Y otro día de noviembre, cuando apenas
podía sostener mi pesadumbre,
zureó una paloma en el tejado,
y luego cruzó el cielo del jardín:
su blancura fue un relámpago de nieve,
y aligeró mi ánima.
Quizás era un ángel, porque a veces
suceden estas cosas.
José Jiménez Lozano
J.S. Bach: Concierto de Brandenburgo nº 2
Claudio Abbado

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