Desayuno con diamantes tiene su punto de partida en una breve novela de Truman Capote, Desayuno en Tiffany's (1958), un irónico cuadro que satiriza los ambientes neoyorquinos intelectualoides de finales de 1950.
A quien más se parece la protagonista (Holly Golightly) es sin duda a su propio creador, pues en ella insufló Capote su misma filosofía, temores y ansiedades, aquellas que la protagonista curaba cogiendo un taxi y yendo a Tiffany's, pues, como ella misma afirma en esta escena fundamental del film, "nada malo puede sucederte allí".
La cinta habla de muchas cosas, de sueños inalcanzables que se desvanecen con el amanecer, de los retos y los miedos, de la necesidad de sobrevivir en medio del caos y el anonimato de la gran ciudad (una anonimato que simboliza el gato, sin nombre y sin dueño, pero del que Holly no consigue desembarazarse), y presenta la parte más amarga de quien sólo busca la felicidad en el lujo y el confort. Frente a esto, los diamantes simbolizan la estabilidad, lo que nunca cambia, la seguridad.
Una película crítica, en ocasiones agria, pero muy tierna y romántica. Para ver ...
un drama para ser visto. Una Audrey encantadora.
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