Tiempo de nieblas. Catedral de León. Juan Ramón Alves Fernández
Ojivas deshojadas, veletas y buhardillas,
los soportales húmedos. Pienso en la fiebre lenta
del farol de esta noche. Hasta entonces qué sueño,
qué consuelo tener la luz en mi pupila.
¡Sonrosadas mejillas las de este amanecer!
¡El Bernesga se quiebra de frío entre los álamos!
Están puros los montes. Renquea por la cuesta
del callejón la vieja. Otra vez la campana
deja el tañido limpio, su cristal en mis labios.
¡Campanario aterido, pecho duro del alba!
Dentro del templo un lloro, una lágrima viva.
En las vidrieras arde toda la luz de invierno.
Deja, León, que ponga muy dentro de tu entraña
de piedra oscura un beso. (¡Cómo quema tu piel,
cómo da fuego el aire de la acacia desnuda!)
En la última llaga de tu ser, en la escarcha
de cada teja quiero dejar mi corazón.
Antonio Colinas
Es preciosa tu entrada...
ResponderEliminarMe encanta Colinas, lo refleja muy bien.
EliminarUn beso fuerte, Tracy.
Aquí el invierno es llevadero.
ResponderEliminarCada vez hace menos frío.
Ayer había gente jugando en la playa en camiseta...
Veo que ahí no es lo mismo.
Besos.
Aquí también, estamos acostumbrados al frío, es seco.
EliminarTambién hace cada vez menos frío, y no me gusta nada.
¿Ves?, no es normal.
No, no es lo mismo. Llegará la nieve, supongo...
Besos, Toro.
¡¡Feliz año Rosa, repleto de Amor !! Gracias querida amiga.
ResponderEliminarUn abrazo grande...!!!
¡¡Feliz para ti también, mi querida Marian!!!
Eliminar¡¡¡Muchos besos!!!