domingo, 30 de agosto de 2015

Sobre la amistad digital




Un artículo muy interesante:


No existe la amistad digital



Dejemos de engañarnos y falsear tristemente las palabras. Asumamos la cruda realidad y despertemos del apacible sueño de la caverna. No existe la amistad atrapada en el mundo digital. Ni tampoco sirve para mantener un trato más cercano con nuestros verdaderos amigos. ¡Cómo vas a conocer a alguien de verdad y dejarte conocer como eres! Lo único que hay en la red es puro egoísmo, emocional nostalgia de sí mismo cuando no se ha dedicado suficiente tiempo a conocerse y quererse bien. Para lo único que vale todo es para la distracción y la dispersión. Es más, convencidos como estamos, ¡corramos a decírselo a los jóvenes, eduquemos en el miedo al infierno digital, que sí que existe!


El abrumador discurso de los realistas desenfadados, sin pelos en la lengua, me cansa. Viven atrapados en un mundo triste, donde todo es del color de su negra mirada. Lo digo sinceramente: “Quien no haya hecho experiencia de amistad en la red, no ha hecho verdadero uso ni de la red ni del mundo en el siglo XXI”. Quizá no le interese, lo cual me parece legítimo. Pero mucho me temo que estas críticas desaforadas rebajan la intensidad humana de la red, que tantos otros defendemos y buscamos, e incluso queremos propiciar y profundizar con naturalidad.
Me niego rotundamente a que el único verbo que tenga cabida en la red sea "usar" (medios, productos, instrumentos, aparatos, herramientas) y rebajar, cuando no vaciar de sentido, la dignidad y la presencia de las personas en la red. Esto es un mundo, una nueva forma de estar en él. 
Efectivamente, la amistad digital se quedará en eso meramente hasta que no haya desdigitalización (a ver si dejamos atrás lo de “virtual” y “desvirtualizar”). Dicho de otro modo, podemos dar más pasos en la amistad fuera de la red. No significa que por ello no sea auténtico, sincero y real aquello que se mueve en internet. ¿Se puede conocer a alguien a través de las redes sociales? ¿Puede alguien darse a conocer, entablar diálogo con alguien en principio lejano, distante, desconocido o poco conocido? ¿Cabe profundizar en el trato a través de la red, mostrarse cercano, ayudarse mutuamente, ser útil, enriquecerse? ¿O todo cae del lado del anonimato, la falsedad, el engaño, la ocultación, la doblez y la esquizofrenia entre presencial y digital? ¿No es acaso una forma de estar en el mundo, que hay que descubrir igual que se desvela el resto del mundo? Estas son las preguntas clave que hay que afrontar. Y en las que hay que educar sinceramente.
Dicho sea de paso, los adolescentes –maravillosos y entregados tantas veces- tienen problemas con sus relaciones y la amistad tanto en lo digital como en clase, en el fútbol, en la academia, de vacaciones o donde sea. ¡Están aprendiendo! Lo que no me entra en la cabeza es que adultos, con una estructura presencial más consolidada, se comporten como niños y adolescentes en las redes sociales. Y todo siga igual, sin aprendizaje.
Abogar por la amistad digital es humanizar la red, darle rostro, forma personal. Es uno de los nudos gordianos por desentrañar, que pueden quedar en nada, en posibilidad pasajera si mantenemos ciertas opiniones y éstas sustentan nuestra vida. La alternativa al pesimismo digital rampante, que vuelve a destruir la posibilidad de fraternidad, viene de la mano de grandes ideales: cultivar el trato cercano, la preocupación por otro y no el “uso de los demás”, tejer comunidad en la red, enriquecerse con los intereses y perspectivas de los demás, atender con solicitud en lo que se pueda, hacer el bien, buscar la verdad en compañía, extirpar la triste soledad de la vida moderna, mostrar pasión por la vida, por lo que hacemos, por las tareas cotidianas, comunicar y comunicarse, abandonar máscaras que nos ocultan y conocernos a nosotros mismos mejor, ser auténticos, construir un mundo mejor, alejarse lo más posible de las indiferencias sembradas por la modernidad y el egoísmo del desarrollo. Quizá, me pregunto y me digo, muchas de estas cosas puedan venir de este nuevo mundo digital en el que nos vemos irremediablemente inmersos. Ahora bien, toda amistad tiene sus inicios, siempre precarios y débiles. ¡Yo apuesto por ello! ¡Y quisiera educar en ello!
Que conste que este asunto nada tiene de vulgar, ni infantil. Es piedra angular de un proyecto más grande, de la preocupación por la vida misma, de la necesaria búsqueda del bien, de la justicia, del desarrollo tecnológico-humano. Condenada al ostracismo la posibilidad de amistad digital quedaría un desierto de soledades e individualidades, destronaríamos de este mundo la primacía esencial de la persona en toda realidad. 


Os dejo con una colección de enlaces sobre este asunto, de otros lugares de la red: (1) Interesante ponencia de Jesús Pernas, gran maestro y amigo, en el III Congreso de Excelencia Educativa. Por aquí hay que trabajar y construir, sin remilgos. (2) Sobre las condiciones de la amistad digital. Seguramente ninguna sea totalmente nueva para vosotros. Ahí las dejo, para la reflexión personal. Siempre viene bien volver a cosas esenciales. (3) La amistad no es lo que era. Una reflexión pesimista -cuando no pésima- sobre lo que hablamos. Escrito en 2012, ha tenido tres años para cambiar de parecer y corregirse. (4) Un estudio sobre jóvenes, redes sociales y construcción de la identidad. No os dejará indiferente. Al menos nos ayuda a tomar conciencia de su esencial relevancia actual. (5) Elena Medel, escritora, literaliza sobre los adolescentes y las ventanas que abren en el mundo digital. Me parece un tanto oscuro, quizá contagiado del pesimismo. Y a la par muy valioso, porque estos jóvenes también existen. (6) ¿Cambiarán las redes sociales el concepto de amistad? Una reflexión muy actual. Me quedo con la pregunta, no la final. (7) Las redes sociales reducen la posibilidad de pensar antes de actuar. Para pensar. Y educar, por tanto. (8) ¿Están los medios sociales distorsionando la amistad? De nuevo, la misma pregunta, idéntico enfoque. Ya digo que deshumaniza, no educa. (9) Cinco formas de arruinar una amistad a través de la red. E insisto, perdonad si soy pesado, que quizá sea verdad pero esto no educa. Lo único que señala es que algunos "usan mal", no saben estar.





8 comentarios :

  1. Es cierto. Pero yo me alegro mucho de estar contigo, querida amiga.
    Te valoro, te añoro. Un abrazo muy fuerte.

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    1. ¡Hola, Marian!
      Gracias, querida amiga, lo mismo te digo.

      Es muy bueno este artículo y estoy completamente de acuerdo, lo digo por propia experiencia: “Quien no haya hecho experiencia de amistad en la red, no ha hecho verdadero uso ni de la red ni del mundo en el siglo XXI”. Abogar por la amistad digital es humanizar la red, darle rostro, forma personal.

      Muchos besos, con mucho cariño, y me alegro mucho de verte.

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  2. Querida Rosa: Necesitaría tiempo para leer un poco más despacio este artículo. Sin pararme mucho me sale decir, que no todo seudónimo (como es mi caso) obedece a malas intenciones, en mi caso y dada mi condición de vida, prefiero usarlo, y con el tiempo me doy a conocer, pero por e-mail. No creo ser bueno ir aireando la vida propia y se sabe que lo que se pone en la red, ahí queda. Y este método me ha funcionado, y he hecho verdaderas amistades. Una señora, vino a verme desde Sevilla, que es cruzar España por saludarme y seguir nuestra amistad poniendo rostro. Este verano vi a una joven que conocía por su blog, con ocasión de que estuve visitando a mi madre y continuamos la relación. Creo que si bien es cierto que se debe educar a los jóvenes en este medio, no por ello debemos demonizar las cosas, sino saberles dar en la vida el lugar que les corresponde. No sé si logro decir algo con sentido.
    Te considero una persona cercana y entrañable y ¿por qué no? amiga. El Señor termine la obra comenzada.
    Un abrazo en Cristo.

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    1. Querida Caminar: comprendo muy bien todo lo que me dices y claro que se hacen verdaderas amistades, lo explicas perfectamente, con todo el sentido. También lo tengo comprobado.

      También te considero una amiga, desde el principio te noté muy cercana, sin necesidad de conocerte personalmente. Cuántas veces me has ayudado con todo lo que compartes. Vuestro testimonio de vida es siempre una riqueza para todos. Gracias por estar en la red.
      Como muy bien dices, que el Señor termine la obra comenzada.

      Acabo de ver una película que me ha emocionado, la voy a dejar. Es maravillosa.

      Un beso y un abrazo en Cristo, mi querida amiga.

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  3. Totalmente de acuerdo con el artículo y con lo que dices en tu respuesta al comentario de Marián.
    Se puede conocer alguien interiormente, sólo con leerla diariamente, no se puede estar fingiendo sine die.
    Un beso Rosa, amiga virtual.

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    1. Claro que sí, querida Tracy, gracias a ti y a Pilar comencé a moverme más en la red. Lo recuerdo perfectamente. Tu presencia diaria es un regalo para todos. Te considero una amiga, sin duda alguna. No, no se puede fingir, es algo que se nota.

      Es un buen artículo, muy claro y didáctico.

      Un beso fuerte, Tracy, querida amiga.

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  4. Las amistades virtuales o presenciales se dan cuando hay ese "algo"; una conexión, un sentir...
    Para ilusiones o desilusiones tanto da ver a la persona o leerla.
    Cierto es que el anonimato en red da para mucho engaño. Pero todo acaba viéndose.

    Besos, querida Rosa

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    1. Sí, es cierto lo que dices, es algo que se nota. Todo acaba viéndose.

      Un beso grande, querida Verónica.

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