La Escuela Superior de Estudios Franciscanos (ESEF), con sede en los Capuchinos de El Pardo (Madrid), ha organizado en León, los pasados días 10 y 11 de mayo, el IV Congreso para la Familia Franciscana y todos los simpatizantes del Camino de Santiago. El motivo fue la celebración del VIII centenario del viaje de Francisco a Compostela.
Asistí al Congreso y os dejo algunas de las vivencias y testimonios. Testimonios de peregrinos y ponentes, aportaron mucha luz a todos.
La primera de las ponencias, "El camino abierto por Jesús", fue impartida por José Antonio Pagola, sacerdote y teólogo. Me conmovió escucharlo. Os dejo, en líneas generales y esquematizadas, las ideas principales que recogí:
Recuperar el espíritu profético de Jesús. Comenzó aludiendo a los apóstoles; ellos no hablaban de religión, para ellos Jesús era el Camino (San Lucas nos habla del Camino del Señor, Lc 3, 1-6, y en la Carta a los Hebreos, Hb.5, 1-10, se encuentra la referencia a un Camino nuevo y vivo, inaugurado por Jesús para nosotros). Hemos de recorrer el Camino, por tanto, con los ojos fijos en Jesús.
Cristo rezando, Morgan Weistling
¿Cómo nos enseña Jesús?
Jesús tenía un espíritu profético, era itinerante, no fue sacerdote, no se dedicó a cuidar la religión. Jesús no está en el templo, no era un hombre de ley, no se mueve en cátedras, no era ese su mundo. Él es un profeta, no es nombrado por ninguna autoridad, su vida está marcada por el Espíritu.
Anterior a Jesús nos encontramos con Juan el Bautista, y cuando Juan es encarcelado, Jesús deja el desierto y recorre los caminos de Galilea (nos dice san Lucas 4,1-12: "Jesús volvió a Galilea impulsado por el Espíritu"). El desierto se sustituye por un estilo de vida festivo; por ejemplo, come y sus comidas son festivas, acompañadas, compartidas. No viene a hablar de la ira de Dios, sino de un Dios Padre, de la Buena Noticia de Dios. El pueblo queda seducido por un Dios Bueno. Todo es poesía, les enseña a mirar todo lejos del desierto.
De Jesús nace un movimiento profético itinerante, al servicio del Padre. Mirándolo a Él, es necesario recuperar tres actitudes:
- Actitud contracultural: hoy falta este espíritu profético, se ha congelado, apartado con nuestra indiferencia hacia los que sufren. Somos del mundo, pero no pertenecemos al mundo. No es posible servir a Dios y al dinero.
-Actitud de indignación: vivimos en una sociedad instalada, con un cristianismo confortable y cómodo. Es necesaria una postura sana frente a los abusos, es necesaria para sacudir la impotencia y la opresión, para sacudir las conciencias. Vivimos en la sociedad del bienestar, y olvidamos la del malestar. Esto es inhumano. La indignación es importante para que no se apague la esperanza.
Los escribas y fariseos estaban absortos con sus escritos, pero no con los pobres y necesitados. Jesús les dice que el sufrimiento de los inocentes ha de ser tomado en serio, no puede ser visto como algo normal.
-Actitud de contagiar esperanza: Jesús nunca se desanima y empieza por los últimos.
Jesús camina abriendo caminos al reino de Dios, un Dios Bueno; repite: "El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed en el evangelio" (Marcos 1, 15) . Nos muestra la vida tal como la querría construir Dios.
Jesús siempre vivía desde el Padre y captaba a Dios como una presencia buena, cercana, amistosa. Veía amanecer y se daba cuenta de que Dios Padre hacía salir el sol sobre buenos y malos. Está queriendo hacer un mundo mejor. Dios no puede cambiar el mundo si nosotros no nos dejamos cambiar. Se trata de vivir, desde la mañana a la noche, intentando hacer la vida más humana.
El fin de la Iglesia no es ella misma, la Iglesia está orientada al mundo de Dios, debe ser germen de un mundo mejor.
El Papa Francisco, menciona Pagola, nos invita "a salir de nosotros mismos para ir a la periferia al encuentro de los más alejados, de los olvidados, de quienes necesitan comprensión, consuelo y ayuda". "¡Hay tanta necesidad de llevar la presencia viva de Jesús misericordioso y rico de amor!"
También nos dice: salgan "hacia todas las periferias existenciales", al advertir que "una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro", "prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma".
El reino de Dios, prosiguió Pagola, nos reclama con una espiritualidad itinerante. Vivir caminando, no podemos quedarnos pasivos dentro de nuestros templos. El modelo es el Maestro, y fieles al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, sin demoras, sin ascos y sin miedo. La intimidad de la Iglesia con Jesús, es una intimidad itinerante.
Jesús cura a la gente durante el camino. Curaba toda enfermedad y toda dolencia. Juan el Bautista estaba obsesionado con el pecado, denunciaba los pecados. Jesús estaba obsesionado con el sufrimiento. El Bautista no cura a nadie, no limpia la piel de los leprosos, no come con los pecadores. Jesús abraza, invita a los pecadores. Juan no cura la vida, no hace gestos de bondad. Su camino es de preparación. Jesús camina en busca de los que sufren. Su verdadera preocupación es el sufrimiento humano.
La Iglesia ha colocado, poco a poco, en lugar preferente el pecado; los cristianos nos hemos ido olvidando del sufrimiento. Y el mayor pecado es que permitamos un mundo con tanto sufrimiento, desgracia y atropello. No podemos tolerarlo.
Jesús cura al ciego de nacimiento, Giovanni Antonio Galli
Es necesario recuperar la tarea curadora de Jesús: Id, enseñad, amad...
Jesús hace el bien porque es un hombre apasionado por la vida, es un enamorado de la gente, de todos. Se detiene ante el ciego de nacimiento (Juan 9, 1-41), se para si alguien lo necesita. A la gente les molestaba el ciego, también a sus discípulos, pero Él se acerca, le cura, le anima. Es muy necesario aprender esto: se acerca al ciego y le da ánimo; un hombre que desanima, no está siguiendo a Jesús. Levanta su dignidad, y el ciego se da cuenta de que no está solo, que Alguien lo está llamando.
Jesús acoge a cada uno de manera entrañable, porque contagia el bien: Ánimo, levántate, vete en paz, disfruta, vive (que no quiere decir ser un vividor). Tiene una preocupación real por el sufrimiento y por aliviar el sufrimiento.
Así, es necesario caminar acercándonos a los heridos de los caminos. Jesús capta el misterio de Dios como misterio de compasión. Lo que define a Dios es la bondad. El Padre nos trata con compasión, tiene entrañas de Padre. "Sed santos, porque yo, vuestro Dios, soy Santo" (Lev 19,2; 20,26). Sed compasivos es el primer mandato en la enseñanza de Jesús. La compasión se aprende en el camino de Jesús, no es una virtud más, es la única manera de parecernos a Él, es su gran herencia a la humanidad.
El buen samaritano, Vincent Van Gogh
¿Cómo aprendemos a ser compasivos? Caminando como el buen samaritano, es la guía (Lucas 10, 25-37), él ve, mira, se conmueve, se acerca y hace todo lo que puede. Jesús no puede ver a alguien llorar y no conmoverse...
El Papa Francisco, dice Pagola, tiene mucho de Jesús, de sensatez evangélica, tiene capacidad para curar heridas y nos llama a hacernos cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Es necesario también caminar en la noche y descender a su noche, si podemos.
Pentecostés, El Greco
Los cristianos, muchas veces, hemos sustituido los signos de compasión por los signos sacramentales. Nos comportamos, a menudo, como una comunidad de apóstoles amenazados, muertos de miedo, con las puertas cerradas. La fe de Jesús hay que vivirla en la vida: "Paz a vosotros, no tengáis miedo. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo, recibid el Espíritu Santo" (Juan 20, 21). Somos enviados, y Jesús resucitado, en Pentecostés, en aquella comunidad cerrada y muerta de miedo, exhaló Su aliento y recibieron el Espíritu Santo. Comenzó la misión de la Iglesia, abrió las puertas para que los discípulos se pusieran en camino.
Somos enviados por Jesús resucitado.
Paisaje con Cristo y sus discípulos en el camino a Emaús, Jan Wildens
Como recomendaciones, nos dejaba Pagola:
-Ponernos en camino, no es imaginable un discípulo estancado.
-Recordar que somos enviados "como corderos en medio de lobos" (Mateo 10, 16). Debemos caminar dejando paz, construyendo un mundo en paz, en concordia, con bendiciones, dicha. Esa paz que el mundo no puede dar y que el que sigue a Jesús puede dar. La paz se contagia y crece cuando crece la convivencia. El rechazo no nos puede desalentar, la paz volverá a nosotros...
-No llevar alforjas, tender a un estilo de vida cercano a los pobres. A Jesús le preocupa qué no hay que llevar, no qué hay que llevar. Él es perdón continuo, siempre. Dios es Amor y perdón. No podemos vivir desde el resentimiento, desde la venganza.
Danos pan, danos perdón, líbranos del mal, del maligno, de todo lo que nos hace daño, terminó Pagola, aludiendo al Padrenuestro.
La vida como camino, como peregrinos. Lo importante es ponerse en camino.
El Camino de Santiago ha experimentado un gran florecimiento en los últimos años, se ha recuperado solo, crece por su pie, no porque la Iglesia lo haya planificado, es la acción del Espíritu Santo. El Camino está hecho, marcado y es un buen método para la evangelización. Los testimonios de los peregrinos fueron numerosos y entrañables.
Algunas frases compartidas:
El Camino no se hace con las piernas, sino con el corazón. Las piernas nos llevan donde el corazón nos dicta.
Ayuda a superar el espíritu de queja y a agradecer la vida. Seguir las huellas de los que han ido delante.
El testimonio de uno de los peregrinos, nos increpó:
"No debemos preocuparnos tanto en preguntar por qué se va al Camino, sino qué encontré yo después de haber recorrido el Camino"
Os dejo una conferencia de
José Antonio Pagola, "Volver a Jesucristo", impartida el 11 de marzo de 2014, en el "Centro Loyola" de los Jesuitas en San Sebastián.
El hermano capuchino, Fidel Aizpurúa, profesor en la Escuela Superior de Estudios Franciscanos y otro de los ponentes, en una conferencia de mayo de 2014: ¿Una religión sin el Dios de la religión?
En sábado, día del Rosario bloguero, os dejo la oración de san Francisco compartida en el grupo:
El Señor te bendiga y te guarde.
Te muestre su rostro y tenga misericordia de ti.
Vuelva a ti su mirada y te conceda la paz.
El Señor te bendiga, hermano.
Y la música del Codex Calixtinus, guía del peregrino medieval. En él, se dijo, se encuentra lo mejor de la Edad Media. "Offertorium: Congaudeant catholici" ("Alégrense, católicos").