Modelo de profesor, de persona. Maestro. Escuchando, parece que estoy nuevamente en el aula con él. Mi antorcha como docente. Sus clases eran un oasis, siempre pendiente de sus alumnos. Riguroso, apasionado por la docencia, sabio, humilde, un hombre comprometido con su tiempo, con las personas. Hombre de fe que transmitías con tu ejemplo, atento a los humildes, a los más necesitados ...
Siempre abierto a los demás, sabías escuchar, te parabas a escucharnos ...
Un Maestro. Catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Oviedo, párroco en distintos lugares, visitabas también a los presos en la cárcel, investigabas, nos ayudabas a pensar sin presiones, dirígías tesinas, tesis, ponencias, nos animabas, nos alentabas, con rigor y con cariño. Una de las personas que más ha influido e influye en mi vida.
Recuerdo sus primeras recomendaciones de lectura: Combates por la Historia, de Lucien Febvre, y ¿Hacemos tabla rasa del pasado?, de Jean Chesneaux; el posterior análisis en clase, fue para mí el descubrimiento de una historia viva, porque a ti te debo mi pasión por la Historia, por la investigación histórica y mi pasión por la docencia.
Gracias, Javier, cada día de mi vida te recuerdo y jamás olvido todo lo que me enseñaste, mi querido Maestro ...
Es muy importante conocer nuestras raíces, un pueblo que no conoce su historia, es un pueblo amnésico, y la amnesia es muy mala para poder andar por la vida, nos dice Javier ...
Nos enseñaste a analizar con rigor a corto plazo y a mirar con esperanza a largo plazo ... y ahí sigo, Javier ... nunca olvido el cariño con el que te referías a tu 'aldea natal', a tu tierra asturiana (que también la siento mía), cómo amabas tus raíces y cómo nos elevabas a contemplar más allá ...
Gustavo Bueno, catedrático de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Universidad de Oviedo, desde 1960 hasta 1998. A partir de esta fecha, desarrolló su labor en la Fundación Gustavo Bueno, que tiene su sede en Oviedo.