Nuestra Señora de la Luz (Virgen de la Luz o Virgen de la Esperanza).
Natalia Tsarkova, 2004
Oh Reina del santo Rosario. Juan Pablo II
“Oh Rosario bendito de María,
dulce cadena que nos vuelves a unir a Dios,
vinculo de amor que nos unes a los Ángeles.
Torre de salvación en los asaltos del infierno.
Puerto seguro en el naufragio común, nosotros no te dejaremos jamás.
Tú serás consuelo en la hora de la agonía, a ti el último beso de la vida que se apaga.
Y el último acento de nuestros labios será tu nombre suave,
oh Reina del Rosario, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores,
oh Soberana consoladora de los afligidos.
Sea bendita en todas partes, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.
Amén.
El 15 de septiembre de 2005, el Womens Museum, de la Institución Smithsonian, y de la Fundación Primavera Fine Art presentaron esta obra, La Virgen de la Luz, de la pintora oficial de los papas, Natalia Tsarkova. Previamente, en diciembre de 2004, la obra había recibido la bendición apostólica del entonces papa Juan Pablo II.
La Madonna della Luce es una pintura de estilo neo-clásico y retrata a la Virgen María con el Niño Jesús, rodeados por ángeles. El Papa se conmovió tanto con este cuadro que quiso que permaneciera en su alojamiento privado durante la Navidad, para su meditación y oración personal.
Es un homenaje a los misterios luminosos del rosario, que san Juan Pablo II dio al mundo en el año 2003.
Natalia Tsarkova desarrolló una nueva iconografía para representar los nuevos misterios. Al meditar en su significado imaginaba a la Virgen, serena y bella, caminando a través de las nubes que vienen hacia el mundo. Con una mano disipa las nubes oscuras de la desesperación, reemplazándolas por luz cálida y dorada. Ubicado en el otro brazo, el Niño Jesús, la esperanza de la humanidad, mira hacia los espectadores. Para enmarcar a la Virgen con el Niño, Tsarkova eligió representar los misterios del rosario como ángeles. Los misterios luminosos entran en erupción desde el cielo, brillando con la luz. El ángel le estaría ofreciendo un libro abierto que simboliza los nuevos misterios. Los ángeles de los misterios gozosos y dolorosos aparecen emparejados y en contraste. El ángel alegre se muestra con los colores brillantes del sol, mientras que el ángel triste se colorea en tonos fríos y oscuros, llorando mientras sostiene el Evangelio de la Pasión, de color rojo sangre. El ángel alegre consuela a los afligidos, señalando hacia los nuevos misterios. En las esquinas inferiores de la tela, los misterios gloriosos soplan trompetas hacia el espectador proclamando los misterios luminosos a la humanidad.
Natalia Tsarkova desarrolló una nueva iconografía para representar los nuevos misterios. Al meditar en su significado imaginaba a la Virgen, serena y bella, caminando a través de las nubes que vienen hacia el mundo. Con una mano disipa las nubes oscuras de la desesperación, reemplazándolas por luz cálida y dorada. Ubicado en el otro brazo, el Niño Jesús, la esperanza de la humanidad, mira hacia los espectadores. Para enmarcar a la Virgen con el Niño, Tsarkova eligió representar los misterios del rosario como ángeles. Los misterios luminosos entran en erupción desde el cielo, brillando con la luz. El ángel le estaría ofreciendo un libro abierto que simboliza los nuevos misterios. Los ángeles de los misterios gozosos y dolorosos aparecen emparejados y en contraste. El ángel alegre se muestra con los colores brillantes del sol, mientras que el ángel triste se colorea en tonos fríos y oscuros, llorando mientras sostiene el Evangelio de la Pasión, de color rojo sangre. El ángel alegre consuela a los afligidos, señalando hacia los nuevos misterios. En las esquinas inferiores de la tela, los misterios gloriosos soplan trompetas hacia el espectador proclamando los misterios luminosos a la humanidad.
La pintora, cristiana ortodoxa, fusiona la tradición de la Iglesia oriental y occidental, en el vestido rojo y azul de la Virgen María.
No se olvida en la obra la inspiración de Juan Pablo II. Natalia Tsarkova pintó un retrato en miniatura del Papa reflejado en la trompeta del ángel que anuncia los misterios luminosos.
Juan Pablo II vio la "Virgen de la Luz" durante la Navidad de 2004. La obra se quedó en su biblioteca del 11 de diciembre hasta el 7 de enero. El entonces Papa bendijo la pintura y se alegró de ver la ilustración de los nuevos misterios. Desde Roma, la pintura viajó a los Estados Unidos, donde Natalia Tsarkova y la Fundación Primavera presentaron esta Virgen de la Luz, esta imagen de la esperanza, rezándola para que ayudara a lograr un renacimiento de la cultura y de la vida cristianas en el Nuevo Mundo.
Sábado, día del Rosario bloguero.
¡Feliz día!
Querida Rosa, no conocía a esta pintora.
ResponderEliminarGracias a tu explicación, he apreciado más la pintura.
Me llama la atención, lo humana que es María bajo su punto de vista.
Un beso fuerte
No sabes lo que siento lo de tu amiga Clarissa, no tuve el placer de conocerla.
ResponderEliminarNo dudes que la tendré presente en mis oraciones y a ti también para que lo sobrelleves como mejor puedas.
Un abrazo fuerte
Preciosa pintura, realmente capta la luz que desprende María.
ResponderEliminarSiempre lo he dicho, eran muy necesarios los Misterios Luminosos que nos dejó el Papa santo, Juan Pablo II, cómo le iluminó el Espíritu Santo.
También te ha iluminado a ti para escribir esta entrada.
Un montón de besos, querida Rosa.
No recuedo donde leí esta historia, pero me inpresionó bastante.
ResponderEliminarUn besazo y gracias por contarlo.