sábado, 5 de septiembre de 2009

Música para septiembre: Chopin, Tristeza




 

La escuché este verano en un marco incomparable: la Colegiata de Santa María de Arbas. Una de las obras más hermosas de Chopin: Tristeza, bellísima (Estudio Opus 10 nº 3).
 
Lo que hace este estudio particularmente notable es la nostalgia y la emoción que fluyen a través de la música. Se dice que Chopin consideró esta obra como la más íntima de cuantas compuso, y proclamó que "nunca en toda mi vida he sido capaz de encontrar de nuevo una melodía tan hermosa". Durante una lección con su discípulo Adolf Gutmann, Chopin comenzó a llorar y gritó: "¡Oh, mi patria!". Es una de las mejores expresiones del amor que sentía por su Polonia natal.




 

Tarta de zanahoria y coco





 
 
Esta tarta la conocí este verano (me la enseñó mi prima), en principio los ingredientes me parecían extraños para combinarlos, pero lo cierto es que resulta exquisita.


Ingredientes
 
½ kg. de zanahorias·
200 gr. de coco·
175 gr. de azúcar·
10 bollos suizos o pan de leche· (puede hacerse también con sobaos pasiegos)
Un chorreón de coñac (se puede utilizar también whisky o ron)


Preparación

 
Pelamos y cortamos en trozos grandes las zanahorias y las ponemos a cocer en un poco de agua hasta que estén blandas. Una vez cocidas las pasamos por el pasapurés, las ponemos en un bol y añadimos el azúcar, el coco rallado, menos un poco que reservamos para después decorar la tarta, y el chorreón de coñac. Lo mezclamos todo muy bien y nos quedará una crema espesa y jugosa para que se impregnen los bollos. Cortamos los bollos en tres partes longitudinalmente (también se pueden abrir por la mitad), y vamos colocando la primera capa de la tarta con la parte baja de los bollos en un molde de unos 24 cm. Cubrimos toda la base, encima ponemos una capa de la crema de zanahorias y coco, continuamos con otra capa de bollos (la parte alta), otra de crema y finalizamos con otra de bollos. Lo presionamos bien con las manos, ponemos un plato encima con algo de peso y lo introducimos en la nevera. Al día siguiente lo desmoldamos dándole la vuelta, y lo cubrimos con el resto del coco rallado que habíamos reservado.
 
La tarta estará fresquita y deliciosa.