               A  D. Joaquín Antonio Peñalosa, ahora más vivo. Ora pro nobis.



El Ángel del Señor le interrumpió a María
la costura rezada, y en nombre de Dios Hijo
solicitó su ayuda para la Redención.
Ella dijo "Sí, quiero" (como se ve en Fra Angelico)
y aquel sí de la niña inauguraba el Cielo.

Pero también José -un alma de agua fresca
oculta tras los callos y los golpes de escoplo-
tuvo su parte en esto. ¿Qué hubiera sucedido
si, atontado y confuso como estaba, no hubiera
preferido la voz de un ángel -¡y soñado!-
a la de la experiencia, el buen sentido, etcétera,
como todos nosotros?
                           Dios no hubiera nacido
en el establo. Punto.
                                  Pero, con mi respeto
para la Teología, aquí no acaba todo;
aquí falta un minuto de lo que se debiera,
con todo mi respeto, llamar Teozoología.

Sí, que al buey y a la mula que allí estaban, oscuros,
alguien debió de darles también algún aviso,
pues ya veis -caso raro de veras- que, en lugar
de alborotarse trompicando en la penumbra,
todo pezuñas, costaladas y bufidos,
ante aquella invasión de su tibio descanso,
se quedaron echados, rindieron las testuces
y con algo que era casi amor, enfocaron
el vaho de sus morros hacia aquel puñadito
de carne sonrosada y llorona.
                                                 Si pienso
qué hubiera sucedido si a Dios aquella noche
le falta aquel aliento, que fue como una manta
de ternura gaseosa; lo distinta que pudo 
haber sido la vida de los hombres,
                                                         concluyo
que la mula y el buey -benditos para siempre
ellos y sus estirpes-, a su modo, sabían
lo que estaban haciendo. Lo que estaba naciendo.

Miguel d'Ors


Villancico: La mula


Tomás Luis de Victoria: O magnum mysterium


¡Feliz Navidad!





2 comentarios:

  1. ¡Qué poema tan bonito, Rosa! Y tenía que ser de Miguel d´Ors! Por ese minuto tan cabal. Besos

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    1. Es precioso, sí, cuánta ternura y delicadeza.
      En el establo de Belén el cielo y la tierra se tocan. El cielo vino a la tierra.

      Un abrazo grande.

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