miércoles, 30 de octubre de 2019

Los manuscritos de san Juan de la Cruz







España salvó mi alma.

Roy Campbell



¿Por qué proclamó el poeta surafricano Roy Campbell (1901-1957) que España había salvado su alma?


Porque fue en Altea donde en 1935 completó su conversión al catolicismo.

Porque el sacerdote que le bautizó fue luego asesinado por odio a la fe.

Porque en 1936, en Toledo, vio caer mártires a sus amigos carmelitas.

Porque ellos le confiaron en custodia los manuscritos de san Juan de la Cruz.

Porque se jugó la vida para impedir su destrucción por los milicianos.

Porque tradujo al inglés con belleza aún no igualada los versos místicos del santo.

Porque vació su espíritu en el más intenso poema sobre la guerra civil, Flowering Rifle.

Porque apoyó al bando nacional ante la amenaza que suponía el comunismo para la civilización cristiana.



El poeta Roy Campbell declaró que España era “un país al que se lo debo todo, porque salvó mi alma”. Recibido en la Iglesia católica en 1935 (en Altea, una pequeña ciudad en Alicante), solo un año antes del estallido de la Guerra Civil española, la recepción de Campbell en la Iglesia fue como un bautismo de fuego. El párroco que le recibió en la Iglesia sería asesinado por milicianos comunistas, y los monjes carmelitas con quienes Campbell y su esposa habían hecho amistad en Toledo, acabarían también fusilados a sangre fría. 


Si España hubiese quedado como un país comunista, habría constituido una avanzadilla soviética estratégicamente crucial en el corazón de Europa Occidental. El telón de acero que cruzó la Europa central también se habría trazado a través de los Pirineos.





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