Mi madre viene. La he llamado dormida y despierta, sus manos son dos manzanas cortadas y me hacen falta sobre la frente. Viene a velar por mí. Solo ella sabe. Velar, del latín vigilare. Pero velar es más que vigilar. Es estar unido con unción al que nos necesita, es desdoblarse para él, ser él cuando él se ha ido, hacer de nuestra mente dos mentes y de nuestro corazón dos corazones. Hay en Salamanca en la iglesia de las Isabelas una santa Isabel de Nicolás Florentino, con las manos dulcemente unidas. Querría volver a verla. Id a verla. Está velando, nadie sabe por quién.
Carmen Martín Gaite, El libro de la fiebre
Una preciosa definición de velar. Me encanta la Gaite.
ResponderEliminarGracias Rosa.
Besossssss
Besossss para ti, Maite.
EliminarFeliz fin de semana.
Muy tierno. Nadie vela como una madre, es cierto.
ResponderEliminarNo conocía esta obra, me encantó.
EliminarSí, nadie.
Un beso, Paloma.
ResponderEliminarMadre y velar son sinónimos...
Un beso y un cálido abrazo.
Estar unida con unción, qué bello ...
EliminarUn beso y cálido abrazo para ti, X.
Muy bonitas palabras, que me hacen recordar a mi madre.
ResponderEliminarPrecioso tu escrito, Tracy.
EliminarUn beso fuerte.
Qué bonito fragmento. Rosa, sí es muy diferente vigilar que velar, las madres lo sabemos muy bien.
ResponderEliminarHay muchas escritoras buenas, pero tengo que decirlo Carmen Martin Gaite, me llega muy a dentro.
Por fin hoy pude recuperar un martes, no sé si podré hacerlo desde San Juan.
Besiños de velar
Sé que compartes gusto por Martín Gaite.
EliminarSiempre atenta a la cita, si no puedes, no te preocupes, eres una verdadera amiga, excepcional.
Que disfrutes en San Juan.
Muchos besiños de velar para ti, querida amiga.
La elegancia de Martín Gaite junto a una pintura bellísima.
ResponderEliminarVelar... en esa palabra, todo un mundo.
Besos, querida amiga.
Tienes razón, es todo un mundo esa palabra.
EliminarUn beso, querida amiga.