Leer a Jesús Montiel es un verdadero regalo, su mirada es penetrante y exquisita.
Gracias, Jesús, por compartir instantes, cuánta belleza y profundidad se encuentra.
Me gusta hablar con lo mendigos. Y con hablar no me refiero solamente a un intercambio de palabras: a veces hablar es mirarlos un rato, igual que se hojea un libro y seguir mi camino con su imagen grabada en las retinas.
Ángel es mi preferido.
Ronda los treinta y cinco y suele hacer malabares en los pasos de cebra, durante el disco rojo. Tiene el pelo apelmazado, la cara escuálida y sucia, como de loco. Siempre que nos vemos nos saludamos, fumamos juntos y me pregunta qué tal mis hijos. Apenas cuenta nada de su historia: para él, qué curioso, es más importante mi vida. Nunca le he oído compadecerse, lamentar la gestión de los políticos, anhelar otra vida más allá de las franjas blancas que pisa diariamente, entre el runrún de los motores que tiznan su respiración.
Siempre que me despido de Ángel, me voy con la certeza de ser yo el indigente.
Jesús Montiel, Notas a pie de instante
Maravilloso texto, me ha trasladado sus sentimientos a mí.
ResponderEliminarEs un libro maravilloso, Tracy.
EliminarUn beso fuerte.
Así es.
ResponderEliminarUna persona que tiene la desgracia de haberlo perdido todo y vive sin techo siempre te entregará más de lo que tú le das.
En cuanto a la eutanasia: lo cierto es que es un tema muy personal y ningún médico va a estar obligado, pero seamos sinceros: ¿qué es sedar? Lo cierto es que la sedación, cuando se aplica, es cosa de a lo sumo tres días.
Besos, querida Rosa.
Sí, clarísimo, Verónica, se recibe mucho más.
EliminarSí, pero la sedación es una disminución deliberada de la consciencia. Se trata de una sedación en la agonía cuando el enfermo se encuentra en sus últimos días u horas de vida. En la eutanasia se busca deliberadamente la muerte anticipada tras la administración de fármacos a dosis letales, para terminar con el sufrimiento del paciente.
Cuando el médico seda al paciente que se encuentra sufriendo en fase terminal y lo hace con criterios clínicos y éticos, una vez obtenido su consentimiento, no está provocando su muerte; está evitando que sufra mientras llega su muerte, lo cual constituye una buena práctica médica.
Creo que la diferencia es nítida. No se produce la muerte por la sedación, sino porque el paciente está muy mal, su objetivo es paliar el dolor, no matar, el paciente muere por su enfermedad. "Dejar morir" porque el proceso es irreversible, de muerte natural y "matar" no es lo mismo. Ni las intenciones, los procedimientos, ni los resultados son los mismos.
Y para un creyente "la eutanasia es una grave violación de la ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de la persona humana".(Encíclica "Evangelium vitae" del Papa Juan Pablo II).
Considerar la vida sagrada desde la concepción hasta la muerte. Caso también del aborto.
Un beso, querida Verónica.
Una auténtica maravilla. Estoy leyendo Memoria del pájaro.
ResponderEliminarBesos
Es cierto, Maite, una maravilla.
EliminarMe alegro de que lo leas.
Un beso.