No quiso escuchar con el corazón, como tantas veces nosotros lo hacemos. A Jesús no solo lo crucificaron los romanos y los judíos, sino también nosotros cuando no escuchamos su Palabra. Todos nosotros, todos somos pecadores. Nicodemo escuchó :)
La pintura me gusta. Ese paño de Jesús, atípico, rompe la idea. Bien. Por qué ese personaje enseña el pecho??? Ya sabes de mi ignorancia en estos temas.
El arte de Giotto es considerado innovador, la puerta que abre al Renacimiento. Se refleja en la escena, el entorno, los gestos, la perspectiva, humanizando a los personajes bíblicos según el gusto burgués de las ciudades italianas, de ahí, ese manto atípico de Jesús. Aunque nada tiene que ver con los ricos ropajes de los soldados o de las capas y brocados de Caifás y su acompañante.
El sumo sacerdote judío se rasga las vestiduras y se descubre el pecho lleno de rabia, muy caracterizado en los rasgos de su cara y en su reacción, el grupo de la izquierda sigue el dinamismo y tensión de la escena, aunque Cristo se muestra mucho más estático, maniatado y sin apenas afectación en su rostro.
Caifás era saduceo, por tanto, no creía en la resurrección de los muertos, y su acompañante muestra esa rabia ante Jesús, le increpó con furor. Caifás aborrecía a Jesús porque amenazaba su buena posición con los romanos, de ahí, su famosa frase: "...conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación".
El veredicto estaba listo antes que Judas recibiera dinero por venderlo; antes que los testigos recibieran dinero para ejercer el derecho a mentir, y obviamente antes que el Sanedrín votara condena… porque jamás se votó.
Caifás tenía ante sí un condenado sin nada condenable, y perdió los estribos, como su acompañante: “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron puñetazos, y otros le abofeteaban…” (Mateo 26: 63 – 67).
La condena no fue fruto de un proceso, sino fruto de una mente criminal que condenó a un hombre que dijo la verdad. Pero las autoridades religiosas, es obvio, no podían aplicar la pena de muerte. Y como Caifás no se conformaba con menos que la pena capital, hubo que llevarlo para que Poncio Pilato firmara una sentencia de muerte aprobada por Caifás, Anás y los corifeos.
Caifás tenía pinta de pervertido eh...
ResponderEliminarNo quiso escuchar con el corazón, como tantas veces nosotros lo hacemos.
EliminarA Jesús no solo lo crucificaron los romanos y los judíos, sino también nosotros cuando no escuchamos su Palabra. Todos nosotros, todos somos pecadores.
Nicodemo escuchó :)
Un beso, Toro.
me encanta la cocina y la poesia me gustaria intercambiar sensaciones nuevas con nuestros
ResponderEliminarpoemas.bien yo solo tengo blog de poesias
Te paso mi blog por si quieres criticar
http://anna-historias.blogspot.com/?m=1
Gracias, Anna.
EliminarYa fui a verte.
Un beso y un abrazo. :)))
Un beso, Rosa.
ResponderEliminarCiertamente, atrapados en la jaula de la ley.
:)
EliminarSí, muchas veces es así. Este peligro de poner etiquetas es muy real, ¿quién no necesita la misericordia de Dios?
Vivir, morir, resucitar, esa Ley.
Un beso.
La pintura me gusta. Ese paño de Jesús, atípico, rompe la idea. Bien.
ResponderEliminarPor qué ese personaje enseña el pecho???
Ya sabes de mi ignorancia en estos temas.
Besos, querida amiga.
Te fijas mucho en todo, da gusto. :)
EliminarEl arte de Giotto es considerado innovador, la puerta que abre al Renacimiento.
Se refleja en la escena, el entorno, los gestos, la perspectiva, humanizando a los personajes bíblicos según el gusto burgués de las ciudades italianas, de ahí, ese manto atípico de Jesús. Aunque nada tiene que ver con los ricos ropajes de los soldados o de las capas y brocados de Caifás y su acompañante.
El sumo sacerdote judío se rasga las vestiduras y se descubre el pecho lleno de rabia, muy caracterizado en los rasgos de su cara y en su reacción, el grupo de la izquierda sigue el dinamismo y tensión de la escena, aunque Cristo se muestra mucho más estático, maniatado y sin apenas afectación en su rostro.
Caifás era saduceo, por tanto, no creía en la resurrección de los muertos, y su acompañante muestra esa rabia ante Jesús, le increpó con furor.
Caifás aborrecía a Jesús porque amenazaba su buena posición con los romanos, de ahí, su famosa frase: "...conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación".
El veredicto estaba listo antes que Judas recibiera dinero por venderlo; antes que los testigos recibieran dinero para ejercer el derecho a mentir, y obviamente antes que el Sanedrín votara condena… porque jamás se votó.
Caifás tenía ante sí un condenado sin nada condenable, y perdió los estribos, como su acompañante: “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron puñetazos, y otros le abofeteaban…” (Mateo 26: 63 – 67).
La condena no fue fruto de un proceso, sino fruto de una mente criminal que condenó a un hombre que dijo la verdad. Pero las autoridades religiosas, es obvio, no podían aplicar la pena de muerte. Y como Caifás no se conformaba con menos que la pena capital, hubo que llevarlo para que Poncio Pilato firmara una sentencia de muerte aprobada por Caifás, Anás y los corifeos.
Un beso, querida amiga. :)