Tú querías que yo te dijera
el secreto de la primavera.
Y yo soy para el secreto
lo mismo que es el abeto.
Árbol cuyos mil deditos
señalan mil caminitos.
Nunca te diré, amor mío,
por qué corre lento el río.
Pero pondré en mi voz estancada
el cielo ceniza de tu mirada.
¡Dame vueltas, morenita!
Ten cuidado con mis hojitas.
Dame más vueltas alrededor,
jugando a la noria del amor.
¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera,
el secreto de la primavera.
Federico García Lorca
Max Bruch: Concierto para violín n.° 1 en sol menor
Bis: Niccolò Paganini, Capricho nº 5
Manfred Honeck, María Dueñas
Bienvenida la primavera
ResponderEliminarBienvenida la primavera
ResponderEliminar¡Bienvenida!
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