viernes, 31 de marzo de 2017

Escuchando ...








El padre Fortea estuvo en León el viernes 24 de marzo, e impartió una conferencia sobre el Apocalipsis, concretamente se centró en "Las siete copas", (Apocalipsis, 16).

Lo había escuchado anteriormente en varios vídeos y he leído algunas de sus obras.

Una conferencia que para mí tuvo mucho significado. 
Muchas gracias, padre Fortea.


Conferencia sobre "Los siete sellos" impartida en Valladolid el día 23 de marzo.


José Antonio Fortea Cucurull (Barbastro, Huesca, 1968), más conocido como Padre Fortea, es un sacerdote católico y teólogo especializado en demonología. Es doctor en Teología por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma).

Se ha especializado en temas referentes a ángeles, demonios, posesión diabólica y exorcismo.






lunes, 27 de marzo de 2017

Árbol puro ...




Franz Dvorak (detalle)


“(…) Pensé en arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno,

a ver si con partirlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.”

Juan Ramón Jiménez, de Sonetos espirituales, XX




Sérénade mélancolique op. 26 ∙. Tchaikovsky





viernes, 24 de marzo de 2017

Ríe la luna ...





Alphonse Mucha. La luna y las estrellas  (detalle)



Ríe la luna
coro de estrellas blancas
regalan plata

Verónica Calvo, de Japonismo




Una delicia de poemario.
Gracias, querida poeta.





sábado, 18 de marzo de 2017

Aritmética








Lo que quiero que sea
lo que es
lo que pudo haber sido
lo que nunca será
lo que fue y lo que era
lo que pudiera ser
lo que querré algún día que haya sido
lo que quise que fuera
lo que a pesar de mí se obstina en ser
lo que siempre soñé que fuese un día.

Las cuentas son exactas:

yo soy el resultado.


Raquel Lanseros






sábado, 11 de marzo de 2017

Celda





Tatiana Mikhina
 

   
Recogimiento,
                                        voz

que alumbra las paredes:

primavera en secreto.


Ana Gorría






jueves, 9 de marzo de 2017

Hablar con Dios





W. A. Bouguereau (detalle)



Gran parte de mi vida la pasé hablando de Dios.
No lograba hacerme amigo de Dios.
Hablaba de Él y lo hacía convencido.
Hasta que un día me convencí
de que todo quedaba en ideas
y entonces cambié.
Comencé a hablar con Dios y a Dios.
En vez de hablar de Dios a los demás,
comencé a hablar personalmente con Dios.
Y aquí algo comenzó a cambiar.

Ya no era la cabeza que trabajaba pensando en Él.
Fue el corazón el que fue cambiando en mí.
Es que, no es lo mismo hablar de alguien,
que hablar con alguien.

No es lo mismo hablar de Dios que hablar con Dios.
No es lo mismo saber cosas de Dios
que sentirle y experimentarle.
No es lo mismo tener ideas de Dios,
que sentir a Dios en el corazón.

Las ideas nos hacen intelectuales de Dios.
Los sentimientos nos hacen los místicos de Dios.
Las ideas nos convierten en los maestros sobre Dios.
La experiencia nos convierte en testigos de Dios.
No es lo mismo decir “sé cosas de Dios”,
que decir “yo experimenté a Dios”.

Tenemos que hablar de Dios.
Pero antes tenemos que hablar con Él.
Quien sólo habla de Dios, puede ser un maestro que enseña.
Quien habla con Dios, puede ser un místico que lo vive.

J. Jáuregui


Gracias.




lunes, 6 de marzo de 2017

Miro tus ojos ...





La lectora (detalle). Jean Honoré Fragonard



Miro tus ojos
hasta que mis ojos desaparecen. 

Clara Janés 








sábado, 4 de marzo de 2017

Una entrevista








El hermano David Steindl-Rast (monje benedictino, propiciador de una integración interreligiosa también desde su formación en Psicología y en Artes). Nos ofrece su mirada trascendente hacia el núcleo de la vida, para acompañarnos a hacer nuestra propia exploración.


"Y yo a través de Ti tan yo".
e.e. Cummings






Lo más importante ...




Jules-Joseph Lefebvre




Lo más importante no es:
Que yo te busque,
sino que tú me buscas en todos los caminos. (Gen 3, 9)

Que yo te llame por tu nombre,
sino que el mío está tatuado en la palma de tu mano. (Is 49, 16)

Que yo te grite cuando me faltan las palabras,
sino que tú gimes en mí con tu grito. (Rm 8, 26)

Que yo tenga proyectos para ti,
sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro. (Mc 1, 17)

Que yo te comprenda,
sino que tú me comprendas en mi último secreto. (1 Cor 13, 12)

Que yo hable de ti con sabiduría,
sino que tú vives en mi, y te expresas a tu manera. (2 Cor 4, 10)

Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas,
sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas. (Jn 13, 1)

Que yo trate de animarme y planificar,
sino que tu fuego arde dentro de mis huesos. (Jer 20, 9)

Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte...
si tú, no me buscas, llamas y amas primero?

El silencio agradecido es mi última palabra,
y mi mejor manera de encontrarte.


Benjamín G. Buelta, sj