Santa Teresa de Jesús. Sagrada Familia (Barcelona, España)
Fotografía: Jesús Grande
"Pues todo es nada, y menos que nada lo que se acaba y no contenta a Dios".
Sta Teresa de Jesús V. XX, 26
Una gota de santidad —decía Gounod— vale más que un océano de genio. Al santo no le añade ni le quita nada ser guapo o feo, docto o iletrado. Su grandeza es de un orden distinto.
"Existen tres órdenes de grandeza, dijo Pascal en un célebre pensamiento. El primero es el orden material o de los cuerpos: en él sobresale quien tiene muchos bienes, quien está dotado de fuerza atlética o de belleza física. Es un valor que no hay que despreciar, pero es el más bajo. Por encima de él está el orden del genio y de la inteligencia, en el que se distinguen los pensadores, los inventores, los científicos, los artistas, los poetas. Este es un orden de calidad diferente. Al genio no le añade ni le quita nada ser rico o pobre, guapo o feo. La deformidad física de su persona no quita nada a la belleza del pensamiento de Sócrates y de la poesía de Leopardi.
El valor del genio es ciertamente más elevado que el precedente, pero no es aún el supremo. Por encima de él existe otro orden de grandeza, y es el orden del amor, de la bondad (Pascal lo llama el orden de la santidad y de la gracia). Una gota de santidad —decía Gounod— vale más que un océano de genio. Al santo no le añade ni le quita nada ser guapo o feo, docto o iletrado. Su grandeza es de un orden distinto.
El cristianismo pertenece a este tercer nivel. En la novela Quo vadis, un pagano pregunta al apóstol san Pedro, recién llegado a Roma: “Atenas nos ha dado la sabiduría, Roma el poder; vuestra religión, ¿qué nos ofrece?». Y Pedro le responde: –¡el amor!–”. El amor es lo más frágil que existe en el mundo; se le suele representar como un niño, y lo es. Se le puede matar muy fácilmente, como se puede hacer con un niño [...] Pero sabemos por experiencia en qué se convierten el poder y la ciencia, la fuerza y el genio, sin el amor y la bondad".
Padre Raniero Cantalamesa, OFM, franciscano
M.Ruizanglada
"No hagamos torres sin fundamento, que el Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen; y como hagamos lo que pudiéramos, hará su Majestad, que vamos pudiendo cada día más y más, como no nos cansemos luego, sino que lo poco que dura esta vida, (y quizás será más poco de lo que cada uno piensa) interior y exteriormente ofrezcamos á el Señor el sacrificio que pudiéremos, que su Majestad le juntará con el que hizo en la Cruz por nosotras al Padre, para que tenga el valor que nuestra voluntad hubiere merecido, aunque sean pequeñas las obras".
San Pedro Poveda, Avisos espirituales de santa Teresa de Jesús, págs. 42-43
Tuvo lugar el 10 de mayo de 1984, Televisión Española había emitido poco antes, entre marzo y abril de ese año, la serie "Teresa de Jesús", de Josefina Molina.