lunes, 26 de noviembre de 2018

Pétalos





Alex-Katz-Fall


A bien morir
nos enseñan los pétalos 
que trae el viento.

Antonio Moreno





domingo, 18 de noviembre de 2018

Kirie





Misa Ara coeli, Kirie. Ángel Barja

 Capilla Clásica. León






Kyrie eleison es el nombre común de una importante oración de la liturgia cristiana, también denominada «Señor, ten piedad»: Kyrie es el caso vocativo del sustantivo griego κύριος (kyrios: «señor») y significa «¡Oh Señor!», mientras que Eleison, en griego ἐλέησον, es imperativo aoristo del verbo ἐλεέω «compadecerse».








lunes, 12 de noviembre de 2018

Se las sabe todas ...








Dios sabe idiomas.
Lo admiro.
Dios lee
y lee en los pergaminos de nuestra piel,
lee en los surcos de nuestros campos.
Dios es telépata y lee
en los laberintos de nuestro cerebro,
en las líneas de nuestras manos,
en las líneas de nuestros caminos.
Él sabe dónde vamos
y de dónde venimos.
Dios, en cuatro palabras,
es el único que
"se las sabe todas".


Gloria Fuertes




sábado, 10 de noviembre de 2018

Defensa personal







Llevar en el abrigo, cerca del corazón,
un libro de poemas.
Igual que quien esconde
un revólver de plata.

Enrique Cebrián Zazurca





Sonatina, J. S. Bach






jueves, 8 de noviembre de 2018

Hay palabras ...








"Hay palabras que, más que decir, dejan oír, esas son las que busco".

José Mateos






martes, 6 de noviembre de 2018

...








"Quizá sea oportuno traer a colación la historia judía narrada por Martín Buber; gráficamente se describe en ella el dilema en que se encuentra el ser humano. Un racionalista, un hombre muy entendido, fue un día a disputar con un Zaddik con la idea de destruir sus viejas pruebas en favor de la verdad de su fe. Cuando entró en su aposento, lo vio pasear por la habitación con un libro en las manos y sumido en profunda meditación. Ni siquiera se dio cuenta de la llegada del forastero. Por fin, lo miró ligeramente y le dijo: "Quizá sea verdad". El entendido intentó en vano conservar la serenidad: el Zaddik le parecía tan terrible, su frase le pareció tan tremenda, que empezaron a temblarle las piernas. El rabí Levi Jizchak se volvió hacia él, le miró fija y tranquilamente, y le dijo: "Amigo mío, los grandes de la Tora, con los que has disputado, se han prodigado en palabras; tú te has echado a reír. Ni ellos ni yo podemos poner a Dios y a su reino sobre el tapete de la mesa. Pero piensa en esto: quizá sea verdad". El racionalista movilizó todas sus fuerzas para contrarrestar el ataque; pero aquel quizá, que de vez en cuando retumbaba en sus oídos, oponía resistencia.

Prescindamos del ropaje literario. Creo que en esa historia se describe con mucha precisión la situación del hombre de hoy ante el problema de Dios. Nadie, ni siquiera el creyente, puede servir a otro Dios y su reino en una bandeja. El que no cree puede sentirse seguro en su incredulidad, pero siempre le atormenta la sospecha de que quizá sea verdad. El quizá. es siempre tentación ineludible a la que uno no puede sustraerse; al rechazarla, se da uno cuenta de que la fe no puede rechazarse.

Digámoslo de otro modo: Tanto el creyente como el no creyente participan, cada uno a su modo, en la duda y en la fe, siempre y cuando no se oculten a sí mismos y a la verdad de su ser. Nadie puede sustraerse totalmente a la duda o a la fe. Para uno la fe estará presente a pesar de la duda, para el otro mediante la duda o en forma de duda.

La duda impide que ambos se encierren herméticamente en su yo y tiende al mismo tiempo un puente que los comunica. Impide a ambos que se cierren en sí mismos: al creyente lo acerca al que duda y al que duda lo lleva al creyente; para uno es participar en el destino del no creyente; para el otro la duda es la forma en la que la fe, a pesar de todo, subsiste en él como exigencia.

La primera y la última palabra del credo -“creo” y “amén”- se entrelazan mutuamente, encierran todas las demás expresiones y constituyen el contexto de todo lo que se halla entre ellas. (…) Ya dijimos antes que la palabra “amén” pertenece a la misma raíz que la palabra “fe”. ”Amén” dice, a su modo, lo que significa creer: permanecer firme y confiadamente en el fundamento que nos sostiene, no porque yo lo he hecho o lo he examinado, sino precisamente porque no lo he hecho ni lo he examinado.

(…) Esto no quiere decir que lo que aquí sucede sea un entregarse a lo irracional. Es, por el contrario, un acercarse al logos, a la ratio, a la inteligencia, y así a la verdad misma, ya que el fundamento sobre el que se sostiene el hombre no puede ni debe ser a fin de cuentas sino la verdad".

Joseph Ratzinger, Introducción al cristianismo





domingo, 4 de noviembre de 2018

Esto es poesía ...








Tus silencios son pausas musicales.

Mario Quintana






sábado, 3 de noviembre de 2018

Escolios







Escolios de Nicolás Gómez Dávila:


“Lo contrario de lo absurdo no es la razón sino la dicha”.

“Contra el infortunio quizá basten el humor, el ingenio, el carácter -¿pero cómo consolarnos, sin Dios, de la insuficiencia de nuestras dichas?”.

"Hay que pedirle a la vida que nos deje vegetar, porque sólo así podemos florecer".

"Noble no es el alma a la que nada hiere, sino la que pronto sana".

"Educar es enseñar a apasionarse con lo que carece de vigencia".

"Ningún ser merece nuestro interés más de un instante o menos de una vida".

"Pasar de moda es mortal para el error".


¿Qué escolio elegirías?





viernes, 2 de noviembre de 2018

Día de los Fieles Difuntos










Nadie puede quitarte lo que amas.

Luis Rosales




Yo creo que morir es estar,
es estarse por fin en lo absoluto,
en lo definitivo ...

Morir es una rosa
que se nos da de balde
un perfume cuajado
en un amor para siempre.

Ernestina de Champourcín






La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.
Cuenta san Agustín que su madre, santa Mónica, lo único que les pidió al morir fue esto: "No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma".






jueves, 1 de noviembre de 2018

Me has arrancado el alma









Me has arrancado el alma: ya no es mía.
Y, desde que no es mía, mi alma vive.
Era un lugar equivocado y pobre
como los sitios donde no me viste.
Si lo terrible debe ser hermoso,
no era terrible porque era hermosa.
Dije que las trincheras la cruzaban,
pero no había luz ni ruido en ella
y un campo de batalla es luz y ruido.
Podía ser un páramo, un fragmento
desolado de tiempo o la tristeza,
pero en esos espacios hay sentido
y orden e incluso vida vigorosa.
Y mi alma era lo menos o la nada,
ni la torre caída, ni el pantano
donde nunca hubo torres, sino menos,
un no del que no puedo decir nada.

Julio Martínez Mesanza