viernes, 18 de mayo de 2012

A la mesa con Alfred Hitchcock

 





Alfred Hichcock nace en Londres en 1899 y muere en Los Ángeles en 1980.
Sus padres eran tenderos, dedicados al comercio de frutas y verduras. Recibió una educación católica estricta. Su aspecto algo grueso, hizo que el pequeño Alfred fuera un niño tímido y apocado, elementos de su personalidad que lo acompañarían durante toda su vida.

Estudió en un colegio de jesuitas, Saint Ignatius College (Londres), pero debido a la muerte de su padre, tuvo que abandonar el colegio en 1915 para comenzar a trabajar en la Compañía telegráfica Henley.

A los dieciséis años, Hitchcock descubre las obras de Edgar Allan Poe:

“Es porque me fascinaban tanto los cuentos de Poe, que luego hice películas de suspense”.

Ahora se comparaba con Poe con típica inmodestia:

“Poe y yo somos prisioneros del suspense. Si yo hiciera Cenicienta película todo el mundo buscaría el cadáver. Si Poe hubiera escrito La bella durmiente todo el mundo buscaría al asesino”.

Pero la influencia ética más que estética mayor del Hitchcock joven fue G. K. Chesterton, el hombre que fue jueves. Chesterton afirmó: “La moral es la más oscura y atrevida de las conspiraciones”. Hitchcock siempre se sintió tirado por una oreja por la moral y el otro oído le susurraba conspiraciones mil.

En 1920 se dedicaba a hacer los rótulos de varias películas de cine mudo en la Famous Players Lasky. Este trabajo ocasional provocó que, poco a poco, el joven Hitchcock comenzara a apasionarse por el mundo del cine. Es así como empezó a trabajar como montador, director artístico y guionista en películas. En la Famous Players Lasky conoció a Alma Reville, que trabajaba como montadora, y con la que se casaría en 1926.

Estuvo tres años trabajando como ayudante de dirección de Graham Cutts. En 1923, se le encargó el rodaje del corto Number 13 aunque la producción se detuvo y la película quedó inacabada. De todas maneras, la posibilidad de acabar un largometraje apareció poco después, ya que dirigió en Múnich, en 1925, su primera película completamente acabada: El jardín de la alegría.

Con pocos trabajos, se convirtió en el icono genial de una industria bastante discreta como era la británica.
 


Las "mujeres" de Hitchcock.
 

El 22 de agosto de 1937 visitó con su familia Nueva York para entrevistarse con David O. Selznick, productor de Lo que el viento se llevó, quien lo contrató el 14 de julio de 1938. Las condiciones del productor convencieron a Hitchcock y se trasladó junto a su familia a Estados Unidos en 1939, comenzando su etapa americana.

 




A Alfred Hitchcock se le considera el rey del suspense, y no hay mejor forma de llegar al género del terror que por medio de este mecanismo que mantiene al espectador pegado a la butaca. En sus conversaciones con François Truffaut, Hitchcock da la clave para llegar al anhelado suspense:

"Durante una conversación trivial entre dos personas, una bomba estalla bajo la mesa. El público queda mudo por la sorpresa. Sin embargo si se enseña la bomba desde un principio, colocada bajo la mesa mientras la conversación entre las dos personas se mantiene, se hace partícipe al público de lo que está a punto de pasar. Así se llega a generar el suspense, la intriga y la tensión".

"Imagínese a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Esto es el suspense".


 
Alfred Hitchcock con su esposa Alma y su hija Patricia

 
El catolicismo del director inglés y sus implicaciones cinematográficas se abordan en todas las biografías sobre Hitchcock. Pero como el realizador protegía con celo su vida privada, muchas veces los biógrafos ofrecen interpretaciones peculiares sobre los datos escasos con que se cuenta. Una buena fuente, sin embargo, es la extensa entrevista que François Truffaut, crítico de Cahiers du Cinéma antes de dedicarse a la realización, publicó en 1966 con el título Hitchcock/Truffaut. Allí el director comenta la influencia formativa del catolicismo en su vida:

La nuestra era una familia católica, y en Inglaterra eso ya constituye una excentricidad. Fue probablemente durante mi época con los jesuitas que desarrollé un sentido del miedo –miedo moral– miedo de verme envuelto en algo malo.

Alma Reville, la mujer de Hitchcock y su colaboradora más estrecha durante toda su carrera, se convirtió al catolicismo antes de su casamiento en 1926. Los Hitchcock y su única hija, Patricia, eran feligreses de la Iglesia del Buen Pastor, en el corazón de Beverly Hills.

Cuando Truffaut le preguntó a Hitchcock si se consideraba un artista católico, la respuesta del director fue más bien críptica que evasiva:

 A lo mejor las primeras influencias en la vida de una persona marcan su vida y guían su instinto. Yo no soy de ninguna manera antirreligioso, sí, quizás, a veces negligente.

  



Cine y comida, las dos pasiones de Hitchcock


Su otra pasión, a parte del cine, fue la comida. Nunca desperdició la oportunidad de disfrutar de una comida o una mesa bien servida, y procuró que tampoco faltasen en sus películas.

Entre sus fobias su  odio a los huevos.
Parece ser que su padre vendía también pollos y deseaba que su hijo le sucediera en el negocio; con el propósito de convencerlo utilizó todas las armas posibles. Este hecho, en opinión del propio Hichcock, fue lo que originó su fobia hacia los huevos fritos, de hecho su mera visión le provocaba un sudor frío (alectorofobia). Señaló que las escenas más espeluznantes que llevó a la pantalla son las que se relacionan con los huevos fritos.

El mismo afirmó al referirse a una escena en La sombra de una duda, en la que el asesino, al hablar de una de sus víctimas, corta un huevo frito con un cuchillo, dijo:
 
"La yema al derramarse produce un efecto más escalofriante que la misma sangre".


Y entre sus platos predilectos: las patatas fritas.

Hitchcock ya de mayor, ya el Maestro, ya uno de los hombres más ricos del cine, cenaba cada noche, cenara lo que cenara, no huevos pero sí patatas fritas: un componente eterno de la cena obrera inglesa.

A parte de su inclinación por las comidas copiosas, disfrutaba del buen vino y los puros habanos.
Ante la manida pregunta de un periodista de cómo elegiría ser asesinado, contestó:
 
"Hay muchas formas preciosas; comiendo es una de ellas".






Algunas anécdotas que nos ha dejado Truffaut en su citada entrevista:

Henri Langlois, fundador y secretario general de la Cinémathèque Française, me presentó  a Alfred Hitchcock y a su esposa, Alma Reville, en el hotel Plaza Athénée de París. Algunos años antes, el cese de Langlois del puesto de comisario de la Cinémathèque, inducido por el gobierno francés, había provocado numerosas manifestaciones que escalaron hasta desembocar en los célebres disturbios de 1968, que bloquearon efectivamente la ciudad de París. A lo largo de la cena, Hitchcock y Langlois hablaron de la filmografía de Hitchcock, sobre las películas existentes hasta la fecha, y sobre algunas otras que sólo existían en la mente del cineasta.

Antes de la cena, Hitchcock había disfrutado de su por entonces bebida favorita, la Mimosa. Los dos, Hitchcock y Langlois, comieron rápidamente. Dado que ambos parecían estar disfrutando de la comida, así como de toda la experiencia en general, lo normal habría sido que hubiesen querido saborearla y prolongarla un rato más.

Un camarero nos trajo un pastel compuesto por múltiples capas, escarchado con crema pastelera, adornado con flores rosas y amarillas, y coronado con el mensaje Bienvenue. A su vez, el chef salió y se acercó a nuestra mesa, portando su toca blanca y un delantal asimismo blanco, ambos impecables. Se mostraba radiante mientras explicaba a Hitchcock que el pastel era cortesía del hotel Plaza Athénée, y luego, dirigiéndose a Hitchcock en privado y en francés, le susurró que era una gran admirador de sus películas y que para él había sido un gran honor haberle preparado aquel postre. Avergonzado por su osadía, por haberse atrevido a hablar en su propio nombre al afamado director, el chef desapareció apresuradamente. En su huida, Hitchcock, que hablaba un excelente francés, arrancó tras sus pasos para expresarle su agradecimiento por tan hermosa torta.



 Cocktail Mimosa, champagne y zumo de naranja


Seguidamente, el capitán retiró el pastel ceremoniosamente. Al cabo de unos pocos minutos, el camarero regresó con cuatro porciones del pastel de chocolate y sirvió una para cada comensal.

Hitchcock se dirigió a Langlois y le dijo:

 «Mire usted, mis películas no son porciones de la vida, sino porciones de un pastel».
 
  


Alma y Alfred Hitchcock



En 1979 el American Film Institute le concedió un premio a su trayectoria, que agradeció así:
 
“Pido permiso para mencionar por su nombre únicamente a cuatro personas que me han dado todo su cariño, su reconocimiento, sus ánimos y su constante colaboración. La primera de las cuatro es una montadora cinematográfica, la segunda es una guionista, la tercera es la madre de mi hija Pat, y la cuarta es la cocinera más excelente que haya obrado milagros en una cocina doméstica, y el nombre de las cuatro es Alma Reville“.
 
Cocinera eximia, Alma preparaba exigentes menús para su excesivo marido; el libro Alma Hitchcock (escrito por Pat, su hija)  incluye los manuscritos de esas recetas pantagruélicas. Y, claro, de los desayuno-almuerzos del gran Hitch, siempre regados por una taza de intenso café negro.
Como ejemplo estos copiosos y opíparos menús que degustaba:

Brunch 1
Pomelo; Quiche Lorraine; ensalada; pan francés.

 Brunch 2
Pomelo; parrillada mixta (panceta, salchichas, riñones, tomates, champignones, popovers: bollos con forma de magdalena hechos con una masa de huevos, harina y leche parecida a la que se usa para el budín de Yorkshire); ananá.

Brunch 3
Jugo de naranja y de melón; panceta y salchichas; riñones y champignones; huevos y popovers; melón de invierno Crenshaw; abadejo ahumado; tarta de manzana, natilla; flan, vino Muscadet.

En la gran mayoría de sus películas está presente la comida con diversas características: mesas inmensas, mesa para dos (restaurante, vagón-restaurante, casa), mesas con especial atención a algún alimento (generalmente dulces, sopa, pollo, perdices... y bebidas, vino, champagne, ginebra, cocktails, coñac, café, agua de selzt con su sifón, leche, la memorable escena de la leche en Sospecha), mesas sencillas, mesas lujosas, o bien meriendas, picnics....la comida siempre presente de alguna manera, como las porciones de un pastel.
 
 



 Escenas de algunas de sus 53 películas filmadas durante la etapa inglesa y la etapa en EEUU:


Etapa inglesa


El jardín de la alegría  (1925)

Primera película oficial como director


El enemigo de las rubias/ El inquilino (1927)

 
El ring (1927)


Cuesta abajo (1927)

 

Dudosa virtud (1928)

 


 
 
 
 Champagne (1928)

Penúltima película muda del director.


Hitchcock siempre fue muy crítico con este film, ya que fue una obra impuesta y que a él no le resultaba de ningún interés. Le dijeron una vez, "a todo el mundo le gusta el champagne, ¿Por qué no hacer una película sobre él?

Demuestra su interés por los entresijos culinarios y también su crítica por cierto tipo de cocina de alto copete y sus hipocresías formales.





 
La esposa del granjero (1928)

La comida de la boda, copiosa y muy detallada.



La muchacha de Londres/Chantaje (1929)

 
El hombre de la isla de Man (1929)


Juno y el pavo real (1930)


Asesinato (1930)

 
Ricos y extraños (1931)

 


Valses de Viena (1934)



39 escalones (1935)

 
Uno de los mejores títulos de Hitchcock realizados en su país de origen, un film lleno de sobresaltos y que no concede un minuto de respiro al espectador.

El tema, tan del gusto de su director, vuelve a ser el del ciudadano corriente metido en apurados líos que pueden terminar acabando con su existencia.



Inocencia y juventud (1937)


De nuevo, el tema del falso culpable...



Alarma en el expreso (1938)



La posada de Jamaica (1939)

 

Enviado especial (1940)

Pronto llamó la atención en el mercado norteamericano, y fue contratado por David O. Selznick a finales de los años 30 para rodar Rebeca, su primera película americana.
 






Rebeca (1940)


Invitación a comer como forma de contacto.
Cena en la mansión  de Manderley, cuya apariencia es catedralicia.

Considerada su primera obra maestra realizada en Estados Unidos.
Maravillosa. Obtuvo un Oscar.



Matrimonio original (1941)


Plantea esta cuestión: ¿mereció la pena casarse en su momento pese a que la relación con tu cónyuge siga más o menos vigente?  Se llega a una frágil conclusión...









Sospecha (1941)


Una obra cinematográfica que transmite encrucijadas morales. Suspense en estado puro.
La comida puede estar envenenada... la magistral escena del vaso de leche...



Sabotaje (1942)



 

   
   
La sombra de una duda (1943)


 
Un maestro de la psicología...

Hitchcock indagando en el lado oscuro del ciudadano medio, gracias al desarrollo de esta historia sobre un adorado ser humano, quien guardando una intachable apariencia de modelo y encantador ciudadano, esconde a un peligroso e impenitente psicópata. En la cena familiar el asesino se quita la máscara:

"Los maridos mueren y dejan su dinero a sus tontas esposas. ¿Y qué hacen esas estúpidas mujeres? Las vemos en los hoteles, en los mejores hoteles, por miles, bebiendo el dinero, comiendo el dinero, perdiendo el dinero en el juego..."

La escena es magnífica, y todavía más con el angustioso grito de "Charlie":"¡Pero son seres humanos!". Su tío la mira con desdén y la respuesta le encoge el corazón; "¿De veras, Charlie?".

Maravillosa película. Era la favorita de Hitchcock.



Náufragos (1944)


Obviamente, la situación de un naufragio no daba para muchos festines.

Hitchcock solía aparecer brevemente en sus películas, sus famosos cameos.
Pero su presencia por ausencia más notable ocurrió en esta cinta, donde, como no cabía en la balsa, aparecía en un periódico en alta mar: en su última página se ofrecían unas píldoras de dieta llamadas “Reduco”. Para ilustrar la eficacia de “Reduco” aparecían dos Hitchcocks: uno “Antes” y otro “Después”. Hitchcock hacía constantes e inconstantes dietas.




Recuerda (1945)


Los entresijos de la mente y los sueños, y en primer plano la trama del falso culpable.








Encadenados (1946)


¿Un gin tonic?
El suspense a través del champagne, de la taza de café, la inquietante taza con café ¿envenenado?



El proceso Paradine (1947)




La soga (1948)


Cena macabra, servida encima de un baúl que contiene un cadáver.
Los invitados no logran digerir la comida. Es tal el malestar que irradia la situación, que finalmente la presencia del muerto emerge sin mediaciones y el plato de pollo queda intacto.


 



 Atormentada (1949)



Una mesa deliciosamente siniestra.
Película de época; una mujer es manipulada y aterrorizada por su ama de llaves... secretos y sospechas a la mesa... deliciosamente siniestro... todo en calma-tensa.

La copa de coñac avanza hacia Lady Harrietta.



 
Pánico en la escena (1950)


Lleva la intriga hasta sus últimas consecuencias, en un film en donde nada es lo que parece...



Extraños en un tren (1951)


Comida en un vagón de tren, muy característico.



Yo confieso (1953)


Los temas del falso culpable y el sentido del deber vuelven a ser el epicentro...

 



La ventana indiscreta (1954)


 Una cena suculenta en un pequeño apartamento.

En una de las primeras escenas, Lisa (Grace Kelly) llega al apartamento de Jeff con la sorpresa que ha encargado una cena a domicilio al famoso restaurante 21. Ella recibe al camarero que trae la cena junto con una botella de vino que resulta ser un Montrachet.
En la escena donde se disponen a disfrutar de la cena, Lisa sirve el plato que acompañará este vino, indudablemente una armonia excelente seguramente ideada por el mismo Hitchcock que como gran gourmet y apasionado por la comida. El plato: Langosta gratinada... ¡que gran acompañante para un Montrachet!, y con que naturalidad lo disfrutan en el sencillo apartamento de Jeff.
Perfecto, como siempre, le dice Jeff.

Ella decidida a acabar con la soltería de Jeff, pero él responde con evasivas...

A Hitchcock no le gustaban los actores que intentaban explicar al público sus sentimientos mediante juegos de fisonomía, sino que prefería exponer los estados de ánimo utilizando los medios del cine. Por ello siempre ponía como ejemplo de interpretación la de James Stewart en esta película, en la que se limitó a darle una única instrucción sobre las motivaciones de su personaje:

 “Eres un mirón. Siéntate y mira por la ventana”.

 



Crimen perfecto (1954)


El desayuno "perfecto" para una intriga perfecta...

El matrimonio formado por Margot y Tony Wendice (Milland) no es lo que parece, bajo la corrección de las formas subyace la inmoralidad, el cansancio, la rutina de un matrimonio que empieza hacer aguas por todas partes.
Un desayuno que parece perfecto, pero Margot lee en el periódico que su amante, escritor de novelas de crimen, está de vuelta.

Desarrolla la intriga enteramente en el salón de la casa.



Pero... ¿quién mató a Harry? (1955)


Blueberry Muffins, famosos panquecitos que disfrutan en esta merienda...






Atrapa a un ladrón (1955)


John Robie, más conocido como “El Gato”, un profesional del robo de joyas ya retirado (Cary Grant), invita a comer al investigador de una compañía de seguros que anda preocupado por una ola de robos que llevan la firma del antiguo delincuente. La comida consiste en una sopa y una “Quiche Lorraine” preparadas por Germaine su ama de llaves.
La elegancia a la mesa.
La imagen del cigarrillo aplastado en un huevo, su aversión a los huevos.

Cary Grant y Grace Kelly se entregan a un juego amoroso mientras se “deleitan” con unos muslos de pollo y unas cervezas.

El pícaro diálogo durante el picnic en la Costa Azul:

- Grace Kelly: Qué prefiere, ¿muslo o pechuga?.

- Cary Grant: Usted elige.



“Quiche Lorraine" según la receta personal de Alfred Hitchcock, uno de sus platos favoritos:

Para 4 personas. 100 g. de bacon entreverado, 2 cebollas, 100 g. de emmental rallado, 2 cucharadas de mantequilla, 1 pizca de nuez moscada, 150 g. de nata líquida, 1/4 de cucharadita de sal, 1 taza de leche, pimienta blanca molida, 3 huevos. Para la base: 200 g. de harina, 4 cucharadas de leche, 100 g. de mantequilla, 1/4 de cucharadita de sal.

Amasar la harina con mantequilla, leche y sal, y dejar reposar la masa treinta minutos. Entretanto, cortar el bacon y las cebollas en cuadraditos y pochar en mantequilla. Batir la nata, la leche y el huevo, añadir el queso, las cebollas, el bacon y las especias y mezclarlo todo.

Extender la base, muy fina, y colocarla en un molde con bordes, engrasado con mantequilla y espolvoreado de harina. Poner el relleno sobre la base y cocer treinta minutos a 180 grados. También se puede cortar en porciones y cocer por separado. Servir muy caliente.




El hombre que sabía demasiado (1956)


Cena en un restaurante exótico de Marraquech con los intentos del Dr. McKenna por adaptarse a las costumbres árabes.
Ben McKenna (James Stewart) intenta comer pato con aceitunas con la mano pura de los musulmanes, pero, ante la dificultad, siente la necesidad imperiosa de ayudarse con la impura. El camarero gesticula horrorizado. Ben acaba desistiendo y estrella, desesperado, el muslo contra la bandeja. Las aceitunas son lo único del pato que uno puede comer a mano en un restaurante.
Consiguen fácilmente mantener ese tono de película agradable e intrascendente con esta escena.



Falso culpable (1956)

El falso culpable sigue apareciendo como un tema clásico en su filmografía...






Vértigo/De entre los muertos (1958)


La invitación a cenar es a menudo el deseo por parte de uno de los personajes de profundizar en el conocimiento del otro.
El interior del restaurante, tapizado en un llamativo rojo fuego en una de cuyas paredes cuelga un cuadro rodeado por flores rosas y blancas, ambos elementos –el cuadro y las flores- de gran importancia en la narración de los posteriores acontecimientos. La cámara parece centrarse en este cuadro pero por la izquierda del encuadre emerge la imagen de una mujer vestida con un chal verde brillante.
Scottie encuentra a Madeleine en el restaurante.
Judy aparece también en el mismo restaurante en la cena con Scottie.





Con la muerte en los talones (1959)


Nace una historia de amor en el vagón-restaurante.

La coincidencia de Roger y Eve en el tren una “apariencia de casualidad” minuciosamente “causada” por la organización para la que -de nuevo- ella “finge” trabajar. La historia de amor nace precisamente de lo poco que escapa a la ficción en esta secuencia, a saber, los sentimientos de Eve por Roger. Por eso resulta interesante el diálogo entre ambos en el vagón restaurante, ligereza y sentido del humor, en un increí­ble juego de amagos y ambigüedades.

Una vez que el tren se pone en marcha se dirige al vagón-restaurante y el camarero le acomoda en frente de Eva Kendall:

Grant: Bueno, ya estamos aquí otra vez.
Saint: Sí.
Grant: ¿Qué me recomienda usted?
Saint: La trucha del río, creo que "aparcará" bien en su estómago.
Grant: Hecho. Trucha de río. Tráigame esto (al camarero).Ya sé, mi aspecto le es familiar.
Saint: Sí.
Grant: Tiene la sensación de haberme visto antes.
Saint: Sí.
Grant: Es curioso como produzco ese efecto en la gente. Es algo que hay en mi cara.
Saint: Una cara agradable.
Grant: ¿Usted cree?
Saint: Si no lo creyera no lo diría.
Grant: Ah, usted es de esa clase de mujeres.
Saint: ¿De qué clase?
Grant: Sinceras.
Saint: No del todo.
Grant: Me alegro, las mujeres sinceras me asustan.
Saint: ¿Por qué?
Grant: No sé, me hacen sentirme en un plano de inferioridad.
Saint: Porque usted no es sincero con ellas...
Grant: Exacto.
Saint: ¿Como al decir lo de las multas por aparcamiento indebido?
Grant: Lo que quiero decir es que cuando encuentro una mujer atractiva tengo que fingir que no abrigo en deseos de hacerle el amor.
Saint: ¿Y por qué podría disgustarle a ella esa idea?
Grant: Podría ofenderla.
Saint: O puede que no.
Grant: Qué suerte he tenido de sentarme aquí.
Saint: La suerte no tuvo nada que ver en ello.
Grant: ¿El destino?
Saint: Los 5 dólares que le he dado al camarero para que le sentara aquí si venía usted.
Grant: ¿Es una declaración?
Saint: Nunca hablo de amor antes de comer.
Grant: Usted ya ha comido.
Saint: Pero usted no.
Grant: ¿No cree que es hora de que nos presentemos?
Saint: Me llamo Eva Kendall. 26 años y soltera.
Grant: ¿Y a qué se dedica además de llevar a los hombres a su perdición en el Expreso Siglo XX?




Psicosis (1960)


La exigua cena de Psicosis, pan con manteca, queso y leche, preludio de horror, horror...
El deseo de Norman Bates por Marion Crane en Psicosis aumenta cuando utiliza el pretexto de llevar bocadillos para hablar con ella.
Bates le sirve una pequeña cena a Marion y le dice que come como un pajarito, pero ella acaba de ver las aves embalsamadas con las que Norman ha decorado la oficina del motel y... lo que sigue es ¡aterrador!!!



  
 
 
Los pájaros (1963)


Apenas aparecen escenas con comida, el suspense se acrecienta con la esperada llegada de los pájaros.
La comida anuncia el principio y el final de los ataques:
Un restaurante (Sea Food), después del primer ataque de una gaviota, y una mesa antes y después de otro. La comida aparece como preludio de la venida de los pájaros...


 Como el propio Hitchock dijo:

En The Birds (Los pájaros) he procedido siempre de tal manera que el público no pueda adivinar cuál será la escena siguiente [...]

Debía hacerlo de esta manera porque el público se siente influido por la publicidad, los artículos, las críticas… El público oye hablar de la película por los rumores que se pasa unos a otros. No quiero que se impaciente esperando a los pájaros, pues entonces no prestaría bastante atención a la historia de los personajes. Esas alusiones al final de cada escena, es como si dijera al público: «Tenga paciencia, tenga paciencia. Ya vienen.»

 


Marnie la ladrona (1964)


Desde el principio, está claro que Marnie es un ser atormentado...
Mark tratará de indagar la causa de las diversas psicopatías de Marnie, su desconfianza hacia los hombres, su aversión por todo contacto físico, su pánico al color rojo...




Cortina rasgada (1966)

Intriga y espionaje en plena Guerra Fría...


Topaz (1969)


De nuevo, espionaje en la época de la Guerra Fría...

 



 





Frenesí (1972)


Frenesí fue en muchos sentidos la gran despedida de Hitchcock.

El comisario que lleva el caso de los asesinatos por estrangulamiento, está interesado por descubrir la verdad y al verdadero culpable (el asesino de la corbata).

Es una persona que transmite simpatía y que comparte con su mujer el caso, la cual parece adivinar y comprender su desenlace . Entre ellos se deducen bastantes chistes negros; con la comida, él le lanza indirectas como: (al referirse al Blaning) “Después de haber estado en la cárcel se comería lo que fuese” ( se comería hasta lo que prepara su mujer, mucho peor que la comida de la prisión).

El comisario come en el despacho con fruición a sabiendas de los "deliciosos manjares" que le esperan cuando llegue a casa. Contrapone la culinaria afrancesada a la cocina tradicional inglesa, así el inspector de policía, para desayunar, pide un par de huevos fritos con salchichas.
Los elementos humorísticos están especialmente concentrados en estas deliciosas escenas que fueron añadidas expresamente por el director, en que el inspector Oxford de Scotland Yard comenta los avances de la investigación a su esposa mientras come. En realidad, la inclusión de estos momentos sirven para hacer avanzar más cómodamente la película y tener al espectador informado sobre los pasos de la policía, pero Hitchcock fue lo suficientemente inteligente para utilizarlos para crear una pequeña y divertida subtrama en que el inspector Oxford debe enfrentarse a los incomibles platos que cocina su esposa, quien está haciendo un curso de cocina sofisticada.

Esto nos lleva a una de las claves del film: la comida, que está íntimamente relacionada con el sexo y la muerte. Continuamente los crímenes del asesino de la corbata giran alrededor de la comida: Rusk hace numerosas referencias a la escasa comida de la señora Blaney antes de asesinarla y, después de cometer el crimen, devora la fruta que ha quedado en la mesa; el inspector Oxford hace referencia a la necesidad de cazar al asesino “antes de que se le abra el apetito”. Rusk esconde uno de sus cadáveres en un camión de patatas y todas las deliberaciones sobre el proceso de investigación se hacen en la mesa de los Oxford mientras el inspector intenta comer a duras penas las “exquisiteces” de su mujer.

No se burla sólo de la muerte, también lo hace de aspectos de la vida, como la moda vanidosa de la "nouvelle cuisine", de inspiración francesa.



Family Plot (1976)


Su última obra.

Blanche es una falsa espiritista que hace pequeños trabajos para ganarse la vida. Cuando encuentra a Julia Rainbird, una anciana acaudalada que busca a su sobrino, a cambio del cual ofrece una cuantiosa recompensa, cree haber topado con una mina. Entonces pide ayuda a su novio, el taxista George Lumley, y con él vive una peripecia tras otra, a cuál más peligrosa.
Cuando quiere definir la vulgaridad de la pareja de ladrones bastos de Trama macabra (Family Plot) inicia la presentación con una comida casera (hamburguesas, ketchup, mostaza) que sirve para definirlos en un único trazo y donde sus modales son una perfecta prolongación del tipo de comida que consumen, la llamada "comida basura".

El 29 de abril de 1980, uno de los grandes autores cinematográficos de todos los tiempos, fallecería a la edad de 80 años en Bel Air (Los Angeles).

 Su epitafio:

 “Esto es lo que le pasa a los chicos malos”.
 



La famosa escena del vaso de leche en Sospecha:
Buenas noches, vida...







El picnic en Monte Carlo en Atrapa a un ladrón
 





Terminamos con la película favorita de Hitchcock:

La sombra de una duda

La magnífica escena de la cena familiar; el asesino, el tío Charlie, se desenmascara:

"Los maridos mueren y dejan su dinero a sus tontas esposas. ¿Y qué hacen esas estúpidas mujeres? Las vemos en los hoteles, en los mejores hoteles, por miles, bebiendo el dinero, comiendo el dinero, perdiendo el dinero en el juego..."

Su sobrina, llamada también Charlie, grita angustiada:

"¡Pero son seres humanos!"
 Su tío la mira con desdén y la respuesta le encoge el corazón;
"¿De veras, Charlie?".





Rebeca... "Anoche soñé que volvía a Manderley ..." 






Primeros planos en las películas de Hitchcock
 












2 comentarios:

  1. He disfrutado infinito leyendo y contemplando las fotos de esta entrada. Tengo que ver de nuevo todas esas pelis para fijarme en todos los detalles que nos cuentas.
    Ha sido una delicia.
    ¡Un millón de gracias, amiga!

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    1. ¡Ni te cuento lo que he disfrutado!, me encanta Hitchcock.
      El enlace de los fotogramas es estupendo, se encuentra de todo.
      Un besazo, gracias por tu visita, me encanta, ¡siempre me sorprendes!.

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