Cuando el dolor te venza y te derrumbe y des con tus huesos en una noche ciega, no pienses ante todo en escapar: indaga en el hondo misterio que supone que ese dolor exista, igual que existen el pájaro y la flor, la hormiga o las estrellas. Y escarba en sus escorias enigmáticas con corazón dispuesto y manos que se entreguen a buscar la verdad sin titubeos. Escarba en tu dolor hasta llegar al fondo de la tiniebla y del espanto. Allí verás sin duda el rostro de la muerte. Pero no desfallezcas. Si tu espíritu no se rinde y prosigue, tal vez descubras luego, bajo la tierra estéril de las devastaciones, una escondida fuente. De ella brota una agua fresca y viva que es también una luz, la más intensa luz, la luz más pura.
La poesía aspira a preservar el instante, aunque a veces escoja para ello un procedimiento inadecuado: no se debe cortar la rosa del rosal del presente.
“¿Se cierra acaso un poema tras la última palabra?”.
Una de las principales y más profundas enseñanzas de la poesía es probablemente anterior a la poesía. Se trata de un conocimiento antiquísimo que hunde sus raíces en lo religioso y lo mágico. Consiste en saber que ninguna cosa de este mundo es nada más que eso que es, que todas las cosas son muchas otras cosas… en muchos sentidos. Y eso que enseña la poesía es, en buena medida, lo que la hace posible.
"Todo el mundo discute mi arte y pretende comprender, como si fuera necesario, cuando simplemente es amor".
Claude Monet
“En cuanto a los colores que uso, ¿qué hay de interesante en eso? No pienso que uno pueda pintar mejor o con mayor brillantez usando una paleta distinta. Lo más importante es saber cómo usar los colores, la selección de los mismos es sólo cuestión de hábito. En esencia uso blanco de plomo, amarillo cadmio, bermellón, laca de granza, azul cobalto y verde cromo. Eso es todo”.
Monet es, sobre todo, un pintor de paisajes, tenía verdadera obsesión por plasmar en sus cuadros todas las facetas de los paisajes y lugares que le atraían.
"La belleza de las cosas cambia a cada minuto”.
"En un cuadro el color crea la luz".
Su pasión por los cielos, aire, aguas y árboles, captando la impresión de un momento concreto determinado. El cielo y el agua se responden mutuamente.
Hacia 1883 Monet se muda a Giverny, allí se dedica a explorar las nuevas posibilidades que el paisaje local le ofrece.
Su último proyecto en Giverny: “Los nenúfares”.
En la década de 1890, empezó a trabajar en el diseño de un enorme jardín, dividido en dos partes, uno de flores delante de la casa, que se llama Le Clos Normand, y un jardín de agua de inspiración japonesa, en donde se encontraba, entre otros, el estanque de los nenúfares, lo que le llevaría más de diez años.
Los nenúfares eran su musa: una flor que podía aunar agua y luz. Era el inicio de una historia de amor que le acompañó hasta la muerte. Entre los meses de junio y septiembre se convertirían en la obsesión de sus lienzos, aparecen en más de doscientos.
Crea una naturaleza a su medida, fuente de inspiración en las últimas décadas de su vida.
"Mi jardín es mi más bella obra de arte".
"Estoy maravillado".
No hay ni Pólipo ni Camaleón que pueda cambiar de color tan a menudo como el agua.
Jean-Albert Fabricius, Théologie de l’Eau, trad. 1741
LAS ninfeas son las flores del verano. Marcan al verano que nunca más engañará. Cuando la flor aparece en el estanque, los jardineros prudentes sacan los naranjos del invernadero. Y si el nenúfar se queda sin flor desde septiembre, es señal de un crudo y largo invierno. Hay que levantarse temprano y trabajar de prisa para hacer, como Claude Monet, buen acopio de belleza acuática, para contar la breve y ardiente historia de las flores fluviales [...]
Gaston Bachelard, El derecho de soñar
El mundo quiere ser visto: antes de que hubiera ojos para ver, el ojo del agua, el gran ojo de las aguas mansas miraba abrirse las flores. Y fue en ese reflejo —¡quién diría lo contrario!— donde el mundo cobró primero conciencia de su belleza. Así también, desde que Claude Monet miró las ninfeas, las ninfeas de Île-de-France son más hermosas y más grandes. Flotan en nuestros ríos con más hojas, más tranquilamente, dóciles como imágenes de Lotos-niños [...]
Gaston Bachelard, El derecho de soñar
"Pinto... como un pájaro canta".
Un pequeño fragmento de película de 1915, en donde podemos ver a Monet pintando en su jardín.
Claude Monet habría comprendido esa inmensa caridad de lo bello, ese aliento dado por el hombre a todo lo que tiende a lo bello, él, que toda su vida supo aumentar la belleza de todo lo que caía ante sus ojos [...]
En pocas palabras, en todos los actos de su vida, en todos los esfuerzos de su arte, Claude Monet fue un servidor y un guía de las fuerzas de lo bello que mueven el mundo.