lunes, 8 de abril de 2019

La belleza





Anunciación. Fra Angelico



Para Hans Urs von Balthasar percibir la belleza, rezar y amar son tres acciones que se pertenecen recíprocamente, de modo que una supone la otra. Así lo señaló este gran teólogo del siglo XX, en este manifiesto programático que colocó en el comienzo de su Estética teológica: 


“Nuestra palabra inicial se llama belleza. La belleza, última palabra a la que puede llegar el intelecto reflexivo, ya que es la aureola de resplandor imborrable que rodea a la estrella de la verdad y del bien en indisociable unión. La belleza desinteresada, sin la cual no sabía entenderse a sí mismo el mundo antiguo, pero que se ha despedido sigilosamente y de puntillas del mundo moderno de los intereses, abandonándolo a su avidez y a su tristeza. La belleza, que tampoco es ya apreciada ni protegida por la religión y que, sin embargo, cual máscara desprendida de su rostro, deja al descubierto rasgos que amenazan volverse ininteligibles para los hombres. La belleza, en la que no nos atrevemos a seguir creyendo y a la que hemos convertido en una apariencia para poder librarnos de ella sin remordimientos. La belleza, que (como hoy aparece bien claro) reclama para sí al menos tanto valor y fuerza de decisión como la verdad y el bien, y que no se deja separar ni alejar de sus dos hermanas sin arrastrarlas consigo en una misteriosa venganza. De aquél cuyo semblante se crispa ante la sola mención de su nombre (pues para él la belleza sólo es chuchería exótica del pasado burgués) podemos asegurar que –abierta o tácitamente– ya no es capaz de rezar y, pronto, ni siquiera será capaz de amar.”







Como ejemplo, sobre la música de Mozart, dice Hans Urs von Balthasar que "es un límite de lo humano y es aquí donde la divinidad comienza".

Von Balthasar era pianista y también tocaba otros instrumentos. Su infancia estuvo atravesada por la música y se sabe que tenía un talento extraordinario, oído absoluto y asombrosa memoria musical. Agrega:

"Existen verdades que requieren palabras y palabras para ser expresadas. En cambio, cuando se escucha a Mozart, al menos por un instante todo es simplemente como debe ser: la gracia, la creación, la reconciliación".




San Miguel de Escalada  (detalle). León



 Fernando Labrada Martín


¿La belleza salvará el mundo?

La famosa frase de Dostoievsky ha tenido un fuerte eco en todo el siglo XX. 

Dostoievsky, profundamente marcado por la experiencia del mal pero también del bien que anida en las profundidades del alma humana, y muy consciente sobre el peligro del nihilismo, puso esta frase en "El Idiota" (parte III, cap. V). Es una pregunta dirigida al príncipe Myschkin, encarnación del idiota o ingenuo que vive con sus estándares de bondad en un mundo pervertido, y choca con su entorno, sacando lo mejor o lo peor de cada uno. 

“¿Es cierto, Príncipe, que dijiste alguna vez que la belleza salvará el mundo?”. Myschkin no responde, pero su vida refleja la belleza moral del amor compasivo, que convierte a los que se dejan conmover.



Panteón de los Reyes. Real Colegiata de San Isidoro. León



San Clemente de Tahull. Valle de Bohí (Lérida)



La filósofa francesa Simone Weil escribía:

"En todo aquello que suscita en nosotros el sentimiento puro y auténtico de lo bello, está realmente la presencia de Dios. Hay casi una especie de encarnación de Dios en el mundo, del cual la belleza es un signo. Lo bello es la prueba experimental de que la encarnación es posible. Por esto, cada arte de primer orden es, por su esencia, religioso".






La belleza es una sensación física, decía Jorge Luis Borges, algo que sentimos con todo el cuerpo, no es el resultado de un juicio, no llegamos a ella por medio de reglas, sentimos la belleza o no la sentimos.







6 comentarios:

  1. Para encontrar la belleza hay que saber mirar.

    Besos.

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    1. “El auténtico viaje no consiste en ver nuevos paisajes, sino en tener una mirada nueva”, decía Marcel Proust.

      Un beso, Toro.

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  2. La belleza nutre el alma y reconcilia.
    Mozart siempre único.

    Besos, querida Rosa.

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  3. "Comprendía el poder cicatrizador de la belleza. Frente a un cuadro no somos juzgados, el intercambio es puro, la obra parece entender nuestro dolor y nos consuela a través del silencio, permanece en una eternidad fija y tranquilizadora, su único objetivo es colmarnos mediante las ondas de lo bello"
    Hacia la belleza, David Foenkinos

    Besossss y feliz descanso

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    1. ¡Gracias!
      El silencio es un medio privilegiado.
      Leí "La delicadeza" de este autor.

      Un beso, que lo pases muy bien y descanses.

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