Escolios

"Escolios" de Nicolás Gómez Dávila, de enorme utilidad:

El progreso imbeciliza tanto al progresista que lo vuelve incapaz de ver la imbecilidad del progreso.

Cambiar repetidamente de pensamiento no es evolucionar. Evolucionar es desarrollar la infinitud de un mismo pensamiento.

Sólo merece conservarse lo que no necesita que conservadores lo conserven.

El que se cree original sólo es ignorante.

La exclusiva lectura de contemporáneos reseca el cerebro.

Aún siendo ateo, es preciso además ser bobo para esperar que algo terrestre nos colme.

Lector auténtico es el que lee por placer los libros que los demás sólo estudian.

Ningún problema auténtico tiene solución. Esa es la definición de su autenticidad.

Nadar contra corriente no es necedad si las aguas corren hacia cataratas.

Para no vivir deprimido en medio de tanta opinión tonta conviene recordar en todo instante que las cosas obviamente son lo que son, opine el mundo lo que opine.

Madurar no consiste en renunciar a nuestros anhelos sino en admitir que el mundo no está obligado a colmarlos.

La honradez en política no es bobería sino a los ojos del tramposo.

El moderno cree vivir en un pluralismo de opiniones, cuando lo que hoy impera es una unanimidad asfixiante. 

Si creemos en Dios no debemos decir: Creo en Dios, sino Dios cree en mí.

Su nueva estupidez le permite a cada época burlarse de las estupideces precedentes.

La educación primaria acabó con la cultura popular; la educación universitaria está acabando con la cultura.

La ciencia enriquece la inteligencia; la literatura enriquece la personalidad entera.

Una sociedad irreligiosa no aguanta la verdad sobre la condición humana.

Prefiere una mentira, por imbécil que sea.

Los benefactores de nuestra inteligencia no son aquellos que enriquecen el inventario intelectual del mundo, sino los que modifican el ángulo de iluminación de las cosas. 

El pensamiento puede eludir la idea de Dios mientras se limite a meditar problemas subalternos. 

La intensidad luminosa de ciertas verdades las vuelve invisibles.

O Dios o el azar: todo término distinto disfraza lo uno o lo otro.

Inútil explicarle una idea al que no le basta una alusión. 

La norma del cristianismo es el cristianismo mismo.

Ser cristiano es no aplicarle al cristianismo como norma uno de nuestros prejuicios. 

La humildad es la condición epistemológica de determinadas percepciones.

El artista puede proponerse lo que quiera, pero lo que quiere puede ser bobo. 

Madurar es descubrir el otro lado de las cosas.

Siendo imposible comunicar la verdad, contentémonos con intranquilizar el error.

La verdad nunca es conquista definitiva. Siempre es posición que toca defender.

El relativista rara vez se relativiza a sí mismo.

Sobre una verdad no nos ponemos de acuerdo discutiendo sino madurando.

Para percibir la estupidez del que trata un tema no siempre es necesario conocer el tema. 

Tener razón es una razón más para no tener ningún éxito.

Ilustraciones: Miles Hyman