viernes, 29 de mayo de 2015
miércoles, 27 de mayo de 2015
lunes, 25 de mayo de 2015
domingo, 24 de mayo de 2015
Pentecostés
“Pentecostés es todo un poema de luz, de gracia y de caridad”.
San Juan XXIII
Es la fiesta que nos recuerda la vocación profunda de la Iglesia: que ella existe para evangelizar; que somos depositarios de un tesoro que no podemos guardar en la intimidad.
Canciones del alma en la íntima comunicación,
de unión de amor de Dios.
de unión de amor de Dios.
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga;
matando, muerte en vida la has trocado.
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores,
calor y luz dan junto a su Querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!
(San Juan de la Cruz, Llama de Amor viva)
Ven, Espíritu Santo.
Feliz día de Pentecostés.
sábado, 23 de mayo de 2015
El testamento espiritual de Henri Matisse
Vitral de la Capilla del Rosario de Vence. Árbol de la vida (detalle)
"Todo arte digno de ese nombre es religioso. Ya sea que esté hecho de líneas o de colores, si esta creación no es religiosa, no es arte. No es más que un documento, una anécdota”.
Henri Matisse
Saint Paul de Vence es una pequeña localidad francesa situada en la Costa Azul a los pies de los Alpes. En ella se encuentra una capilla dedicada al Rosario, cuyo diseño se debe a Henri Matisse.
La Capilla del Rosario de Vence fue el fruto de una gran amistad.
Matisse ingresó en el hospital de Lyon en 1941 para someterse a una delicada operación de cáncer intestinal y, temiendo un pronto final, escribió: “amo a mi familia verdadera y profundamente”. No podía imaginarse que aquella operación le regalaría “una segunda vida”, en la que una mujer jugaría un papel decisivo para su felicidad personal y su legado artístico.
Fue la estudiante de enfermería Monique Bourgeoisle, quien le cuidó durante su convalecencia. Entre ellos surgió una gran amistad basada en el profundo afecto que se tenían. Algún tiempo después, Monique llegaría a convertirse en la hermana Jacques-Marie.
Monique encontró en el pintor una férrea oposición a su propósito de convertirse en monja. No obstante, cuando Matisse supo que la orden de monjas dominicas de Saint-Paul-de-Vence -a la que pertenecía Jacques-Marie-, no disponía de capilla propia, se dispuso a diseñar y financiar la que se convertiría en el legado más vivo de su obra; a ella se dedicó con entusiasmo, pese a los comentarios de Pablo Picasso, que horrorizado le espetó: “¡Una Iglesia!, ¿Por qué no un mercado? Así al menos podrías pintar frutas y verduras”.
El mismo Matisse afirmó:
“Esta obra ha supuesto cuatro años de trabajo continuado y es el resultado de toda mi vida activa. Pese a todas sus imperfecciones, la considero mi obra maestra”.
Y esta obra se convirtió en su testamento espiritual.
La capilla es muy austera, sin artificio, con tres murales en blanco y negro de factura minimalista:
- El Vía Crucis y la Virgen con el Niño, donde Jesús aparece abriendo los brazos como queriendo abarcarnos a todos.
- Y el dedicado a santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los predicadores dominicos en el sigo XII.
Cuenta también con tres conjuntos de vidrieras. En los tres conjuntos únicamente se utilizan tres colores: un amarillo intenso, que representa el sol, un verde intenso la vegetación y un azul intenso por el agua (mar mediterráneo) y el cielo.
Vitral de la Capilla del Rosario de Vence. Árbol de la vida
Durante largo tiempo, Matisse meditó la temática que iba a utilizar para las vidrieras, hasta que se decantó por el pasaje del Apocalipsis de san Juan: “En medio de la calle y a un lado y otro del río había un árbol de la vida que daba doce frutos , cada fruto en su mes, y las hojas del árbol eran saludables para las naciones “. Según por sus propias palabras, el árbol de la vida es una alegoría de la edad de oro del hombre.
Cuando completó el trabajo de la capilla en 1951, tres años antes de su muerte, dijo:
"¿Creo en Dios?", preguntó en voz alta en una ocasión. "Sí, creo, cuando estoy trabajando. Cuando soy sumiso y modesto me siento rodeado por alguien que me hace hacer cosas de las que no soy capaz".
La capilla fue bendecida el 25 de junio de 1951, tres años antes de la desaparición del pintor, que en aquella ocasión escribió al obispo de Niza: "Excelencia, le presento con toda humildad la capilla del Rosario de las dominicas de Vence. Le pido que me disculpe por no haber podido presentarle yo mismo este trabajo a causa de mi edad y de mi salud. La obra ha requerido cuatro años de un trabajo exclusivo y asiduo, y es el resultado de toda mi vida activa. La considero, a pesar de todas sus imperfecciones, mi obra maestra. Ojalá el porvenir pueda dar la razón a este juicio mediante un creciente interés, incluso más allá del significado más alto de este monumento. Cuento, Excelencia, con vuestra vasta experiencia de los hombres y con vuestra profunda sabiduría para que juzguéis un esfuerzo que es el resultado de una vida consagrada a la búsqueda de la verdad".
No parece poco para quien cuarenta años antes había afirmado:
"Yo sueño un arte equilibrado, puro, tranquilo, sin sujeto inquietante o preocupante, que sea para cualquier trabajador intelectual, para el hombre de negocios o para el literato, por ejemplo, un lenitivo, un calmante cerebral, algo análogo a una buena poltrona donde reposar de sus fatigas físicas".
Os dejo un enlace de un reportaje de la BBC donde se describe la capilla; las imágenes hablan por sí solas.
Sábado, día del Rosario bloguero.
Feliz día.
jueves, 21 de mayo de 2015
De Leonardo da Vinci
Dibujo de Leonardo da Vinci. La Scapigliata (La despeinada).
Un regalo precioso con estas palabras de Leonardo:
La pintura supera todas las obras humanas por las sutiles consideraciones que le son propias. El ojo, la ventana del alma, es el principal medio por el que el sentido central puede apreciar de forma más completa y abundante las infinitas obras de la naturaleza; el segundo es el oído, que adquiere dignidad al escuchar las cosas que el ojo ha visto: Si historiadores, poetas o matemáticos no hubieran visto cosas con los ojos, no podrían explicarlas en sus escritos.
Y si el poeta narra una historia con su pluma, el pintor con su pincel puede explicarla más fácilmente, con una plenitud más simple y menos tediosa de comprender. Y si el poeta considera que la pintura es poesía muda, el pintor podría decir que la poesía es pintura ciega. ¿Cuál es el peor defecto? ¿La ceguera o la mudez? Aunque el poeta es tan libre como el pintor en la invención de sus ficciones, estas no resultan tan satisfactorias para los hombres como los cuadros, porque aunque la poesía pueda describir formas, acciones y lugares con palabras, el pintor trabaja con la similitud real de las formas para representarlas. Ahora dígame qué está más cerca del hombre real, ¿el término "hombre" o la imagen del hombre? El término "hombre" difiere en países diferentes, mientras que su forma nunca cambia, tan solo con la muerte.
H. Anna Suh, Leonardo da Vinci, Cuadernos, pág. 14
Nuestros pensamientos se orientan hacia la esperanza.
H. Anna Suh, Leonardo da Vinci, Cuadernos, pág. 409
Gracias, chicos: Alejandro, Lucía, Andrea, Eduardo y María.
Nunca os olvidaré.
La Virgen con el Niño, santa Ana y san Juan Bautista
martes, 19 de mayo de 2015
Un sistema maravilloso ...
"Tienes que enterarte que a las personas no solamente las atan las palabras, los juramentos y las promesas; y que ni siquiera son los sentimientos y las simpatías los que rigen las relaciones humanas.
Hay algo diferente, una ley más severa, más dura, que determina si dos personas están ligadas o no.
Yo conocía esa ley. La conocía incluso hace veinte años.
La ley de la vida dicta que acabemos lo que un día empezamos. No es precisamente un motivo de alegría. En la vida nada llega a tiempo, la vida nunca te da nada cuando lo necesitas. Durante largos años nos duele ese caos, esa demora, pensamos que alguien está jugando con nosotros, sin embargo un día nos damos cuenta de que todo ha ocurrido determinado por un orden perfecto, encajado en un sistema maravilloso...
Dos personas no pueden encontrarse antes de estar maduras para su encuentro... obedeciendo la ley irrevocable de sus destinos, de sus estrellas, de la misma manera que se encuentran dos astros, en la infinitud del universo, con una exactitud perfectamente determinada, en el instante previsto, en el instante que pertenece a los dos, en la infinitud del espacio y del tiempo..."
Sándor Marai, La herencia de Eszter
domingo, 17 de mayo de 2015
Ascensión del Señor
La Ascensión, Salvador Dalí
No; yo no dejo la tierra.
No; yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he dejado la guerra;
arriba, están vuestros nombres".
¿Qué hacéis mirando al cielo,
varones, sin alegría?
Lo que ahora parece un vuelo
ya es vuelta y es cercanía.
El gozo es mi testigo.
La paz, mi presencia viva,
que, al irme, se va conmigo
la cautividad cautiva.
El cielo ha comenzado.
Vosotros sois mi cosecha,
El padre ya os ha sentado
conmigo, a su derecha.
No; yo no dejo la tierra.
No; yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he dejado la guerra;
arriba, están vuestros nombres".
¿Qué hacéis mirando al cielo,
varones, sin alegría?
Lo que ahora parece un vuelo
ya es vuelta y es cercanía.
El gozo es mi testigo.
La paz, mi presencia viva,
que, al irme, se va conmigo
la cautividad cautiva.
El cielo ha comenzado.
Vosotros sois mi cosecha,
El padre ya os ha sentado
conmigo, a su derecha.
Partid frente a la aurora.
Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora.
Comienza vuestra tarea.
Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora.
Comienza vuestra tarea.
(Himno de Laudes)
J. S. Bach - Oratorio de la Ascensión. Cantata BWV 11
¡Feliz domingo de la Ascensión del Señor!!!
sábado, 16 de mayo de 2015
Gaudí y el Santo Rosario
Fachada de la Natividad. Rosario gigante en el Portal de la Caridad.
Sagrada Familia (Barcelona). Antonio Gaudí
"El Rosario es el puente de comunicación entre Dios y el
hombre, entre el Creador y la creatura, y este puente
es Jesús. Sin Él nadie puede atravesar el abismo que va
de la nada, que es el hombre, a la infinitud divina.
Y Santo Domingo hizo que ese puente fuera transitable
para todos".
Josep Torras i Bages (1846-1916),
L'etern Rosari [El eterno Rosario]
L'etern Rosari [El eterno Rosario]
Antonio Gaudí era un gran devoto de la Virgen María y rezaba diariamente el Rosario, devoción que traspasó la intimidad de la oración personal para quedar reflejada en sus obras. Cuenta Juan Matamala, hijo del escultor que acompañó a Gaudí buena parte de su vida, que ambos rezaban diariamente el Rosario durante los años que convivieron en el Parque Güell. Hoy en día, muchas personas no comprenden una serie de bolas enormes que siembran el Parque Güell. Se trata de un rosario disperso que permitía al arquitecto y sus amigos pasear y rezar sin descontarse.
En la Sagrada Familia, en la Fachada del Nacimiento -la única que terminó Gaudí-, se pueden encontrar, rodeando las escenas, las cuentas del Rosario.
"El Portal del Rosario, nos dice José Manuel Almuzara en su obra De la piedra al maestro, fue lo primero que Gaudí terminó, no era necesario en aquella época, pero quería darnos este mensaje, como un plano general del templo. Es el testamento más importante de Gaudí y tenemos que saberlo comprender y comunicar; no construimos nuestro templo, sino el templo de Dios".
Puerta dela Virgen del Rosario. Sagrada Familia. Antonio Gaudí
También el claustro del templo se inicia con la puerta del Rosario, en la que se encuentra una representación de la Virgen con Santo Domingo y Santa Catalina. En el muro contiguo se representa la muerte de los justos precedida por las palabras Ave María, así como las tentaciones que se pueden superar rezando el Rosario.
Emilia Capdevila, vecina de la sobrina de Gaudí en Reus, recordaba cuando fue a Barcelona que «un domingo mi madre y yo fuimos a visitar el templo y vimos a Gaudí en una cripta de rodillas rezando el Rosario, pero no lo quisimos molestar y nos fuimos».
Era devotísimo de la Sagrada Familia, y especialmente de San José. Si alguien le preguntaba cómo sería posible concluir el templo de la Sagrada Familia, el gran sueño de siempre en su vida ("Tengo sesenta y cuatro años - dijo un día - , y la mitad de ellos los he empleado en este templo, y ahora soy ya su portero…"), en seguida les contestaba: "No se apure: San José es un santo que tiene muchos recursos".
En esta obra se observa la capacidad de Gaudí de plasmar el cristianismo con una belleza especial y en un contexto especialmente difícil. De hecho, cuando empezó con la Sagrada Familia, no era católico practicante (...) Cuando tenía que proyectar una casa para la burguesía, primero se interesaba por sus dueños, por quién iba a vivir allí. Cuando en 1833 le ofrecen la Sagrada Familia, sigue esta lógica y empieza a relacionarse con el dueño de esa casa, con Dios. Al menos eso es lo que él mismo escribe, nos dice Joan Aicart, fundador de la asociación Trencadís.
Etsuro Sotoo, uno de los escultores de la Sagrada Familia, sí se convirtió al cristianismo cuando trabajaba en ella. Él cuenta que, en un principio, lo hacía mirando la piedra, hasta que, en un momento dado, se planteó observar hacia dónde miraba Gaudí. Al ver que este no trabajaba mirando la piedra, sino a Dios, Sotoo también comenzó a mirar al mismo lugar.
Se le conocía como “el arquitecto de Dios”. Y ello se refleja especialmente en este templo, que además de ser una obra maestra de la arquitectura, también es un catecismo en piedra, porque en sus fachadas se repasa la vida de Jesús. Así, José Manuel Almuzara, presidente de la Asociación Pro Beatificación Antoni Gaudí, dice:
"Que cada uno use el don que Dios le ha dado. La realización de esto es la máxima perfección social", dejó escrito Gaudí.
Etsuro Sotoo, uno de los escultores de la Sagrada Familia, sí se convirtió al cristianismo cuando trabajaba en ella. Él cuenta que, en un principio, lo hacía mirando la piedra, hasta que, en un momento dado, se planteó observar hacia dónde miraba Gaudí. Al ver que este no trabajaba mirando la piedra, sino a Dios, Sotoo también comenzó a mirar al mismo lugar.
Se le conocía como “el arquitecto de Dios”. Y ello se refleja especialmente en este templo, que además de ser una obra maestra de la arquitectura, también es un catecismo en piedra, porque en sus fachadas se repasa la vida de Jesús. Así, José Manuel Almuzara, presidente de la Asociación Pro Beatificación Antoni Gaudí, dice:
“Las miles de personas que van cada día a ver el templo expiatorio de la Sagrada Familia se dan cuenta de que detrás de ese edificio maravilloso hay un hombre muy cristiano. Y cada vez son más las personas que descubren que esa arquitectura les lleva a Dios, más o menos consciente o inconscientemente, pero que esa arquitectura les lleva a Dios”.
"Que cada uno use el don que Dios le ha dado. La realización de esto es la máxima perfección social", dejó escrito Gaudí.
Sábado, día del Rosario bloguero.
Buen día.
viernes, 15 de mayo de 2015
jueves, 14 de mayo de 2015
miércoles, 13 de mayo de 2015
Trece de mayo...
Mejor así: lejos, muy lejos,
pero con la almas
tan cerca.
Los dos inalcanzables
como las laminillas de oro
de las alas de los jilgueros que huyen
del ciprés,
como el monte negro
que no se deja ascender
bajo una tormenta de lobos,
como la estrella distante
que sin embargo es
como una lágrima nuestra.
Mejor así, como hablan
las almas
con las almas,
tan lejos,
tan cerca.
Antonio Colinas, Canciones para una música silente.
Para Pilar, con mucho cariño, en el día dedicado a la Virgen de Fátima.
Feliz día, querida amiga.
Minimalismo sacro, Canto gregoriano actual. Salve Regina de Arvo Pärt
martes, 12 de mayo de 2015
Luz absoluta
Vidrieras catedral de León. Fachada sur
Gracias a la belleza sensible, el alma se eleva a la verdadera belleza, y de la tierra en que yacía sumergida, resucita al cielo gracias a la claridad de estos esplendores.
Suger, abate de Saint Denis
Dios es luz. De esa luz inicial, increada y creadora, participan todas las criaturas. Cada una de ellas recibe y transmite la iluminación divina según su capacidad, es decir, según el rango que cada uno ocupa en la escala de los seres, según el nivel en que ha sido situado jerárquicamente por el pensamiento de Dios. Originado en una irradiación, el universo es una corriente luminosa que desciende en cascadas, y la luz que emana del Ser supremo coloca a cada uno de los seres creados en un sitio inmutable. Pero la luz todo lo une. Vínculo de amor, irriga el mundo entero, lo instala en el orden y en la cohesión, y puesto que todos los objetos reflejan más o menos la luz, esta irradiación, gracias a una cadena continua de reflejos, suscita, desde las profundidades de las tinieblas, un movimiento inverso, movimiento de reflexión hacia un foco de irradiación.
De este modo, el acto luminoso de la creación instituye por sí mismo un acceso progresivo de grado en grado hacia el Ser invisible e inefable del que todo procede. Todo se reencuentra en él gracias a las cosas visibles que a medida que ascienden en la jerarquía reflejan cada vez mejor su luz. Es así como lo creado conduce a lo increado por una escala de analogías y de concordias. Elucidarlas una tras otra significa avanzar en el conocimiento de Dios. Luz absoluta, Dios está más o menos oculto en cada criatura, según esta sea más o menos refractaria a su iluminación; pero cada criatura lo descubre a su manera puesto que libera, ante quien la observe con amor, la parte de luz que contiene en sí.
Georges Duby, La época de las catedrales (Arte y sociedad, 980-1420).
Un manantial azul
"No declinas cuanto vibra:
Lo que es luz ya no se olvida".
Lo que es luz ya no se olvida".
Francisco de Quevedo
Hoy, martes, dedicado especialmente a Militos, del blog De dentro.
Uno de los vídeos más bellos de La Hoja del Arce, que siempre dejo en el mes de mayo.
Gracias, Hoja, siempre, por tu ejemplo inolvidable.
¡Buen día!
De Teresa de Jesús
“No diré cosa
que no sepa
por experiencia”.
Santa Teresa, Camino de Perfección
***
"Con todos sea mansa y consigo rigurosa".
Santa Teresa de Jesús (Avisos LV)
Y un poema sanador de Antonio Colinas, poeta galardonado con el XV Premio de las Letras Teresa de Ávila 2014:
Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas.)
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de las orquídeas
en las calas olvidadas.
Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y que no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie con los relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y discurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.
Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor.
O con la luz de todos los azules.
Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano
como a puñado de sal.
O de luz.
Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón –al fin– pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas.)
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de las orquídeas
en las calas olvidadas.
Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y que no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie con los relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y discurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.
Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor.
O con la luz de todos los azules.
Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano
como a puñado de sal.
O de luz.
Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón –al fin– pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.
Antonio Colinas, Fe de vida.
lunes, 11 de mayo de 2015
Ojos claros, serenos
Ojos claros, serenos
si de un dulce mirar sois alabados
es porque hubo una mano que, ardiente en la penumbra
de una tarde perdida,
dispuso con extraño poder unas palabras.
El tiempo, como el viento de octubre en los prospectos,
arrastra hacia el ayer las tardes y los años,
los amores y los enamorados:
polvo que se adelgaza, y luego nada.
Pero
su fuerza nada pudo contra aquellas
sílabas de diamante,
en las que sigue refulgiendo, claros
serenos, unos ojos
que acaso no existieron más que en sueños
para que al otro extremo de los siglos
aún de un dulce mirar son alabados.
Miguel d´Ors, Variación sobre una variación de Juan Garzón
Con mi gratitud para un gran poeta.
sábado, 9 de mayo de 2015
viernes, 8 de mayo de 2015
Instante
Quisiera decirle al instante: ¡permanece, eres tan bello!
Goethe. Fausto
Quizá muchas personas tienen hoy una idea equivocada del Misterio: lo imaginan en otro ámbito, separado de nuestra vida diaria, como si nosotros estuviésemos aquí abajo y Él allá arriba, como en «El entierro del Conde de Orgaz»; y en realidad, el Misterio está aquí, con nosotros, entretejido en nuestras vidas, detrás de cada cosa. Todo cuanto existe es una posible puerta hacia Él. Ahí lo tenemos, «detrás del invisible umbral del aire»:
Con tu mirada tibia
alguien que no eres tú me está mirando: siento
confundido con el tuyo otro amor indecible.
Alguien me quiere en tus te quiero, alguien
acaricia mi vida con tus manos y pone
en cada beso tuyo un latido.
Alguien que está fuera del tiempo, siempre
detrás del invisible umbral del aire.
Miguel d' Ors
jueves, 7 de mayo de 2015
martes, 5 de mayo de 2015
lunes, 4 de mayo de 2015
Instantes
Instalación de Tokujin Yoshioka
Me gustó esto que leí hoy:
"Ya está bien por hoy, señores. Sé que la vida es eterna porque tiene instantes eternos. Nada más".
Y esto:
"Lo invisible es…¡tan evidente!".
"De todo lo que se puede hablar, hay que hablar de una manera inteligible y clara. De todo lo que no se puede hablar, también hay que hablar".
"Vosotros sabéis que siempre que traté de convencer a otros de que mi deber era apartarme de los programas oficiales para concentrarme en la enseñanza de la poesía, convencerlos de que la poesía era el fundamento de la educación del hombre, me contestaron que eso eran sólo monsergas y antiguallas (...) Desde entonces, frente a otros géneros literarios de más éxito y rendimiento hoy, como la novela, que tiene la virtud, entre otras, de crear personajes, nuestra Escuela Popular de la Docta Ignorancia ha estimulado, apoyado y respaldado siempre el estudio de la poesía, que en cambio creo yo que tiene la virtud de crear personas".
"Un buen crítico es algo tan necesario y, le diría más, algo tan raro como un buen poeta".
José Mateos, La razón y otras dudas
domingo, 3 de mayo de 2015
En el alma de un niño...
J. T. Larsson. Tesoros
Quien escribe en el alma de un niño, escribe para siempre.
Gracias, mamá, por tu amor constante, por tu ejemplo de fe.
Antonin Dvorak: Canciones que mi madre me enseñó.
En 1880, Antonín Dvorák escribió una canción para voz y piano titulada: Songs my mother taught. Una canción nostálgica cuyo texto viene a decir:
Canciones que mi madre me enseñó en días que se desvanecieron largo tiempo atrás. Pocas veces las lágrimas fueron desterradas de sus párpados. Ahora enseño a mis hijos cada compás melodioso. A menudo fluyen las lágrimas. A menudo se desprenden del tesoro de mi memoria.
Y una frase que siempre nos repites: "Para mí, lo más importante que me ha sucedido en la vida es ser madre".
Tres generaciones nos hablan de ese amor tan grande ...
Adagio sostenido, intenso, dulce, amoroso, bello ...
Y el final de una carta que me han regalado hoy mis hijas:
M de maravillosa...
A de amor...
D de dedicación...
R de responsabilidad...
E de especial...
¡Felicidades para todas las madres!
sábado, 2 de mayo de 2015
Mes de mayo, mes de María
Nuestra vida es un rosario o varios rosarios llenos de misterios.
María nos cuida.
Siempre me ha impresionado esta afirmación. María me cuida. Le importan mi vida, mis preocupaciones, mis problemas. Le importan las tonterías que a mí me importan y les da importancia a mis miedos. Toma mis dudas en sus manos. Abraza mis silencios vacíos de palabras.
Pero a mí se me olvida que Ella siempre está a mi lado y muchas veces compruebo mi torpeza y me alejo. Ella siempre me espera, como todas las madres, aunque lleguemos tarde a casa.
Hace ya muchos años se tomó en serio mi vida. Me esperó con infinita paciencia. Eso vuelve a conmoverme cuando lo recuerdo. Su amor de Madre. Su amor cercano y cálido.
En un momento dado asumió su papel de madre y me mostró el camino que tenía que seguir. Quería que me la llevara a casa, que aceptara llevar su virgen peregrina. Desde entonces se quedó en mi casa y ordenó las cosas a su antojo.
Eso siempre me ha gustado de sus formas. Respeta mis tiempos, pero actúa, y va modelando el alma con mucho cariño. Sin forzar, sin pausa. Sin violencia, sin miedo.
Me alegra pensar que Ella me abrió el corazón de su Hijo, me señaló la entrada, su herida y me acercó con delicadeza. Entonces Ella se puso en un segundo plano y dejó que Él tomara la iniciativa.
Así es María. Aguarda, escucha, espera y luego permanece en silencio, a nuestro lado. Así lo hizo en su vida terrena. Así lo sigue haciendo cada vez que nos ponemos en sus manos.
Pienso que este mes de María es un tiempo privilegiado, en el que podemos entregarle nuestro corazón y regalarle esas muestras concretas de nuestro amor.
La queremos y, como nos pasa muchas veces con las personas, no le mostramos con hechos cuánto la amamos. Y el tiempo se nos escapa de las manos. Y no hacemos locuras de amor por Ella. Y no nos entregamos confiados. Y nos olvidamos. Y el tiempo se nos va sin hacer nada, sin hacer crecer el amor. Y el amor que no se cuida se enfría, se seca.
Siempre me ha impresionado esta afirmación. María me cuida. Le importan mi vida, mis preocupaciones, mis problemas. Le importan las tonterías que a mí me importan y les da importancia a mis miedos. Toma mis dudas en sus manos. Abraza mis silencios vacíos de palabras.
Pero a mí se me olvida que Ella siempre está a mi lado y muchas veces compruebo mi torpeza y me alejo. Ella siempre me espera, como todas las madres, aunque lleguemos tarde a casa.
Hace ya muchos años se tomó en serio mi vida. Me esperó con infinita paciencia. Eso vuelve a conmoverme cuando lo recuerdo. Su amor de Madre. Su amor cercano y cálido.
En un momento dado asumió su papel de madre y me mostró el camino que tenía que seguir. Quería que me la llevara a casa, que aceptara llevar su virgen peregrina. Desde entonces se quedó en mi casa y ordenó las cosas a su antojo.
Eso siempre me ha gustado de sus formas. Respeta mis tiempos, pero actúa, y va modelando el alma con mucho cariño. Sin forzar, sin pausa. Sin violencia, sin miedo.
Me alegra pensar que Ella me abrió el corazón de su Hijo, me señaló la entrada, su herida y me acercó con delicadeza. Entonces Ella se puso en un segundo plano y dejó que Él tomara la iniciativa.
Así es María. Aguarda, escucha, espera y luego permanece en silencio, a nuestro lado. Así lo hizo en su vida terrena. Así lo sigue haciendo cada vez que nos ponemos en sus manos.
Pienso que este mes de María es un tiempo privilegiado, en el que podemos entregarle nuestro corazón y regalarle esas muestras concretas de nuestro amor.
La queremos y, como nos pasa muchas veces con las personas, no le mostramos con hechos cuánto la amamos. Y el tiempo se nos escapa de las manos. Y no hacemos locuras de amor por Ella. Y no nos entregamos confiados. Y nos olvidamos. Y el tiempo se nos va sin hacer nada, sin hacer crecer el amor. Y el amor que no se cuida se enfría, se seca.
Es también este mes un mes para recorrer los misterios de la vida de Jesús y de María. Es el rosario ese camino que recorremos a través del gozo, del dolor, de la gloria y de la luz en la vida de Jesús y de María.
Lo hacemos con admiración, con respeto, adentrándonos en el silencio. Pensaba que nuestra vida también tiene muchos misterios. Nuestra vida es un rosario o varios rosarios llenos de misterios.
Miramos nuestra historia y vemos el paso de Dios por nuestro corazón. ¡Cuántos momentos de gozo y de luz! ¡Cuántos momentos de dolor, de muerte y luego de resurrección! Son los misterios en los que Dios va tejiendo nuestra historia con amor, con infinita paciencia.
La palabra misterio, en su sentido estricto, es una verdad sobrenatural, que por su misma naturaleza, está por encima de la inteligencia finita. Es una verdad revelada. Los misterios de la vida de Jesús son verdades que se nos han mostrado con claridad.
En nuestra vida hay muchos misterios. Son momentos en los que Dios nos revela quiénes somos, nos muestra el camino, nos desvela hacia dónde peregrinamos. Son estos los misterios por los que queremos agradecer. En ellos descubrimos quiénes somos, cuánto nos quiere María y cuánto nos quiere Dios.
Ojalá podamos mirar con un corazón agradecido cada uno de esos instantes, cada momento de amor y de entrega. El corazón agradece y María nos enseña a mirar conmovidos nuestra historia, a guardar como un tesoro el paso de Dios por nuestra vida. Ese paso que hace la vida sagrada.
Lo hacemos con admiración, con respeto, adentrándonos en el silencio. Pensaba que nuestra vida también tiene muchos misterios. Nuestra vida es un rosario o varios rosarios llenos de misterios.
Miramos nuestra historia y vemos el paso de Dios por nuestro corazón. ¡Cuántos momentos de gozo y de luz! ¡Cuántos momentos de dolor, de muerte y luego de resurrección! Son los misterios en los que Dios va tejiendo nuestra historia con amor, con infinita paciencia.
La palabra misterio, en su sentido estricto, es una verdad sobrenatural, que por su misma naturaleza, está por encima de la inteligencia finita. Es una verdad revelada. Los misterios de la vida de Jesús son verdades que se nos han mostrado con claridad.
En nuestra vida hay muchos misterios. Son momentos en los que Dios nos revela quiénes somos, nos muestra el camino, nos desvela hacia dónde peregrinamos. Son estos los misterios por los que queremos agradecer. En ellos descubrimos quiénes somos, cuánto nos quiere María y cuánto nos quiere Dios.
Ojalá podamos mirar con un corazón agradecido cada uno de esos instantes, cada momento de amor y de entrega. El corazón agradece y María nos enseña a mirar conmovidos nuestra historia, a guardar como un tesoro el paso de Dios por nuestra vida. Ese paso que hace la vida sagrada.
Padre Carlos Padilla
Sábado, día del Rosario bloguero.
Feliz mes de María.
viernes, 1 de mayo de 2015
Los valores del espíritu
He querido venir hasta acá, a mis 91 años, porque al igual que todos ustedes vivo angustiado por el destino del mundo. El amargo presente al que nos enfrentamos, exige que nuestras palabras, nuestros gestos, nuestra obra, se consagren, como verdadero cumplimiento de nuestra vocación, a expresar la angustia, el peligro, la incertidumbre, pero también la esperanza, el coraje y la abnegación de la sufriente y heroica humanidad.
En medio de esta tremenda situación, cada hombre y cada mujer están llamados a encarnar un compromiso ético, que lo lleve a expresar el desagarro de miles y miles de seres humanos, cuyas vidas han sido reducidas al silencio a través de las armas, la violencia y la exclusión. Tener una historia, poderla contar y en torno a ella reunirnos, es encontrar un hilo conductor con el que hilvanar los pedazos de la vida que, sin ella, son fragmentos sin contexto, partes de ningún todo.
Occidente, desde la Biblia, ubicó el problema ético, el problema del bien y del mal como origen y centro de su historia. Desde allí el hombre parte hacia la historia que estamos aún recorriendo. La que guarda en la memoria el bien perdido, y la esperanza del bien a recobrar.
Cuando Fausto en la obra de Goethe, busca traducir el comienzo del Evangelio de San Juan, donde se lee “En el principio era la Palabra “, después de mucho pensar, termina encontrando la traducción que considera la correcta para los tiempos que se inician, y escribe “En el principio era la Acción”. Desde entonces la moral intrínseca a ser hombres, lo que genuínamente nos constituye como tales, la pulsión hacia el bien y el mal, esa invitación sagrada expresada como origen de nuestra vida, fue dejada de lado para llevar adelante la acción. Entendiendo por tal, la conveniente a nuestros fines. Y así, con la Biblia en la mano, pero el espíritu fáustico en nuestro corazón y en nuestro obrar, llegamos a todas las regiones del mundo.
Hoy, frente a la tragedia que vive la humanidad, debemos unirnos para recobrar, creándola, una narración que nos incluya como pueblos hermanos del mundo.
Como ustedes saben vengo de un país que pertenece a esta misma tierra americana y que ha caído de la situación de país rico, riquísimo, que yo en mi juventud conocí como la séptima potencia del mundo, a ser hoy una nación arrasada por los explotadores y los corruptos, los de adentro y los de afuera. Nos hemos convertido en un país pobre y una deuda externa extenuante pesa sobre nuestro pueblo.
Que estamos frente a la más grave encrucijada de la historia es un hecho tan evidente que hace prescindible toda constatación. Ya no se puede avanzar por el mismo camino. Basta ver las noticias para advertir que es inadmisible abandonarse tranquilamente a la idea de que nuestros países y el mundo superarán sin más la crisis que atraviesan. Como dijo María Zambrano: “Las crisis muestran las entrañas de la vida humana, el desamparo del hombre que se ha quedado sin asidero, sin punto de referencia de una vida que no fluye hacia meta a1guna y que no encuentra justificación. Entonces, en medio de tanta desdicha surgen los espíritus profundos y visionarios como Buber, Pascal, Schopenhauer, Berdiaev, Unamuno”.
Con ellas, el hombre conquista el poder secular. Pero -y ahí está la raíz de la paradoja esa, conquista se hace mediante la abstracción: desde el lingote de oro hasta el clearing, desde la palanca hasta el logaritmo, la historia del creciente dominio del hombre sobre el universo ha sido también la historia de las sucesivas abstracciones.
Este es el destino contradictorio de aquel semidiós renacentista que reivindicó su individualidad, que orgullosamente se levantó contra Dios, proclamando su voluntad de dominio y transformación de las cosas. Ignoraba que también llegaría a convertirse en cosa.
Estamos en la fase final de una cultura y un estilo de vida que durante siglos dio a los hombres amparo y orientación. Hemos recorrido hasta el abismo las sendas del humanismo. Y aquel hombre que en el Renacimiento entró en la historia moderna lleno de confianza en sí mismo y en sus potencialidades creadoras, ahora sale de ella con su fe hecha jirones.
Camus decía que cada generación se cree destinada a rehacer el mundo, pero que la nuestra tiene una misión mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga; porque es heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, pueden destruirlo todo; en que la inteligencia se ha humillado hasta ponerse al servicio del odio y la opresión. Es imposible no corroborar a diario las palabras de Camus.
Ante la visión de las antiguas torres derruidas, la vida se ha vuelto una inmensa cuesta en alto, Y aunque la fuerza del espíritu nos impulsa a seguir luchando, hay días en que el desaliento nos hace dudar si seremos capaces de rescatar al mundo de tanto desamparo. Sufrimos el quiebre total de una concepción de la vida y del ser humano bajo cuyos valores e ideales surgieron las sociedades modernas. Una concepción de la vida que desplegó su ánimo en la conquista. No solo lo hizo en las ciencias, descartando antiguas sabidurías y a sus mitos, sino también conquistando todas las regiones del mundo.
Ahora, las terribles consecuencias están a la vista. El sufrimiento de millones de seres humanos está permanentemente delante de nuestros ojos, por más esfuerzo que hagamos por cerrar los párpados. Veinte o treinta empresas internacionales tienen el dominio del planeta en sus garras. Continentes enteros en la miseria junto a altos niveles tecnológicos, posibilidades de vida asombrosas a la par de millones de hombres desocupados, sin hogar, sin asistencia médica. Diariamente es amputada la vida de miles de hombres y mujeres; de innumerable cantidad de adolescentes que no tendrán ocasión de comenzar siquiera a entrever el contenido de sus sueños.
Debemos volver a dar espacio en el alma de los pueblos, la honestidad, el respeto por los demás, la búsqueda del sentido sagrado de la vida. Nuestra sociedad se ha visto hasta tal punto golpeada por el materialismo su espíritu ha sido corroído de tal manera por la injusticia y la frivolidad, que se vuelve casi imposible la transmisión de valores a las nuevas generaciones. ¿Cómo vamos a poder transmitir los grandes valores a nuestros hijos, si en el grosero cambalache en que vivimos, ya no se distingue si alguien es reconocido por héroe o por criminal? Y no piensen que exagero.
La verdadera obscenidad es que los chicos vean, a través de la televisión, de qué manera honrosa se trata a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes. Y no me refiero sólo a los chicos de los países pobres, sino a todo hijo de hombre. ¿Cómo vamos a poder educar a los chicos que crecen en la abundancia, mirando las caritas de las criaturas con hambre? Para educarlos habrá que ponerles orejeras, hacerles olvidar los valores que hacen a la fraternidad de los hombres, y llenarles el alma con toneladas de informática y actividades, o simulacros de luchas por el bien común.
Como centinelas, cada hombre ha de permanecer en vela. Porque todo cambio exige creación, novedad. Si confesamos que todos tenemos una responsabilidad en lo que está sufriendo la humanidad, esto significa que en un momento no hicimos lo que pudimos haber hecho. Hoy habremos de comprometernos tan hondo como para que lleguemos a expresar la frase de Kafka que dice: “Hay momento, del camino desde el que ya no se puede volver atrás; lo importante es llegar a ese momento”. El “sálvese quien pueda” no sólo es inmoral, sino que tampoco alcanza.
Esta es una hora decisiva. Sobre nuestra generación pesa el destino, y es ésta nuestra responsabilidad histórica. Y no me refiero a un país en particular, es el mundo el que reclama ser expresado para que el martirio de tantos hombres no se pierda en el tumulto y en el caos, sino que pueda alcanzar el corazón de otros hombres, para repararlos y salvarlos. La falta de gestos humanos genera una violencia a la que no podremos revertir con el uso de armas; únicamente un sentido de la vida más fraterno lo podrá sanar. Debo confesar que durante mucho tiempo creí y afirmé que éste era un tiempo final.
Y así, en medio del miedo y la depresión que prevalece en este tiempo, irá surgiendo, por debajo, imperceptiblemente atisbos de otra manera de vivir que busque, en medio del abismo, la recuperación de una humanidad que se siente a sí misma desfallecer. La fe que me posee se apoya en la esperanza de que el hombre, a la vera de un gran salto, vuelva a encarnar los valores trascendentes, eligiéndolos con una libertad a la que este tiempo, providencialmente, lo está enfrentando.
Aunque todos, por distintas razones, alguna vez nos doblegamos, hay algo que no falla y es la convicción de que, únicamente, los valores del espíritu pueden salvarnos de este gran terremoto que amenaza a la humanidad entera. Necesitamos ese coraje que nos sitúa en la verdadera dimensión del hombre.
Es el deseo de convertir la vida en un terruño humano. Tenemos que abrimos al mundo, porque es la vida y nuestra tierra la que está en peligro. No hay ningún lugar del mundo que pueda considerar que el desastre ocurre afuera. Y no podemos hundirnos en la depresión, porque es de alguna manera un lujo que no pueden darse los padres de los chiquitos que padecen el hambre.
El tremendo estado de desprotección en que se halla arrojada la infancia, nos muestra un tiempo de inmoralidad irreparable. Para todo hombre es una vergüenza, un verdadero crimen, que existan doscientos cincuenta millones de niños explotados en el mundo. Quiera Dios que sean ellos, estos pequeños chicos abandonados que nos pertenecen tanto como nuestros propios hijos, quienes nos abran a una vida humana que los incluya.
Ernesto Sábato, conferencia pronunciada en la Conferencia de la Paz celebrada en la ciudad de La Paz , Bolivia, el 3 de octubre 2003.