J. M. W. Turner
"Todos los días deberíamos escuchar un poco de música, leer una buena poesía, ver un cuadro bonito y, si es posible, decir algunas palabras sensatas".
Johann Goethe
A mí dejadme así, cerca del fuego.
Yo solo quiero que mi vida sea
como un pueblo humeando pensativo
-la nieve en los tejados-
con su mañana llena de balidos
y del olor caliente de la panadería.
Yo no quiero excelencias, ni mármoles, ni cifras.
Los libros no me sirven
si no me dejan contemplar la hierba.
Con esto me conformo, con el don de los días,
con los tenues manzanos florecidos,
con una voz sencilla que me diga
cerca del fuego cosas verdaderas.
Miguel d'Ors
Ahora los fuegos son de otro tipo.
ResponderEliminarExterminadores.
Y las voces han muerto.
Besos.
:))
EliminarNo, no han muerto, Toro. Un poema que leí hoy:
"Aprende a conocer y amar esta existencia
silenciosa, brutal, compleja, insuficiente:
con ese material - no hay otro para nadie-,
Virgilio, Dante, Shakespeare,
hicieron su trabajo."
José Cereijo.
Sigues haciendo tu trabajo, no te veo nada muerto :))
Un beso, Toro.
"Con esto me conformo, con el don de los días"
ResponderEliminarEs tan sencillo y me siento tan próxima a lo que expresa en el poema Miguel d'Ors.
Te dejo este poema(seguro que lo has leido) de Antonio Colinas,que ha recibido el premio Reina Sofía de poesía iberoamericana, me acordaba de ti cuando le entrevistaron en la radio por su nuevo libro Memorias del estanque:
FE DE VIDA
Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas).
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de orquídeas
en las calas olvidadas.
Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie de relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.
Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor.
o con la luz de todos los azules.
Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano como a un puñado de sal.
O de luz.
Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón —al fin— pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.
Sí, lo conozco y es maravilloso, lo he dejado en la montaña. Gracias.
EliminarTambién me siento muy próxima a lo que expresa Miguel d'Ors. Tan sencillamente.
Te regalo otro de Antonio Colinas:
Vuelve tu rostro hacia el muro, cierra
los ojos y los labios: sólo escucha.
¿Es que no oyes la música que sana?
¿Está dentro de ti y no la sientes?
¿No sientes cómo arrastra y te deshace
ideas y pasiones: tus heridas?
No es ella un palpitar de sangre, no es
la música que tiembla por tus nervios,
la música que suena por las venas,
el son del corazón bajo una mano.
Se trata de una música que arde
sin consumirse y que por siempre embriaga;
se trata de una música que suena
para aquel que no escucha, que el habla
a quien no habla y que muy dulcemente
le abre los ojos para siempre a aquel
que los tiene cerrados a la luz
porque se abisma en busca de otra luz.
Recógete, respira, pon tus manos
y tu frente encima de la piedra
y escucha el silencio, y escúchate.
¿No vas sintiendo suavemente cómo
es música secreta la que suena
fuera de ti ¡estando tan en ti!?
Tu música y la música del mundo
son una sola música, pero hay
que arder para encenderla en tu interior,
que ser llama que escucha el vendaval.
Es música que enciende en plenitud
por siempre al que en su noche preserva.
está dentro de ti: si das con ella
misteriosa resuena, ignota salva,
oscura te ilumina y te transforma
mientras que tú persigues cada día
músicas que jamás serán la música,
que al seguirlas te pierdes, no las oyes
aunque creas que oyes, y no saben,
aunque crean que saben, tus palabras.
Vuelve tu rostro hacia el muro, cierra
los ojos y los labios: sólo escucha.
¿Es que no oyes la música que sana?
Se trata de una música que está
dormida en tu interior, mas que despierta
con el silencio y arde muy adentro.
Si la oyeras, al fin conocerías
la alegría: el goce de ser llama.
Oirías el sonido de la luz.
Un beso, Maite.
Y una cita muy sugerente:
Eliminar«Así como sólo unas notas bastan para sugerir toda la melodía,
unos versos pueden dejar entrever todo el mundo del poeta».
ANTONIO COLINAS
La pintura de Turner es pura poesia transparencia y fuego que atraviesa la coraza mas dura
ResponderEliminarBediños Rosa, buenas noches nos de Dios
Buenas tardes nos dé Dios, mi querida amiga.
EliminarBesiños del alma.
Todo se moderniza ,pero a veces tanto que ya ni nosotros mismos nos entendemos.
ResponderEliminargracias querida amiga por tu visita que hasta ahora no la vi ...me ha cambiado todo el sistema windows que ni tengo nada en orden a mi modo ni lo encuentro ...a ti te vi ahora por casualidad muy pequeñita la letra que apenas te vi.
besitos
Un beso para ti, querida Marina.
EliminarLo importante es que nos seguimos viendo ... :)
Si así lo hiciéramos seríamos mucho más felices, y hablaríamos con el corazón. Gracias Rosa, me ha encantado. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarSí, Pepe, también lo creo.
EliminarUn fuerte abrazo para ti también. ¡Feliz fin de semana, Pepe!
"Todos los días deberíamos escuchar un poco de música, leer una buena poesía, ver un cuadro bonito y, si es posible, decir algunas palabras sensatas".
ResponderEliminarLos tres primeros son más o menos fáciles de conseguir, pero el último... no lo veo claro ;)
Maravillosa entrada y maravilloso acompañamiento musical, como es costumbre en ti.
Un abrazo, Rosa.
:)
EliminarSí, Eme, es más difícil de conseguir, también lo creo.
Eres muy agradecida :))
Un abrazo también para ti, Eme.
Feliz domingo.
Buenos días, Rosa:
ResponderEliminarCada día, todos, deberíamos ser felices. Al menos un ratito de 24 horas.
;)
Nos has dejado ilustración y música para ser dichosos al contemplar y escuchar.
El octavo verso del poema de Miguel d’Ors: “Los libros no me sirven”, personalmente, lo completaría:
Con un adjetivo para libros: “favoritos”
O introduciendo, “que tanto aprecio”, “de mi estima”...,
así :
…’Los libros, tan queridos, no me sirven’
O así:
…’Los libros, tan necesarios, no me sirven’
Abrazos.
:))
EliminarVale, anotadas quedan tus aportaciones.
Elijo:
’Los libros, tan queridos, no me sirven’, por ser endecasílabo.
Utiliza versos de arte menor, heptasilabos, y de arte mayor, endecasílabos y alejandrinos.
Un beso, Gelu. ¡Gracias!