Sí, también lo creo, puede conducirnos a una epifanía ... Estos aforismos no tienen desperdicio, es genial, se encuentran en su obra 'Escolios a un texto implícito'.
Gómez Dávila pasaba gran parte del día encerrado en su biblioteca particular, agazapado entre sus más de 30.000 libros, a pesar de que calculó que una vida daba para leer sólo 10.000. Pero un accidente le separó del mundanal ruido y prefirió refugiarse en la compañía literaria, ocho horas diarias. A pesar de eso, se divertía afirmando que “La lectura aboba al bobo”.
Fruto de esa voracidad literaria, nacieron sus famosos 'escolios', reflexiones extraídas de sus miles de lecturas que condensaba en apenas una frase, y que se lanzó a escribir cuando ya pasaba de los cincuenta. Píldoras en las que lanzaba ideas sobre el mundo, en los que abordaba desde la religión –“Dios es la verdad de todas las ilusiones”, decía- hasta el paso del tiempo -“Ningún pasado es ideal. Pero sólo del pasado surgen ideales que no sean linfáticos, ideales con sangre en las venas”. "Lo contrario de lo absurdo no es la razón sino la dicha".
Le han calificado como el 'reaccionario perfecto', difícil de clasificar. Hay varias páginas sobre ellos, se encuentran con facilidad.
Un beso, Maite. La ventana también me encanta, puedes llevarla, ya lo sabes ...
Qué bonita lluvia...
ResponderEliminarYa estoy más conforme, aunque no sé nada, Dios dirá...
Besiños de lunes, querida Rosa
Vale, me alegro de que estés mejor, confía ...
EliminarUnidas en la oración.
Besiños de lunes, querida Militos.
Sí, creo que el arte es una manifestación...
ResponderEliminarBesos, Rosa. Esa ventana me encanta
Sí, también lo creo, puede conducirnos a una epifanía ...
EliminarEstos aforismos no tienen desperdicio, es genial, se encuentran en su obra 'Escolios a un texto implícito'.
Gómez Dávila pasaba gran parte del día encerrado en su biblioteca particular, agazapado entre sus más de 30.000 libros, a pesar de que calculó que una vida daba para leer sólo 10.000. Pero un accidente le separó del mundanal ruido y prefirió refugiarse en la compañía literaria, ocho horas diarias. A pesar de eso, se divertía afirmando que “La lectura aboba al bobo”.
Fruto de esa voracidad literaria, nacieron sus famosos 'escolios', reflexiones extraídas de sus miles de lecturas que condensaba en apenas una frase, y que se lanzó a escribir cuando ya pasaba de los cincuenta. Píldoras en las que lanzaba ideas sobre el mundo, en los que abordaba desde la religión –“Dios es la verdad de todas las ilusiones”, decía- hasta el paso del tiempo -“Ningún pasado es ideal. Pero sólo del pasado surgen ideales que no sean linfáticos, ideales con sangre en las venas”.
"Lo contrario de lo absurdo no es la razón sino la dicha".
Le han calificado como el 'reaccionario perfecto', difícil de clasificar.
Hay varias páginas sobre ellos, se encuentran con facilidad.
Un beso, Maite.
La ventana también me encanta, puedes llevarla, ya lo sabes ...
Y tanto que lo es!!!
ResponderEliminarBesos, querida Rosa.
¡Me alegro de que te guste!
EliminarUn beso, querida Verónica.