sábado, 22 de septiembre de 2018

Catedral






Catedral de León



"Un amigo me preguntaba por qué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas, y le dije: "Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión".

Heinrich Heine






Ante la Catedral no sé qué decir. El silencio es la mejor respuesta. Una sola palabra no haría otra cosa que profanar la grandeza de su luz, su poesía, la maravilla de sus muros de cristal y la majestuosidad de sus bóvedas. Esta mañana, me la pasé toda en ella, sentado en una silla baja, como una beata visionaria, bañándome en el fervoroso anhelo que es toda su estructura. Por eso no pude fijarme en el detalle, absorbido todo yo, como estaba, por su sublimidad.


Federico García Lorca, en su visita a León con La Barraca en agosto de 1933








8 comentarios :

  1. Yo creo que ni opiniones hoy en día... la gente repite como loros lo que oye en televisión o en la radio.

    Besos.

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    1. Exactamente, Heine lo dijo en el siglo XIX, pero hoy es más grave.
      Pensamiento único, uniformado. Ya viene dado.
      Cuanto menos se piense, mejor.

      Un beso, Toro.

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  2. Totalmente de acuerdo con las dos citas.
    Es increíble la capacidad, ahora sólo saben hacer torres muy altas.
    La catedral de León es una de mis preferidas.
    Besossss

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    1. Sí, la Catedral refleja una mentalidad y una cosmovisión.

      Una catedral es el reflejo de una sociedad y una época, la Edad Media, que no era, ni mucho menos, oscura, como se pretendió o se pretende hacer creer en ocasiones.

      En la Catedral, la luz que proviene del exterior no penetra en toda su crudeza, sino que es transfigurada por las vidrieras multicolores. Se trata de reflejar la luz de la sabiduría divina, lo inexpresable, lo inefable, el cielo en la tierra, la Jerusalén celestial, de la que habla san Juan en el Apocalipsis, descendida del cielo.
      El arte gótico busca trascender el tiempo, del mundo terrestre se eleva al celeste, del tiempo al no tiempo, a la eternidad.

      En nuestra época existe confusión en el Arte, tienes razón, la estética fácil, lo vendible según el mercado, entre otras cosas, siembran confusión.
      En todas las épocas los hombres son esencialmente hombres, pero no se puede entender una época si le aplicamos nuestras categorías mentales. Para el hombre contemporáneo se hace difícil comprender una Catedral si no hace un esfuerzo por comprender su cosmovisión. Tratar de ver qué se propusieron los que la edificaron, qué idea tenían y si lo lograron o no.

      Es un arte más 'humanizado' que el Románico, y esto conducirá al Renacimiento, a divinizar lo humano.

      Un beso, Maite.
      También es una de mis preferidas, mi preferida, jaja ...

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  3. Creo que personas que piensen de forma independiente siempre ha habido pocas. Pero puedo estar equivocada.
    La catedral de León es impresionante.
    Un beso, Rosa

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    1. Sí, puede ser, aunque en esta época se hace más evidente, se relativiza todo; depende también mucho de los medios de comunicación, nuevas tecnologías, demasiada información y muchas veces sesgada ...

      Me alegro de que te guste, es preciosa. :)

      Un beso, Paloma.

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  4. Las catedrales me fascinan y estoy de acuerdo con lo leído en el texto.
    He estado recientemente en la catedral de Bayona... qué belleza. Bueno, la de León, con sus vidrieras tan únicas en su azul, son una pasada.

    Besos, querida amiga.

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    1. Sí, son todas pura belleza.

      Las vidrieras de la Catedral se dividen en 3 rosetones, 31 ventanales altos, 34
      ventanales en el triforio y 21 ventanales en las naves bajas y capillas, que suman un total de 737 vidrieras con una extensión de 1.765 m2.
      La técnica de las vidrieras se ha mantenido, a grandes rasgos, igual hasta nuestros días.

      Se cuenta una anécdota muy aleccionadora. Penetraban los últimos rayos del sol a través del rosetón occidental. La catedral, completamente bañada por la luz mortecina de un atardecer de agosto, ofrecía un espectáculo conmovedor. Una niña, con tres años apenas cumplidos, preguntó a su madre: "Mamá, ¿es éste el cielo?". No, hija, este no es el cielo, pero se le parece, contestó la madre con voz entrecortada.

      Un beso, querida amiga.

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