miércoles, 17 de abril de 2019

Miércoles Santo




Cristo ante Caifás. Giotto






Miércoles Santo: Caifás, el amor en la jaula de la ley






8 comentarios :

  1. Caifás tenía pinta de pervertido eh...

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    1. No quiso escuchar con el corazón, como tantas veces nosotros lo hacemos.
      A Jesús no solo lo crucificaron los romanos y los judíos, sino también nosotros cuando no escuchamos su Palabra. Todos nosotros, todos somos pecadores.
      Nicodemo escuchó :)

      Un beso, Toro.

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  2. me encanta la cocina y la poesia me gustaria intercambiar sensaciones nuevas con nuestros
    poemas.bien yo solo tengo blog de poesias

    Te paso mi blog por si quieres criticar

    http://anna-historias.blogspot.com/?m=1

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    1. Gracias, Anna.
      Ya fui a verte.

      Un beso y un abrazo. :)))

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  3. Un beso, Rosa.
    Ciertamente, atrapados en la jaula de la ley.

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    1. :)
      Sí, muchas veces es así. Este peligro de poner etiquetas es muy real, ¿quién no necesita la misericordia de Dios?

      Vivir, morir, resucitar, esa Ley.

      Un beso.

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  4. La pintura me gusta. Ese paño de Jesús, atípico, rompe la idea. Bien.
    Por qué ese personaje enseña el pecho???
    Ya sabes de mi ignorancia en estos temas.

    Besos, querida amiga.

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    1. Te fijas mucho en todo, da gusto. :)

      El arte de Giotto es considerado innovador, la puerta que abre al Renacimiento.
      Se refleja en la escena, el entorno, los gestos, la perspectiva, humanizando a los personajes bíblicos según el gusto burgués de las ciudades italianas, de ahí, ese manto atípico de Jesús. Aunque nada tiene que ver con los ricos ropajes de los soldados o de las capas y brocados de Caifás y su acompañante.

      El sumo sacerdote judío se rasga las vestiduras y se descubre el pecho lleno de rabia, muy caracterizado en los rasgos de su cara y en su reacción, el grupo de la izquierda sigue el dinamismo y tensión de la escena, aunque Cristo se muestra mucho más estático, maniatado y sin apenas afectación en su rostro.

      Caifás era saduceo, por tanto, no creía en la resurrección de los muertos, y su acompañante muestra esa rabia ante Jesús, le increpó con furor.
      Caifás aborrecía a Jesús porque amenazaba su buena posición con los romanos, de ahí, su famosa frase: "...conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación".

      El veredicto estaba listo antes que Judas recibiera dinero por venderlo; antes que los testigos recibieran dinero para ejercer el derecho a mentir, y obviamente antes que el Sanedrín votara condena… porque jamás se votó.

      Caifás tenía ante sí un condenado sin nada condenable, y perdió los estribos, como su acompañante: “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron puñetazos, y otros le abofeteaban…” (Mateo 26: 63 – 67).

      La condena no fue fruto de un proceso, sino fruto de una mente criminal que condenó a un hombre que dijo la verdad. Pero las autoridades religiosas, es obvio, no podían aplicar la pena de muerte. Y como Caifás no se conformaba con menos que la pena capital, hubo que llevarlo para que Poncio Pilato firmara una sentencia de muerte aprobada por Caifás, Anás y los corifeos.

      Un beso, querida amiga. :)

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