Miré las hojas del otoño
con la misma fascinación
con que se mira a un muerto.
Recordé un otoño
dentro de todos los otoños
y quise ser hoja,
volar ingrávida,
libre y ausente
en brazos del frío
aire de noviembre.
Gélida sensación
que llega y deja su impronta.
Verónica Calvo; Las pequeñas esencias (Recordé un otoño dentro de todos los otoños), 2014, 2de Letras, Poesía, pág. 32.
Maravilloso poema. Gracias, querida Verónica.
Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo; la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina. Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero: monumental, ardiente e impasible. Nunca se siente uno tan auténtico como bordeando esas fronteras biológicas: tienes una clara conciencia de estar viviendo algo muy grande.
Rosa Montero; La ridícula Idea de no volver a verte, 2013, Epub, p.10.
En los primeros días, la gente te dice: «Llora, llora, es muy bueno», y es como si dijeran: «Ese absceso hay que rajarlo y apretarlo para que salga el pus». Y precisamente en los primeros momentos es cuando menos ganas tienes de llorar, porque estás en el shock, extenuada y fuera del mundo. Pero después, enseguida, muy pronto, justo cuando tú estás empezando a encontrar el caudal aparentemente inagotable de tu llanto, el entorno se pone a reclamarte un esfuerzo de vitalidad y de optimismo, de esperanza hacia el futuro, de recuperación de tu pena. Porque se dice precisamente así: Fulano aún no se ha recuperado de la muerte de Mengana. Como si se tratara de una hepatitis (pero no te recuperas nunca, ése es el error: uno no se recupera, uno se reinventa).
Rosa Montero; La ridícula Idea de no volver a verte, 2013, Epub, p.77-78.
Nuestras pequeñas historias son integradas en la gran historia de Dios.
Henri J.M. Nouwen; Con el Corazón en Ascuas, Meditación sobre la vida Eucarística. Epub, p.99.
Buenos textos, Rosa.
ResponderEliminarMe encanta el poema de Verónica, un buen poemario.
EliminarUn beso fuerte, Tracy. Feliz fin de semana.
Querida Rosa
ResponderEliminarVenir a verte siempre me enriquece
Un Beso
¡Hola, querida Princesa!
EliminarGracias, por venir.
Un beso. ¡Feliz día!
Ay, Rosa, no quiero comentar nada, pero que maravilla saber que otras personas sienten lo mismo ante la muerte de un ser querido, sólo que saben explicarlo con más exactitud que tú.
ResponderEliminarEl poema de verónica es preciosos, no todos los otoños son iguales, siempre hay alguno especial.
Me encanta, que acertada tu entrada para noviembre, un mes que me gusta, pero me llena de nostalgia.
Un beso enorme, Rosa.
Sí, es un poema precioso, me llegó al alma... mirar y contemplar con fascinación...son vivencias tan hondas...tú las expresas igual en tus versos. Qué hermoso don el de la poesía...
EliminarEs un mes muy bonito noviembre, se celebra esta fiesta de Todos los Santos, que es preciosa ¡celebrar a todos juntos! Militos, les siento siempre a mi lado, en mi camino, a mi padre, a Hoja (me parece un santo), a mi querida Clarissa, compañeros de grupo, a tantos...Este día nos sirve para recordarlos aun más a todos... ¿verdad?
Un beso grande, ¡feliz día!
¡Es precioso! Noviembre es mi mes favorito. Me encantan los colores del cielo al atardecer. Y aunque aquí no se ven muchas hojas secas, el mar adquiere una tonalidad distinta que no sabría describir, pero que es subyugante.
ResponderEliminarFeliz fin de semana, querida amiga.
Un mes precioso, es verdad, el otoño en general; también son mis meses favoritos. Y comenzar noviembre con esta celebración, me encanta, me llena de energía... y muy cerquita la Navidad...contemplar el mar, tu mar, debe ser maravilloso...
Eliminar¡Un beso!, querida amiga. ¡Feliz día!
Muchas gracias, Rosa, por compartir ese poema en tu blog :)
ResponderEliminarCreo que es el que más me gusta, porque nació en un momento muy especial.
Ya sabes que "Las pequeñas esencias" nacieron en noviembre, que además, es mi mes favorito, así que todo un detalle que lo postees en noviembre.
En cuanto a los párrafos de Rosa Montero: grandes verdades. Y añado: llega un momento en que te dicen que ya no llores, como si molestaras o incomodaras.
Hay que llorar las penas. Así es.
Un beso enorme y gracias por tu generosidad!!!
¿Sabes?, me llegó muy hondo, fue una conexión total, también de un momento inolvidable, la muerte de mi padre, a mi lado.
EliminarTambién soy de noviembre. Qué cosas, ¿verdad?
Sí, cada uno lo pasa como puede, debemos respetarlo siempre.
Me ha encantado tu comentario. ¡Gracias! a ti, querida Verónica. Mucha suerte con tu poemario y tu obra, te lo deseo de corazón. Es un don precioso el que tienes.
Un beso enorme.