Misterio central de la fe cristiana, el Misterio del Amor de Dios
“Cuando venga el Paráclito que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí”.
(Jn. 15: 26)
La Trinidad en La Disputa del Sacramento (detalle).
Rafael, S.XV, Museos Vaticanos.
"Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado".
(Mt. 28, 16-20)
“Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
(Mateo 28,20)
“Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”.
Solemnidad de la Santísima Trinidad
Reflexión desde el Evangelio con un texto de san Juan de la Cruz.
"Es falso el prejuicio de ciertos pensadores modernos según los cuales la razón humana estaría como bloqueada por los dogmas de la fe. Es verdad exactamente lo contrario, como han demostrado los grandes maestros de la tradición católica. San Agustín, antes de su conversión, busca con gran inquietud la verdad a través de todas las filosofías disponibles, hallándolas todas insatisfactorias. Su fatigosa búsqueda racional es para él una pedagogía significativa para el encuentro con la Verdad de Cristo. Cuando dice: “comprende para creer y cree para comprender”, es como si relatara su propia experiencia de vida. Intelecto y fe, ante la divina Revelación, no son extraños o antagonistas, sino que ambos son condición para comprender su sentido, para recibir su mensaje auténtico, acercándose al umbral del misterio. San Agustín, junto a muchos otros autores cristianos, es testigo de una fe que se ejercita con la razón, que piensa e invita a pensar".
(Benedicto XVI, 21 de noviembre de 2012)