“Quien se miente y escucha sus propias mentiras, llega a no distinguir ninguna verdad, ni en él, ni alrededor de él” (Fiódor Dostoyevski, Los hermanos Karamázov).
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Las reglas éticas varían, el honor no cambia.
Noble es el que prefiere fracasar a envilecer las herramientas de su triunfo.
Nicolás Gómez Dávila
Harry Nilsson - Without you
J. Brahms: Sinfonía n.º 3 en fa mayor, Op. 90 - III. Poco Allegretto
"El mundo es un xilófono de timbres de cristal bajo el que despertamos con el temor antiguo de vernos sorprendidos por un día ya adulto. Primero, la delgada lengua del Campanile. Luego se oye la gruesa campana como un oso que gruñe violentando los estanques del cielo. Y cuando el sol descifra la cámara secreta del áureo baptisterio, comienzan a moverse nuestros cuerpos desnudos como torsos de esclavos que salieran del mármol".
G. L. Bernini, El éxtasis de Santa Teresa o transverberación de Santa Teresa
Santa Teresa escribiría en el capítulo 29 de su Vida:
“Quiso el Señor que viese aquí algunas veces esta visión: veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla; aunque muchas veces se me representan ángeles, es sin verlos, sino como la visión pasada que dije primero. En esta visión quiso el Señor le viese así: no era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parecen todos se abrasan.
Deben ser los que llaman querubines, que los nombres no me los dicen; más bien veo que en el cielo hay tanta diferencia de unos ángeles a otros y de otros a otros, que no lo sabría decir. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento” (Vida 29,13)
Quiénes son, en realidad y sin leyendas, las dos culturas que se encuentran, Castilla y Anahuac. Y conocer cómo castellanos y tlaxcaltecas, con el apoyo franciscano, comienzan a construir México un día después del 13 de agosto de 1521.
Llamo a la puerta pido la fe pero no una con el llanto sobre los hombros una que cuente las estrellas y no pueda ver las gallinas una como la mariposa de un solo día sino una que siempre sea fresca por infinita una que siga como una oveja a su madre no conciba sino entienda escoja la más sencilla de las palabras que no tenga para todo respuesta y no caiga patas arriba cuando a alguien le parte un rayo.
Jan Twardowski
J.S. Bach - Prelude & Fugue No. 1 in C major, BWV 846, WTC I
Hay una libertad primera: la de estar callado. Y otra tal vez más alta: la de permanecer muy quieto escuchando el murmullo de todo lo que vive. Pero cuando compruebo esa verdad tan simple vienen gentes y en coro gritan que les ofendo, que no hay mayor insulto que negarse a compartir el gesto y la palabra. Yo les contemplo, muero un poco, y por respeto a ti, Señor, sigo callando.
SIEMPRE estamos llegando a destiempo a todas partes, a ver grullas canadienses en Nebraska en el momento exacto en que se han ido, o el otoñal follaje de Vermont que no alcanza su pico todavía. No hace falta, ni siquiera, ir muy lejos. Llegamos siempre tarde a ese instante milagroso en que eclosionan de repente los capullos, las crisálidas, los huevos, aunque antes fuéramos a verlos con frecuencia, cuando aún eran tiempos prematuros. No hay que salir siquiera de uno mismo. También llegamos tarde a esta vida para conocer con hondura a los abuelos, y se nos pasan muy rápido los años para saborear la infancia sabiamente o alcanzar la madurez que se precisa para aprovechar el tiempo siendo jóvenes. Vivimos a destiempo. Así es la vida. No te extrañe, si sientes que no estás allí donde deberías, que un portento te está esperando en un lugar lejano, mientras estás aquí ocupado en tonterías. Solo puedes estar en un instante, el que has de bendecir con sus afanes pues cargan con la imprenta de tu espíritu. Estás en el lugar preciso si agradeces. Será lo único que no hagas a destiempo.
Marcela Duque, Variación a un tema de Billy Collins y Sarah Kay (A destiempo)
Permíteme tener los ojos grandes. Tener los ojos grandes es un acto de voluntad, básicamente aceptar ser pieza de caza del asombro.
Yo consiento: cómeme el corazón en el rito ancestral de la belleza, deja hueco a lo atávico salvaje en la pupila absorta. Hospeda una revelación que la dilate, la haga pura o antártica, que haga del ojo devoración de oscuras autopistas.
Pupila qué alta pupila pupila cuántas águilas pupila el cuarto de los evangelios pupila crece desmesurada estrella incertidumbre y fuego ascuas en ascuas.
Déjame tener los ojos grandes y una fuente en mi centro, una fuente que duela y que refulja.
Quizá eso es la poesía: un trepar de mí misma por mis ojos, una herida que piensa.
Carmen Palomo Pinel, Ser mirada
Bach: Gottes Zeit ist die allerbeste Zeit, BWV 106 (El tiempo de Dios es el mejor momento)
Dijiste sí y en tu vientre latía divina la salvación Hágase en mí, de corazón, la voluntad de mi Señor Que se cumplan en mí cada día los sueños de Dios.
María, las tinieblas se harán mediodía A una sola palabra que digas, en tus labios alumbra ya el sol María, la doncella que Dios prometía Un volcán de ternura divina, primavera de Dios Redentor.
Gabriel tembló, conmovido con tanta belleza Madre de Dios, cuélame en tu mirada de amor de la Anunciación Hágase en mí, de corazón, la voluntad de mi Señor Que se cumplan en mí cada día los sueños de Dios.
María, las tinieblas se harán mediodía A una sola palabra que digas, en tus labios alumbra ya el sol María, la doncella que Dios prometía Un volcán de ternura divina, primavera de Dios Redentor.
Hágase en mí, de corazón, la voluntad de mi Señor Que se cumplan en mí cada día los sueños de Dios.
María, las tinieblas se harán mediodía A una sola palabra que digas, en tus labios alumbra ya el sol María, la doncella que Dios prometía Un volcán de ternura divina, primavera de Dios Redentor.
“el tiempo no es un antes, un ahora y un después, sino un todo indivisible"
Eloy Sánchez Rosillo
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«Decís vosotros que los tiempos son malos, sed vosotros mejores y los tiempos serán mejores: vosotros sois el tiempo».
San Agustín
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No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.