Numerosos son los actos que se han venido celebrando a lo largo de este 2015 para conmemorar el V centenario del nacimiento de Santa Teresa, siendo uno de ellos el que, a modo de recital poético-musical, ofrecieron el 4 de diciembre, en León, la conocida periodista y durante muchos años corresponsal de TVE en Italia y el Vaticano, Paloma Gómez Borrero, quien, para esta ocasión, estuvo acompañada por el barítono Luis Santana y por el pianista Antonio López.
El programa: ‘Una castellana vieja y recia de nombre Teresa’, incluyó el recitado de poemas de la santa de Ávila, por parte de Paloma, y la interpretación de composiciones vinculadas a santa Teresa de autores contemporáneos como Javier Centeno, Miquel Ortega, Antón García Abril. Jacques Berthier, Víctor Carbajo, Carlos Hacar, Ángel Barja, David Rivas, Antonio López, Ernesto Montsalve, Amadeo Vives, Federico Mompou y Francisco Palazón.
El programa: ‘Una castellana vieja y recia de nombre Teresa’, incluyó el recitado de poemas de la santa de Ávila, por parte de Paloma, y la interpretación de composiciones vinculadas a santa Teresa de autores contemporáneos como Javier Centeno, Miquel Ortega, Antón García Abril. Jacques Berthier, Víctor Carbajo, Carlos Hacar, Ángel Barja, David Rivas, Antonio López, Ernesto Montsalve, Amadeo Vives, Federico Mompou y Francisco Palazón.
El recital tuvo lugar en la sala de la Fundación Eutherpe. Un lugar acogedor, como en familia.
Os dejo una pequeña muestra con lo que he podido encontrar. No es el recital original, la música la interpretó el barítono Luis Santana, acompañado al piano por Antonio López. Incluyo algunos de los poemas de santa Teresa:
Os dejo una pequeña muestra con lo que he podido encontrar. No es el recital original, la música la interpretó el barítono Luis Santana, acompañado al piano por Antonio López. Incluyo algunos de los poemas de santa Teresa:
Véante mis ojos, dulce Jesús bueno...
Véante mis ojos, dulce Jesús bueno;
véante mis ojos, muérame yo luego.
Vea quién quisiere rosas y jazmines,
que si yo te viere, veré mil jardines,
flor de serafines; Jesús Nazareno,
véante mis ojos, muérame yo luego.
No quiero contento, mi Jesús ausente,
que todo es tormento a quien esto siente;
sólo me sustente su amor y deseo;
Véante mis ojos, dulce Jesús bueno;
véante mis ojos, muérame yo luego.
Siéntome cautiva sin tal compañía,
muerte es la que vivo sin Vos, Vida mía,
cuándo será el día que alcéis mi destierro,
veante mis ojos, muérame yo luego.
Dulce Jesús mío, aquí estáis presente,
las tinieblas huyen, Luz resplandeciente,
oh, Sol refulgente, Jesús Nazareno,
veante mis ojos, muérame yo luego.
¿Quién te habrá ocultado bajo pan y vino?
¿Quién te ha disfrazado, oh, Dueño divino ?
¡Ay que amor tan fino se encierra en mi pecho!
veante mis ojos, muérame yo luego.
Gloria, gloria al Padre, gloria, gloria al Hijo,
gloria para siempre igual al Espíritu.
Gloria de la tierra suba hasta los cielos.
Véante mis ojos, muérame yo luego. Amén.
Te recordé mucho, Ángel, no sabía que habías musicado este poema de santa Teresa. Fue emocionante.
Otro de los poemas musicados por Ángel Barja, Si el padecer con amor.
Un poema muy curioso: La mala gente a la que se refiere santa Teresa, eran los piojos. Parece ser que la túnica de las carmelitas, un sayal de tela áspera y gruesa, fue un lugar que los piojos visitaron en más de una ocasión. Se produjo una epidemia y santa Teresa escribió este poema pidiendo ayuda al Señor par librarlas de la mala gente:
EN DEFENSA DEL SAYAL
Pues nos dais vestido nuevo,
Rey celestial,
Librad de la mala gente
Este sayal.
Hijas, Pues tomáis la cruz,
Tened valor,
Y a Jesús, que es vuestra luz,
Pedid favor;
El os será defensor
En trance tal.
Librad de la mala gente
Este sayal.
Inquieta este mal ganado
En la oración,
El ánimo mal fundado
En devoción;
Mas en Dios el corazón
Tened igual.
Librad de la mala gente
Este sayal.
Pues vinistes a morir,
No desmayéis,
Y de gente tan cevil
No temeréis.
Remedio en Dios hallaréis
En tanto mal.
Pues nos dais vestido nuevo,
Rey celestial,
Librad de la mala gente
Este sayal.
Una canción dirigida a santa Teresa, Enséñanos el amor, musicada por F. Palazón y con texto de José Luis Martín Descalzo.
Margarita Morais, carmelita
Sobre su actuación en la sala Eutherpe Paloma aseguró sentirse orgullosa por el «grandísimo prestigio» que tiene. "Es un honor que nos hayan invitado. Estar en Eutherpe es como cuando en la ópera tienes que pasar el exámen de la Scala de Milán. Margarita Morais siempre tiene el nivel de exigencia muy alto, por eso que haya pensado en nosotros en un auténtico lujo".
Amante confesa de León, Paloma ha visitado la ciudad en numerosas ocasiones a lo largo de su vida. "León sencillamente me entusiasma. Hay pocas ciudades que encierren tanto arte, tanta belleza y algunas veces tanto frío (risas). Además, esta ciudad marca la historia de España. He ido muchas veces y nunca me cansaré de volver". "Es una ciudad en la que me encuentro más a gusto que en mi querida Roma, es muy acogedora", nos dijo.
Música, Eutherpe y Margarita Moráis, son sinónimos de trabajo, calidad y rigor en todo el ámbito musical de este país. Una persona exquisita, podéis conocerla en esta entrevista.
Sala Eutherpe
Dos anécdotas que nos contó Paloma, vividas en dos de sus viajes acompañando al entonces papa Juan Pablo II. El Papa, nos dijo, llevaba a su Polonia natal muy dentro.
Una de ellas sucedió en su visita oficial a Cracovia (Polonia), durante el régimen comunista, donde estaba terminantemente prohibido cualquier signo público alusivo a la Cruz.
Se permitió oficiar una Misa. Se congregaron en la Plaza de la Victoria para celebrarla. Las autoridades no dejaban que se congregara mucha multitud. La gente que no pudo acceder a la plaza, se unió en pequeños grupos diseminados por toda la ciudad.
Se permitió oficiar una Misa. Se congregaron en la Plaza de la Victoria para celebrarla. Las autoridades no dejaban que se congregara mucha multitud. La gente que no pudo acceder a la plaza, se unió en pequeños grupos diseminados por toda la ciudad.
Al llegar la homilía, Juan Pablo II dijo que el mayor crimen que se puede cometer contra el hombre es quitarle a Cristo. La gente congregada comenzó a aplaudir. Uno de los cardenales, temiendo represalias de Moscú, les indicó con un gesto que cesaran los aplausos. Y, de repente, comenzaron a sonar aplausos desde todos los rincones de la ciudad. Se prolongaron durante más de 20 minutos, sin descanso.
Al finalizar la Misa, una anciana se acercó al Papa; no estaba previsto en el programa, y por lo que podíamos entender, solo le decía: "Gracias, soy Edith, gracias, soy Edith". Notábamos que el Papa la acogía con inmenso cariño.
Cuando terminó, nos acercamos a ella para conocer su identidad. Nos contó que era una superviviente de Auswhwitz. Toda su familia, padres y hermanos, habían muerto allí. Cuando liberaron a los supervivientes, la Cruz Roja les ofreció trasporte en tren y refugio. Ella, una niña entonces, se quedó sentada en un banco en el andén de la estación.
Pasó un hombre y le preguntó el porqué no guardaba cola para subir al tren. La niña respondió que quería morir, no tenía a nadie y no deseaba coger ese tren. El hombre le preguntó su nombre, y ella le contestó con un número, con el mismo que era nombrada en Auswhwitz. El hombre insistió hasta conocer su nombre verdadero. Me llamo Edith, respondió la niña.
Pasó un hombre y le preguntó el porqué no guardaba cola para subir al tren. La niña respondió que quería morir, no tenía a nadie y no deseaba coger ese tren. El hombre le preguntó su nombre, y ella le contestó con un número, con el mismo que era nombrada en Auswhwitz. El hombre insistió hasta conocer su nombre verdadero. Me llamo Edith, respondió la niña.
El hombre le dijo que tenía que vivir por su familia, así su familia viviría en ella. Poco a poco la fue convenciendo hasta acercarla a la cola del tren. Al despedirse, Edith le miró y le preguntó: ¿cómo te llamas?, y él contesto: Karol Wojtyła (el futuro Juan Pablo II).
Otra de las anécdotas sucedió en su visita oficial a España. Paloma nos dijo que el Papa la quería muy especialmente, que san Juan de la Cruz y santa Teresa siempre fueron una referencia para él.
Dos días antes de realizar la visita, Paloma recibió un correo de un chico de Valladolid, Víctor, en él le contaba que estaba gravemente enfermo, era como su carta de despedida. Le decía que era estudiante de Medicina, que pertenecía a la tuna de su facultad. Su ilusión era entregar su capa de tuno al Papa cuando viniera a España y, por este motivo, se dirigía a Paloma. Para entonces, proseguía, el ya no estaría.
El viaje estaba programado al milímetro. No parecía que hubiera ocasión de poder cumplir el deseo de Víctor. No obstante, Paloma guardó la carta.
Ya en el avión, el Papa hizo llamar a Paloma. Era algo no habitual durante los viajes. Pero en aquella ocasión sucedió. Paloma le entregó la carta y le dijo que era muy importante que la leyera antes de bajar del avión y dar comienzo a los actos del programa oficial.
Al bajar del avión, una señora se acercó al Papa y le entregó una capa de tuno, que él recibió sabedor del contenido de la carta. La señora no era otra que la madre de Víctor.
El recital terminó con los conocidos versos de santa Teresa, Nada te turbe:
El recital terminó con los conocidos versos de santa Teresa, Nada te turbe:
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.
Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.
Una tarde maravillosa.
Interesante entrada, querida Rosa.
ResponderEliminarCómo me hubiera gustado estar allí...
Besos!!!
Y a mí que hubieras estado :))
Eliminar¡Muchos besos!!!
Como he disfrutado con este relato tan completo. Es una maravilla. Que suerte la tuya y la nuestra al poder leerte.
ResponderEliminar"Veante mis ojos" lo cantabamos en el colegio. Las religiosas, sin ser teresianas, eran muy de Teresa. Y en Literatura veiamos todas sus poesias.
Que bien estaria Paloma recitandolas, con esa voz que tiene.
Las anecdotas de Edit y la capa del tuno son p
Se me fue el comentario sin terminar, queria decir que lo contado de Juan Panlo II es muy de el.
ResponderEliminarMe alegro mucho de tu asistencia a este homenaje a la Santa mas grande de España
Besiños querida Rosa
Seguro que te hubiera encantado.
EliminarPaloma recita muy bien, es una persona encantadora, muy sensible y cercana. El ambiente de esta sala, tan recogida, invita a saborear la música. Margarita realiza un trabajo inmenso.
Las anécdotas del Papa me parecen preciosas, muy de él, sí.
Besiños, espero que estés bien.
Veo que escribes perfectamente desde el móvil.
Muy bonita entrada, se percibe que disfrutaste, y yo disfruto leyéndote.
ResponderEliminarGracias Rosa