sábado, 12 de julio de 2014

Sombra deliciosa





Carlo Dolci

 
 
¡Rezad el Rosario, predicad el Rosario, vivid el Rosario!


"Te doy gracias ¡oh Dios mío!, por haberme dado, por María, un medio de santificación tan excelente, una cadena amable para guiar mis pasos por la vida activa; una sombra deliciosa para abrigar mi corazón en la vida contemplativa.
No abandonaré jamás mi tesoro; toda mi vida, al contrario, la utilizaré con fe, ardor, perseverancia. Y, al final de mi vida, cuando ya no pueda consagrarme a las obras exteriores, cuando me sea imposible predicar, enseñar e incluso salmodiar, rezaré todavía el Rosario; y si ya no puedo hacerlo, al menos lo tendré entre mis manos o delante de mis ojos. El Rosario será, bajo diferentes formas, el alimento perpetuo de mi contemplación, mi recreo de todas mis horas, mi paciencia para sufrir, mi preparación para morir."

Amén.


Fr. Louis-Marie Ariño-Durand, O.P.
Homilía predicada en Toulouse, el 7 de octubre de 2007
 
 
 
Sábado, día del Rosario bloguero. 
 
 
 
 
 
 

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