Safo de Lesbos (C. año 620 a.C.-568-563 a.C.), una de las primeras poetas griegas, considerada por Platón como la décima musa griega y por Dionisio de Halicarnaso como la principal exponente de la poesía lírica en Grecia:
Iré a reunirme contigo
En el bosque de las manzanas
Que es nuestro templo de hojas.
Y será como incienso el olor a mar
De tu cabello mojado.
Mosaicos de Justiniano y Teodora. San Vital de Rávena
En Estambul, llamada Constantinopla en el Imperio Bizantino, Pablo el Silenciario concluyó sus quince poemas de amor en el año 563.
Este poeta griego debía su nombre al trabajo que cumplía: cuidaba el silencio en el palacio del emperador Justiniano.
Uno de los poemas dice:
Tus pechos contra mi pecho,
tus labios en mis labios.
Lo demás es silencio:
Yo odio la boca que nunca se cierra.
Pablo el Silenciario (siglo VI )
Tus pechos contra mi pecho...
ResponderEliminarJo.
Sí, es muy bonito este poema.
EliminarMe llama la atención el nombre del poeta, encargado de cuidar que hubiera silencio en la corte bizantina, ¡de Justiniano!, jaja ...
"Ministri quietis", se les llamaba a los que ejercían este oficio, según la hermosa definición del historiador bizantino Procopio.
Un nombre precioso para un poeta. Custodio del silencio.
El origen del término parece proceder de la costumbre, imperante entre los príncipes romanos, e incluso entre los aristócratas, de tener a propia disposición algunos sirvientes encargados de imponer el silencio durante los banquetes. Posteriormente, varió su significado. A partir del siglo IV, y después, hasta el X, constituyen un cuerpo más de los muchos funcionarios que prestaban sus servicios en la corte imperial: se trataba de un cuerpo de vigilantes o porteros que, vestidos con ropajes blancos, actuaban en los consistorios, regulando la entrada y salida de los dignatarios recibidos por el "basileus" o emperador bizantino y, en general, en todas las ceremonias dentro y fuera del palacio.
Un poeta custodio del silencio en la corte de Justiniano.
Un beso, Toro.
Muy didáctica tu entrada, Rosa.
ResponderEliminarLa poesía es eterna.
Besossss, y feliz semana
Encontré al Pablo el Silenciario, y me encantó el nombre.
EliminarEterna, sí.
Un beso, Maite.
*a Pablo*, no al ...
Eliminar:)
Me encanta Safo, qué pena que solo hayan quedado restos.
ResponderEliminarPablo el Silenciario se va a convertir en un buen amigo mío.
Besos, Rosa, una vez más, una entrada bellísima.
Es cierto, ha sobrevivido muy poco.
EliminarMe alegro mucho, un nombre bellísimo para un poeta.
Te dejo otro poema de Pablo el Silenciario:
"Preferibles resultan, Filina, tus arrugas
a los jugos de toda juventud, y deseo tener entre mis manos
antes la fruta tuya que reposa en racimos
que el seno puntiagudo de la edad primeriza.
Tu otoño es todavía más soberbio que cualquier primavera,
tu invierno más ardiente que un verano cualquiera".
Gracias y un beso, querida Verónica.
Encantada de descubrí este poeta, gracias a que se le cita en un libro que estoy leyendo...
ResponderEliminar