En mi infancia siempre las monjas nos llevaban a este lugar precioso en Gilet (Valencia) y ahí empezó mi gusto por la montaña. Los frailes siempre tan majos. Un abrazo. Está visto que cualquier coas nos retrotrae a la infancia. Un abrazo Rosa.
Qué bonito lo que dices, el lugar es realmente precioso. Son recetas sencillas y explicadas con reflexiones a tener en cuenta. El bizcocho siempre nos recuerda a nuestra madre, que sigue haciendo su bizcocho.
Ñam, ñam...
ResponderEliminar:)
EliminarQué rico.
En mi infancia siempre las monjas nos llevaban a este lugar precioso en Gilet (Valencia) y ahí empezó mi gusto por la montaña.
ResponderEliminarLos frailes siempre tan majos.
Un abrazo. Está visto que cualquier coas nos retrotrae a la infancia.
Un abrazo Rosa.
Qué bonito lo que dices, el lugar es realmente precioso.
EliminarSon recetas sencillas y explicadas con reflexiones a tener en cuenta.
El bizcocho siempre nos recuerda a nuestra madre, que sigue haciendo su bizcocho.
Un abrazo, querida amiga.
Ummm!
ResponderEliminarGracias por compartir la receta. Entre los pucheros anda el Seños, y también San Francisco. Buenas reflexiones.
Mil besos
Ay, Maite, este comentario se me había pasado.
EliminarPerdona.
Exacto, como diría santa Teresa :)
¡Muchos besos!