Dios y Señor mío, no sé a dónde voy.
No vislumbro el camino delante de mí.
Ni siquiera me conozco realmente a mí mismo.
Y el hecho es que pienso que cumplo tu voluntad,
pero no significa que realmente lo esté haciendo.
Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho hace que te agrade.
Y espero que nunca haré nada, aparte de ese deseo.
Y además estoy seguro que si hago eso,
me conducirás por el camino recto,
aunque yo lo desconozca por completo.
Me atrevo a decirte que quiero confiar siempre en ti.
Aunque más de una vez pueda parecerme que estoy perdido
y en sombra de muerte, no temeré porque tú estás siempre conmigo,
y nunca permitirás que me sienta solo en mis luchas.
Thomas Merton. Pensamientos en la soledad
Imagen: Alberto Durero. Manos orando
¿Quien no ha dicho alguna vez que no sabe donde va y que no vislumbra el camino?
ResponderEliminarTodos, Tracy, todos alguna vez lo decimos...es muy bonita esta oración...
EliminarUn beso muy fuerte.
Una preciosa oración, decorada con las manos que pintó el genial Durero, es perfecta la entrada. Me gusta mucho.
ResponderEliminarAmistosamente.