Capilla en el Palacio de Versalles. Edouard Vuillard
"Dios da la gracia de la oración al que reza".
(Juliana Vermeire)
La oración. Santiago Rusiñol
"A menudo piensas que orar es desarrollar ante Dios bellas consideraciones intelectuales. Desengáñate, Dios no tiene ninguna necesidad de tus ideas, las tiene infinitamente más bellas que tú (...)
Puedes hacer esta experiencia que a mí me ha dejado una profunda huella. Llegas a la oración, te sientas en un sitio tranquilo, ante el sagrario por ejemplo, o en tu celda, cierras los ojos y diriges tu espíritu hacia tu corazón, es decir, hacia lo más profundo de ti mismo. Entonces llama al Espíritu con gran insistencia, y luego repites despacio: “Jesús, ten misericordia de mí”. Tendrás que volver a traer tu entendimiento a las palabras, rechazando las palabras inútiles, aún las que conciernen a las cosas de Dios. De tiempo en tiempo, hacer unas pausas en silencio sin decir nada, o entrecortar tus palabras con profundos silencios. Y luego, en el momento en que menos lo pienses, en un segundo plano de tu conciencia, detrás de tu mente, mucho más allá de tus ideas y de tus sentimientos, sorprenderás que la oración está en marcha en ti. Incluso te sucederá a menudo que se te imponen luces referentes a tu vida, que te da Dios sin que tú lo sepas, o decisiones que debes tomar. Es el dulce murmullo del Espíritu que educa tu corazón y le conduce hacia la verdad eterna".
(Jean Lafrance)
Sábado, día del Rosario bloguero
Rezar es meditar
ResponderEliminarSí, y decía santa Teresa que rezar es encontrar el camino hacia Dios.
EliminarEra sabia santa Teresa.
Un beso fuerte, querida Tracy.
Pues eso, hala a rezar sin parar...
ResponderEliminarVale, Toro, pero lo dices porque es bueno ¿verdad?
EliminarEs bueno, Toro.
Besos, Toro. ¡¡¡Buen domingo!!!
Que buena receta para la oración, a veces nos empeñamos en leer muchos libros o hablar sin parar..., con lo que Dios se queda callado porque no quiere competir con la jaula de grillos que llevamos en la cabeza, cuando sólo una palabra, una frase basta para que él llegue a nosotros.
ResponderEliminarMuchas gracias por esta entrada que me había perdido.
Besiños en silencio.