"Aquel día el agua de Mar me supo a lágrimas de mujer, tal vez porque era el de la despedida. Hasta el próximo mes de mayo, si Dios quiere, no volveré a San Juan, pero todo es para bien, Madrid es tan acogedor, los coches, las bocinas , las sirenas de ambulancias, policías y bomberos que no cesan ni en plena noche, me recuerdan que estoy viva y aún soy capaz de integrarme en el esplendor de la Capital de España, algo que ya no se nombra como tal, pero que digo yo debe seguir siéndolo.
Me supo a lágrimas y me hizo reflexionar en la gran ventaja que tenemos las mujeres, precisamente en algo que los hombres suelen criticarnos, esa facilidad para romper a llorar, como una magdalena o simplemente, lágrima a lágrima, sin motivo aparente, sin venir a cuento.
Ese don de lágrimas, es un regalo del Creador digno de agradecer, ya que por ese caudal líquido se eliminan en ocasiones muchos residuos tóxicos, malos pensamientos, rencores, resentimientos..., a la vez que nos permite mostrar sin palabras, emociones, arrepentimiento y sentimientos que tal vez no saldrían a la luz de otra manera.
No digo yo que los hombres no tengan esta capacidad de llorar, aunque la verdad es que no he visto a muchos hacerlo, si hay excepciones como cuando gana o pierde su equipo favorito. Pero que nadie piense que los juzgo insensibles o de dura cerviz, nada más lejos de mi intención, simplemente afirmo que las lágrimas son preferentemente un atributo femenino como otros muchos, sobre todo las de no sé por qué, las que nos salen solas, todas son un bien físico que tanto libera.
Benditas lágrimas, me gustan, no lo niego y no olvidemos las provocadas por una canción, una película, una carta, un comentario en un blog o en Facebook..., un abrazo del alma, tanto real como virtual, una sorpresa, la llegada de algo o alguien inesperado... Por supuesto no menciono las de situaciones graves, de enfermedades, muertes de seres queridos, ausencias irreparables, cuando la lágrima se convierte en llanto desgarrado por donde el dolor se desborda como un torrente que nadie puede calmar.
Ay, las lágrimas..., ¿Y esas que derramas en sueños y te despiertan por la humedad que sientes entre las pestañas? Sí, seguro que el agua de Mar o la Mar, está compuesta de lágrimas de mujer de todos los tiempos, por eso es salada. por eso no se acaba nunca".
Bellísima reflexión de mi querida amiga Militos, en su blog De dentro.
Para el sábado, día del Rosario bloguero.
Feliz día.
Marc Chagall es el pintor del siglo XX que mayor número veces representó pasajes de la Biblia. Para él la Biblia judía, biblioteca que reúne catorce siglos de la memoria de un pueblo, es tradición como escucha, coherencia y fidelidad a la tradición cultural y a sí mismo.
¿Qué papel tiene la Biblia en Chagall? Es, ante todo, poesía; tiene un mensaje universal de amor. Y el amor es la clave esencial de todo.
En el capítulo, "Para una historia de amor", que escribe María Zambrano en su "El hombre y lo divino", apunta ideas tan poéticas como estas, que podrían servir de reflexión de lo que Chagall pintó como arquetipo del amor humano:
"El amor trasciende siempre, es el agente de toda trascendencia en el hombre. Y así abre el futuro... , la eternidad, esa apertura sin límite a otro espacio y a otro tiempo, a otra vida que se nos aparece como la vida de verdad".
Marc Chagall. Cantar de los Cantares III
El interés de Chagall en los textos bíblicos debe entenderse en su intento de trabajar por la reconciliación entre judaísmo y cristianismo, muy reforzado por el clima cultural de la época y la apertura del Concilio Vaticano II. Apertura, reconciliación y búsqueda de una profundidad acogedora y dialogante, será asimismo el fin de su obra: el Museo Nacional Mensaje Bíblico de Niza.
«Para que los hombres intenten encontrar cierta paz, una espiritualidad, religiosidad y un sentido de la vida. […] Para mí, la perfección en el arte y en la vida nace de esta fuente bíblica. La mecánica de la lógica y la constructividad, por sí solas, sin ese espíritu no dan fruto, ni en el arte ni en la vida. Quizá vengan personas jóvenes y menos jóvenes a esta Casa para sentir aquí el ideal de la fraternidad y del amor, como han soñado mis colores y líneas. Quizá se pronuncien aquí las palabras del amor, que yo siento por todos. Quizá no haya ya enemigos, y los jóvenes y menos jóvenes construyan el mundo del amor con nuevos colores, como una madre trae un niño al mundo, con amor y con dolor. […] ¿Se hará realidad ese sueño? En el arte y en la vida todo es posible, si se funda en el amor.»
(Marc Chagall, Catálogo de las Colecciones del Museo Nacional Mensaje Bíblico)
Marc Chagall. Cantar de los Cantares II
Chagall confesó en diversas ocasiones.
«Ya me he referido al gran libro universal que es la Biblia. Desde mi infancia, ella me ha llenado de visiones sobre el destino del mundo y me ha inspirado en mi trabajo. En los momentos de duda, su grandeza y su sabiduría altamente poética me han tranquilizado. Ella es para mí una segunda naturaleza. […] Una “gran obra” verdadera está impregnada del espíritu de la Biblia. […] El arte que he practicado desde mi juventud me ha enseñado que el hombre es capaz de amar y que el amor le puede salvar. Para mí, este es el verdadero color, la verdadera materia del arte.»
(Marc Chagall, Discurso en la inauguración de la Fraumünster de Zurich, 5/9/1970)
¿Cuál es la diferencia entre la vida y un instante? Hay un tiempo en que se cree que no hay otros límites que los escogidos por uno mismo. Pero, al cabo, comprendemos que todo puede suceder de pronto y para siempre en el andén de una estación, entre un tren y otro o al atardecer, en la fonda de un pueblo perdido y polvoriento.
Pinto imágenes muy grandes porque quiero crear un estado de gran intimidad.
Esto decía Mark Rothko, un pintor asociado con el expresionismo abstracto, capaz de sugerirte toda clase de sensaciones con unas aparentemente sencillas franjas de color. Una frase de Duchamp que viene muy al caso:
"En contra de la creencia popular, los cuadros no los hacen los pintores sino los espectadores."
Este color puro utilizado en sus cuadros da vida. Es puro ARTE. Aquel que lo contemple tiene que quedar, como mínimo, sorprendido. Rothko es arte en estado puro.
El arte es así:
Helarte
Enseñarte
Engañarte
Mostrarte
EL ARTE es... HELARTE. La pasión. El sentimiento.
"Quizás haya notado, decía Rothko, que en mis cuadros existen dos características: o bien se trata de superficies expansivas que se dilatan hacia el exterior en todas direcciones, o bien de superficies que se contraen y retraen hacia el interior en todas direcciones. Entre estos dos polos encontrará todo lo que tengo que decir."
Más allá de la figuración y el simbolismo, las pinturas buscan la transmisión directa de un sentimiento cercano a "lo religioso" a través del color, un color que lejos de los posibles contrastes entre luces y sombras, se extiende indefinidamente en una dimensión "cuasi-trascendental" propiciada por la expansión del propio color. Esta atmósfera creada por la pintura es la que envuelve al espectador en lo que el propio Rothko definió como el máximo ideal de su pintura: "la expresión simple de una idea compleja".
Para Rothko el lugar físico desde el cual el espectador debía contemplar sus cuadros era algo totalmente decisivo. De hecho, él mismo se encargaba personalmente de supervisar todos los aspectos que conformaban la disposición espacial en la que se llevaban a cabo sus exposiciones. Rothko exigía que sus obras colgasen de la pared a una distancia concreta muy cercana al suelo y al techo, y que la iluminación de las salas estuviera constituida por una luz tenue que facilitara al espectador la posibilidad de hallarse en un espacio físico de contemplación que adentrara al mismo en una dimensión trascendental, donde todo "lo que" los lienzos tenían que decir fuera captado en una experiencia que podríamos calificar de mística.
La actitud silente de respeto exigida por Rothko ante sus obras para alcanzar una experiencia plena con las mismas, es el elemento más llamativo en la recepción de dicha obra, ya que dicha "exigencia" pone claramente de manifiesto una cierta cercanía entre su creación pictórica y la praxis mística. Por este mismo motivo, la presencia del silencio en la contemplación de sus obras, también ocupa un lugar destacado.
Gracias al silencio propio exigido por la contemplación auténtica, las obras alcanzan niveles de significación en el espíritu del receptor que serían imposibles sin la presencia de este silencio.
"La gente que llora ante mis cuadros vive la misma experiencia religiosa que yo sentí al pintarlos. Y si usted, tal como ha dicho, sólo se siente atraído por sus relaciones de color, entonces se le escapa lo decisivo."
En la historia del arte los colores han tenido una connotación que fue más allá de la simple esfera cromática. La emoción tiene color. El color rojo es de los primeros que vemos al nacer, es el color de la sangre, y en muchos sentidos el de la vida, el de la lucha, el avance, el color de una puesta de sol y hasta el de la furia.
Un cuadro no es la imagen de una experiencia; es una experiencia.
'Yo tenía seis años cuando murió y, curiosamente, lo que más recuerdo es su voz' - afirma Christopher Rothko-. Era una voz profunda, envolvente, muy dulce. También me acuerdo de su sonrisa. Creo que pese a todos los problemas que arrastraba, sentía placer por la vida".
"Los movimientos como el pop y el conceptual tenían un espíritu de trabajo muy diferente. Querían romper con la tradición artística anterior y, sobre todo, con la idea romántica del artista. Mi padre, que era más tradicional, odiaba la cultura de masas y creía seriamente que podía comunicar sentimientos e ideas a través del cuadro, se oponía a estas tendencias porque pensaba que a partir de estos principios no se entendería su trabajo. Y así fue. Sólo hace tres o cuatro años que vuelve a haber interés por sus obras. Mi padre era un romántico".
Reconoce que la obra de su padre empieza a dejar de ser tema para los críticos para comenzar a ser materia de estudio de los historiadores del arte. 'Es una difícil transición', afirma. 'El problema es que la sociedad actual cada vez valora menos la emoción y más la ciencia, menos la experiencia personal y más la tecnología. Es algo que veo a menudo porque soy psicólogo y muchos pacientes ahora no quieren hablar de sus problemas sino que piden sólo píldoras. Todo esto hará que cada vez sea más difícil entender el espíritu de las obras de mi padre".
El artista consideraba que el color puro era el mejor método para expresar las emociones y, en este sentido, podemos ponerle en relación con las teorías místicas sobre la abstracción desarrolladas por Kandinsky. Como él, Rothko creía que el color actuaba directamente sobre el alma y era susceptible de producir emociones profundas en el espectador.
El silencio es tan exacto. Callar es bastante acertado.
El arte abstracto tiene normas interpretables. Si bien las normas del arte abstracto son una evolución del arte más clásico, tienen ciertas diferencias en cuanto a su interpretación. De este modo, el resultado no es absoluto, es decir, en Las Meninas de Velázquez es evidente que el perro de la derecha es un perro, sin discusión. Pero, ¿qué ocurre por ejemplo en una composición de Rothko? Prestadle unos minutos a la imagen e intentad sacar vuestras propias conclusiones.
El resultado de la interpretación diferirá entre espectadores, porque el arte abstracto se basa más en “sugerir” que en “asegurar”, aunque probablemente muchas personas coincidan en interpretaciones comunes, dado que compartimos ciertas ideas preconcebidas en nuestra educación. El uso del color también tiene connotaciones universales a las que no podemos escapar. Los colores cálidos, por ejemplo, sugieren calor, vitalidad, vibración. También sumamos a esto nuestra fantasía de 'horizonte'. "Pintar un cuadro pequeño -escribía Rothko en 1951- es colocarte fuera de tu experiencia, es contemplar una experiencia con una visión estereotipada o con una lente reductora. Siempre que pintas un cuadro grande, estás dentro de él. No es algo que tú gobiernes".
Robert Rosenblum calificó su pintura como la "abstracción de lo sublime" y la relacionó con la tradición romántica de los países de la Europa nórdica. Según este autor, los cuadros de Rothko, como sucedía con los de Friedrich dos siglos antes, "buscan lo sagrado en un mundo profano".
¿Y por qué manchas de colores y no figuras humanas o elementos comunes del mundo que nos rodea? Rothko reflexiona sobre el hecho de que hubo una época en la cual los artistas vivían en una sociedad más «concreta» que la nuestra, donde «se comprendía debidamente la necesidad urgente de una experiencia trascendente y se le otorgaba un estatuto oficial». Ahora, en cambio, todo esto ya no está presente, y por consiguiente «la identidad familiar de las cosas se reduce a polvo» para abrir la tela a esta experiencia trascendente, sin la cual el arte se sume en la «melancolía». Sin una trascendencia, es precisamente éste el sentimiento que reina soberanamente en la vida del hombre: la melancolía.
«Nunca he pensado que pintar tenga algo que ver con la expresión de uno mismo. (…) Toda enseñanza centrada en la expresión de uno mismo en el arte es errónea y tiene más bien que ver con la terapia». Rothko prosigue afirmando que la obra de arte no tiene como vocación ser un «mensaje», sino una ventana ante la realidad, una apertura al mundo, capaz de transformar la forma común de ver las cosas. El artista es quien tiene el don de abrir esta ventana al mundo donde antes había un muro.
Dominique de Menil afirmó exactamente un año después de la muerte del artista: «Rothko quiso otorgar a sus cuadros la mayor eficacia posible. Los deseaba íntimos y sin tiempo, y efectivamente son íntimos y sin tiempo.
Nos rodean sin encerrarnos. Sus superficies oscuras no bloquean nuestra mirada. Una superficie clara es más activa, induce al ojo a cerrarse; pero mediante los tonos rojos-cafés podemos seguir viendo en el infinito. Estamos cubiertos de cuadros, y sólo el arte abstracto puede conducirnos al umbral de lo divino. Rothko tuvo que ser muy valiente para decidirse a pintar cuadros negros como la noche, y sin embargo siento que ésa era precisamente su grandeza».
MARK ROTHKO CONTEMPLA EL HORIZONTE EN UNO DE SUS CUADROS
Allá en el horizonte
la realidad se curva, indefinible,
y no termina lo que se termina.
Quizá porque es el punto
en el que el ojo encuentra de repente
un giro inesperado a la visión.
La circular mirada que no acaba,
que envuelve y funde al fin
en sí lo contemplado.
Crucé luego una puerta que encontré en mi camino. Era de piedra, angosta. Y vine a dar de pronto en esta luz que se abrió con dulzura como rosa infinita de alegría y asombro ante el dilema de mis titubeos. En ella me perdí; quiero decir que supe entre sus pétalos.
Eloy Sánchez Rosillo
Este poema de Sánchez Rosillo me evocó el Rosario. Entre los pétalos de sus rosas, se encuentran luz, alegría, dulzura, asombro... "supe entre sus pétalos", qué maravilla de verso...
Y una de las Sonatas del Rosario, que nos ha regalado mi querida Militos:
"Tener un trabajo no implica dejar de ser pobre". Así lo ha advertido Cáritas este martes en la presentación de su informe de acción anual. En él ha concluido que el 53% de las personas que acuden en búsqueda de ayuda o acompañamiento a su organización vive en un hogar en el que al menos uno de los miembros tiene trabajo.
La entidad cristiana sin ánimo de lucro atendió en España durante 2014 a más de 2 millones de personas en situación de vulnerabilidad o riesgo de exclusión, lo que según ellos supone una "estabilización" respecto al aumento de personas atendidas que se ha ido produciendo en los últimos años.
En su memoria, Cáritas destaca que de los datos se desprende que "el acceso al empleo no parece ofrecer la suficiente protección ante la pobreza", y añade que en más del 65% de los hogares en los que actúa hay personas en situación de desempleo y que en su mayoría - el 74,2%- son parados de larga duración.
Según los datos de la organización, 6 de cada 10 hogares han acudido a los servicios sociales públicos en busca de ayuda, y el 42,7% de lo ha hecho en otra entidad social.
Llegan desde diferentes barrios
Durante 2014, los distintos grupos de trabajo de la entidad atendieron a 2.179.958 de personas de distintos perfiles. "El 73% de las personas socorridas son españoles o de algún país de la UE", señalan en su memoria, en la que aseguran que a Cáritas "acuden personas procedentes de distintos tipos de barrios ya que la exclusión social está dispersa".
Así, según aclaran, el 62% de las personas acompañadas viven en barrios o zonas que se encuentran en buenas condiciones, tratándose en su mayoría de núcleos familiares formados por parejas con hijos.
La organización concluye que las personas que acudieron a ellos en 2014 se encuentran en un 58,1% de los casos en situación de pobreza, de los cuales un tercio está en situación de pobreza moderada, y un 25% sufre pobreza severa.
Según el informe, un 23,8% de los hogares atendidos se encuentra en un contexto de exclusión compensada, un nivel que conlleva que la persona o familia está afectada por más de dos factores de exclusión social, es decir, que sufre de aislamiento relacional, pobreza severa, precariedad o falda de experiencia laboral, desempleo desprotegido o un nivel formativo muy bajo.
El dato más grave de exclusión se desprende del grado severo, que según Cáritas engloba al 44,6% de los hogares que la organización atiende, y que significa que casi la mitad de los núcleos familiares asistidos está afectado por cuatro o más indicadores de exclusión.
Esta promesa contundente. Dice san Luis M. G. de Montfort:
"Créanme que recibirán la corona que no se marchitará jamás (se salvarán) si se mantienen fieles en rezar (el Rosario) devotamente hasta la muerte… No obstante la enormidad de sus pecados, aunque estuvieran ya al borde del abismo… se convertirán tarde o temprano y se salvarán, siempre que, lo repito, recen devotamente, todos los días hasta la muerte, el Santo Rosario con el fin de conocer la verdad y alcanzar la contrición y perdón de los pecados".
Iba una vez San Francisco con el hermano León de Perusa a Santa María de los Ángeles en tiempo de invierno. Sintiéndose atormentado por la intensidad del frío, llamó al hermano León, que caminaba un poco delante , y le habló así: ¡Oh hermano León!: aun cuando los hermanos menores dieran en todo el mundo grande ejemplo de santidad y de buena edificación, escribe y toma nota diligentemente que no está en eso la alegría perfecta.
Siguiendo más adelante, le llamó San Francisco segunda vez: ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor devuelva la vista a los ciegos, enderece a los tullidos, expulse a los demonios, haga oír a los sordos, andar a los cojos, hablar a los mudos y, lo que aún es más, resucite a un muerto de cuatro días, escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Caminando luego un poco más, San Francisco gritó con fuerza: ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor llegara a saber todas las lenguas, y todas las ciencias, y todas las Escrituras, hasta poder profetizar y revelar no sólo las cosas futuras, sino aun los secretos de las conciencias y de las almas, escribe que no es ésa la alegría perfecta.
Yendo un poco más adelante, San Francisco volvió a llamarle fuerte: ¡Oh hermano León, ovejuela de Dios!: aunque el hermano menor hablara la lengua de los ángeles, y conociera el curso de las estrellas y las virtudes de las hierbas, y le fueran descubiertos todos los tesoros de la tierra, y conociera todas las propiedades de las aves y de los peces y de todos los animales, y de los hombres, y de los árboles, y de las piedras, y de las raíces, y de las aguas, escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Y, caminando todavía otro poco, San Francisco gritó fuerte: ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor supiera predicar tan bien que llegase a convertir a todos los infieles a la fe de Jesucristo, escribe que ésa no es la alegría perfecta. Así fue continuando por espacio de dos millas. Por fin, el hermano León, lleno de asombro, le preguntó: Padre, te pido, de parte de Dios, que me digas en que está la alegría perfecta. Y San Francisco le respondió:
Si, cuando lleguemos a Santa María de los Ángeles, mojados como estamos por la lluvia y pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega malhumorado el portero y grita: “¿Quiénes sois vosotros?” Y nosotros le decimos: “Somos dos de vuestros hermanos”. Y él dice: “¡Mentira! Sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas de los pobres. ¡Fuera de aquí!” Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él, todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien, pensamos, con humildad y caridad, que el portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros, escribe ¡oh hermano León! que aquí hay alegría perfecta.
Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera furioso y nos echa entre insultos y golpes, como a indeseables importunos, diciendo: “¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables; id al hospital, porque aquí no hay comida ni hospedaje para vosotros!” Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.
Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche, volvemos todavía a llamar, gritando y suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice: “¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido”. Y sale fuera con un palo nudoso y nos coge por el capucho, y nos tira a tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos de aquel palo; si todo esto lo soportamos con paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.
Y ahora escucha la conclusión, hermano León: por encima de todas las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el Apóstol: ¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de El, por qué te glorías como si lo tuvieras de ti mismo? Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriarnos, ya que esto es nuestro; por lo cual dice el Apóstol: No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo. A él sea siempre loor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
FUENTE:
CAPÍTULO VIII. Cómo San Francisco enseñó al hermano León en qué consiste la alegría perfecta.