martes, 20 de diciembre de 2011

Navidad 2011

 
 
 
Natividad con San Francisco y San Lorenzo ( Caravaggio. s. XVII. Barroco)

 
 
«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra los hombres en quienes Él  se complace.» 
(Lucas 2, 14)


El Belén, o también denominado Pesebre, es uno de los símbolos cristianos más conocidos durante las fechas Navideñas. La representación del nacimiento de Cristo forma parte de una tradición de la Iglesia que se remonta a hace más de ocho siglos.


Al parecer el origen de los belenes se sitúa en plena Edad Media. Se cree que fue San Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana, el iniciador de la representación del nacimiento entre los años 1200 y 1226. En la Navidad de 1223, estando en la ermita de Greccio, una fuerza divina lo impulsó a reproducir en vivo el misterio del nacimiento, para lo que pidió la autorización al Pontífice Honorio III. El hecho lo narra San Buenaventura y Tomás de Celano.


 San Buenaventura dice:
 

 "Tres años antes de su muerte, él (Francisco) quiso celebrar en Greccio el recuerdo del nacimiento del Niño Jesús, y deseó hacerlo con toda posible solemnidad, a fin de aumentar mayormente la devoción de los fieles. Para que la cosa no fuese adjudicada a manía de novedad, primero pidió y obtuvo el permiso del Sumo Pontífice" (S, Buenaventura, Legenda Maior, c. X, n. 7).

Francisco, ayudado por un soldado llamado Juan de Grecio, comenzó los preparativos 15 días antes del 25 de diciembre. Eligió un lugar abierto donde pusieron un paño blanco, igual que sobre un altar y llevaron una gran cantidad de heno. Luego trasladaron un asno, un buey y gran cantidad de otros animales. Nueve días antes del 25 de diciembre convocó a todo el pueblo para celebrar una misa en presencia de la representación del nacimiento:

 
 "Se celebra el rito  solemne de la Misa sobre el Pesebre, y el sacerdote gusta un consuelo insólito.  Francisco, se revistió de ornamentos diaconales, porque era diácono, y canta con  voz sonora el santo Evangelio; aquella voz robusta, dulce, límpida, sonora,  arrebata a todos en deseos de cielo. Después predica al pueblo y dice cosas  dulcísimas sobre la natividad del rey pobre y sobre la pequeña ciudad de Belén.  Frecuentes veces, también, cuando quería nombrar a Cristo Jesús, inflamado de  inmenso amor, lo llamaba el Niño de Belén; y aquel nombre de Belén lo  pronunciaba llenándose la boca de voz y más aún de tierno afecto, produciendo un  sonido como balar de oveja; y cada vez en el nombrar Jesús o Niño de Belén, con  la lengua se lamía los labios, como queriendo retener también con el paladar  toda la dulzura de aquella palabra"..
 
 
El papa Honorio III concedió indulgencia a todos los que asistieron a la ceremonia y el heno que se ocupó para el pesebre sirvió para sanar a las personas a y a los animales. 

La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano. De los seres vivos se pasó a la utilización de figuras de barro y demás materiales. A partir de aquí, su uso se extendería en todos los conventos de la orden franciscana qué serían los encargados de exportarlos al resto del mundo.


 



¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!






 

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